El proceso de enseñanza-aprendizaje en la adolescencia juega un papel crucial en el desarrollo intelectual en el ser humano. Por ello es necesario que el educador profesional conozca y domine esta información en su totalidad. Por aprendizaje significativo se entiende aquel en el que la nueva información se relaciona de manera sustantiva, es decir, no arbitraria, no al pie de la letra, con los conocimientos que el alumno ya tiene; produciéndose una transformación tanto en el contenido que se asimila como en lo que el estudiante ya sabía. En el extremo opuesto, el aprendizaje repetitivo se refiere a aquellas situaciones en las que simplemente se establecen asociaciones arbitrarias, literales y no sustantivas, entre los conocimientos previos del alumno y el nuevo contenido presentado.
La preocupación que lleva a autores como Ausubel a elaborar su propuesta es la escasa capacidad que se había mostrado para proponer teorías de la enseñanza. Mismas que estuvieran basadas en los conocimientos generados por las teorías de aprendizaje. Su interés se centra en analizar las características de los diversos tipos de aprendizaje que se producen específicamente en el marco escolar. Esto desde su potencialidad para construir conocimientos con significado para los alumnos. El proceso de enseñanza-aprendizaje en la adolescencia se posiciona con base en este argumento como uno de los más citados en la educación actual.
Con este objetivo, se postulan dos dimensiones de análisis: aprendizaje significativo versus aprendizaje repetitivo y aprendizaje por descubrimiento versus aprendizaje por recepción. Por aprendizaje significativo se entiende aquel en el que la nueva información se relaciona de manera sustantiva. Es decir, no arbitraria, no al pie de la letra, con los conocimientos que el alumno ya tiene; produciéndose una transformación tanto en el contenido que se asimila como en lo que el estudiante ya sabía.
Lo que ya se sabe y el deseo de aprender: condiciones para construir significados
En la teoría de la asimilación se identifican tres condiciones imprescindibles para que el alumno pueda llevar a cabo aprendizajes significativos. La primera se refiere a la necesidad de que el material nuevo que debe aprenderse sea potencialmente significativo. Esto desde el punto de vista lógico: que posea una estructura y organización internas, que no sea arbitrario.
En segundo lugar, el alumno debe contar con unos conocimientos previos pertinentes que pueda relacionar de forma sustantiva con lo nuevo que tiene que aprender; es decir, la información nueva debe ser relevante para otros conocimientos ya existentes. O, lo que es lo mismo, el contenido de aprendizaje debe ser también potencialmente significativo desde el punto de vista psicológico. Por último, es necesario que el aprendiz quiera aprender de modo significativo. Una vez más, es importante entender estos requisitos como un continuo, ya que en sus extremos son poco frecuentes.
En la medida en la que se organiza el material para destacar sus elementos de conexión con los conocimientos previos. Esto en la medida en que estos se activan en el proceso porque el aprendiz se esfuerza por establecer relaciones entre ambos, el aprendizaje será más significativo. Es un problema de grado, como es lógico, ya que el nivel de significatividad también lo es. La clave del aprendizaje significativo se encuentra en la medida en que se produce una interacción entre los nuevos contenidos, simbólicamente expresados; además de algún aspecto relevante de la estructura de conocimiento que ya posee el aprendiz con algún concepto o proposición que ya le es significativo. Está clara y establemente definido en su estructura cognitiva, y que resulta adecuado para interactuar con la nueva información.
Los procesos de asimilación de los nuevos contenidos
Como se ha señalado, el aprendizaje significativo supone vincular la nueva información con conceptos o proposiciones ya existentes en la estructura cognitiva del aprendiz. A estos conceptos Ausubel los llama inclusores. En este proceso interactivo se transforman tanto el nuevo conocimiento como el concepto de inclusor, produciéndose un nuevo significado fruto de la interacción entre ambos.
El inclusor cambia por la incorporación del nuevo material, y este a su vez se modifica por el efecto del inclusor que le sirve de anclaje; en lo que constituye una verdadera asimilación entre los significados nuevos y los previos. Mismos que produce el aprendizaje significativo y el fenómeno de la inclusión obliterativa. Este fenómeno explica cómo, por el proceso de interacción y asimilación que ha tenido lugar; esto cuando pasa cierto tiempo resulta imposible recordar la información tal y como se ha aprendido. Las nuevas ideas se han asimilado a los significados más estables de los inclusores y, poco a poco, tienden a hacerse indisociables de estos.
Explica también la funcionalidad de los aprendizajes realizados con un elevado grado de significatividad; la modificación que provocan en los inclusores, enriqueciéndolos y diferenciándolos, aumenta la potencialidad de la estructura cognitiva. Esto para incorporar nuevas informaciones similares, esto es, para continuar aprendiendo en diversas situaciones y circunstancias. Hay dos tipos de olvido según Ausubel. Uno que se produce por el hecho de haber ejecutado un aprendizaje de tipo repetitivo y memorístico (por ejemplo, repetir definiciones leídas que no se acaban de comprender).
El proceso de enseñanza-aprendizaje en la adolescencia: una revisión de la teoría treinta años después
En 1998, treinta años después de la publicación del primer libro de Ausubel, Novak escribe una obra: Conocimiento y Aprendizaje. En este texto, enfatizando ciertos aspectos e introduciendo nuevos elementos, se vuelve a presentar la teoría de Ausubel, revisada a la luz de recientes y relevantes marcos teóricos en psicología del aprendizaje y de la instrucción. Sin ánimo de entrar en profundidad en el contenido del libro, merece la pena señalar dos de sus aportaciones.
La primera se refiere a la visión más amplia que se ofrece de la naturaleza de los aprendizajes. Novak hace especial hincapié en la idea de que construir significados implica pensar, sentir y actuar, tres elementos que es preciso integrar para conseguir aprendizajes significativos, para generar nuevos conocimientos. Esta ampliación de los contenidos del aprendizaje resulta sin duda interesante, ya que una de las limitaciones de la versión original de la teoría reside, precisamente, en centrarse de forma casi exclusiva en el aprendizaje conceptual.
Sin embargo, la idea no termina de concretarse. Se alude a menudo a esta triple dimensión, pero no se profundiza en la especificidad que los procesos de aprendizaje previstos en la teoría pueden cobrar para cada uno de los casos. Si bien es razonable opinar que muchos aspectos serán comunes, no lo es menos que la peculiar naturaleza de lo cognitivo, lo afectivo y lo psicomotor se traduzca a su vez en aspectos diferentes en su génesis. Esta tricotomía tiene además la desventaja de ahondar en una disociación de los procesos psicológicos que se sabe inadecuada.
La orientación desde edades tempranas
Desde el comienzo de su vida, el ser humano es un receptor de información, misma que utilizará para tomar decisiones a lo largo de su vida. Por esta razón es importante que durante sus primeros años de vida, las personas que se encarguen de servir como tutores al mismo deben ser idóneas para ello. Este es puntualmente el caso del educador profesional, ya que es el quién será encargado de guiar al aprendiz en muchos aspectos dentro y fuera del aula.
TECH Universidad Tecnológica actualmente se posiciona como la mayor universidad virtual del mundo. Este título se ha logrado mediante el diseño de un amplio portafolio de servicios enfocado en el éxito laboral de su alumnado. Caso ejemplo de ello sucede al interior de su Facultad de Educación, donde se desarrollan posgrados tales como el Máster en Docencia Universitaria y el Máster en Enseñanza del Español como Lengua Extranjera. Sin embargo, para aquellos enfocados en la orientación profesional, no cabe duda que su mejor elección será el Máster en Formación y Orientación Laboral en Educación Secundaria (FOL).