El estrés es una problemática que atañe a la población en general, sin improbar el estado emocional que hayan llevado a lo largo de la vida. Por ello, en la actualidad se buscan nuevas maneras de enfrentar esta situación, de modo que se pueda mejorar la calidad de vida de las personas que viven afectadas por esta situación. A lo largo de este texto ahondaremos en las diferentes modalidades de estrés que rodean el estrés en distintos ámbitos de la vida, en especial en la terapia familiar.
Actualidad del estrés
El estrés técnicamente es el desgaste que tenemos tanto los seres vivos como las máquinas al funcionar, en nuestro caso al estar vivos, o con el paso del tiempo. En el estrés podemos diferenciar distrés que sería el estrés malo, el que nos agota, nos bloquea, nos satura o simplemente no nos permite ser eficaces. Y el estrés sano que denominamos eustrés, que nos mantiene en una actividad necesaria para poder vivos la vida que vivimos.
A la hora de definir que es la ansiedad, no ha existido un acuerdo absoluto incluso se confunde con otros términos como miedo, estrés, pánico, angustia, etc. Vamos a intentar clarificar estos conceptos. Hoy sabemos que el distrés se produce sobre todo ante acontecimientos nuevos, de los que no tenemos referencia de saber confrontar, o principalmente sobre aquellos acontecimientos que tenemos la sensación de ser ineficaces o incompetentes, es decir, nos distresa lo nuevo y todo aquello en lo que no nos sentimos capaces.
Por lo que respecta a la consecuencia del distrés, el trastorno fundamental es el estado de ansiedad. La ansiedad es experimentada por el ser humano a dos niveles: nivel psíquico, y nivel corporal o somático. Lo normal es que no podamos identificar con claridad cuál es el peligro. Instintivamente, la ansiedad se experimenta como un estado interno desagradable que tiene que ver con una expectativa de que pueda ocurrir algún acontecimiento espantoso, pero que no es posible predecir con certeza.
Ansiedad normal
Representa el estado de activación psicofisiológico normal ante ciertos estímulos, tanto internos como externos, para encarar un momento de preocupación o peligro real. Este estado remite tan pronto como se ha superado el acontecimiento o situación activadora.
La ansiedad, dentro de unos límites, prepara al organismo y mejora la respuesta para solucionar de forma adaptativa los problemas cotidianos. La ansiedad normal tiene, por lo tanto, una función adaptativa y rara vez, con este tipo de ansiedad, la persona percibe sensaciones en su organismo. Aquella aparece en el plano de los sentimientos psíquicos y surge dentro del ámbito de la libertad personal.
Si no tuviéramos constantemente niveles de esta activación estaríamos dormidos o tendríamos una relación interpersonal muy inhibida. Por lo tanto, para poder tener creatividad, para poder estar motivados, pensar, rendir en las tareas cotidianas y relacionarnos con otras personas, debemos tener ansiedad.
Ansiedad patológica
Ocurre cuando su intensidad o su duración traspasa los límites de la adaptación psicosocial. Se presenta de modo más somatizado, reduciendo la capacidad de relación o de rendimiento del sujeto y produciendo malestar y alerta vital. En el estado de ansiedad patológica encontramos frecuentes consultas del sujeto que la padece al especialista médico, porque tiene la impresión de que aquello que le ocurre está relacionado con una enfermedad somática. Interpreta que lo que siente representa el aviso de nuestro organismo de un trastorno coronario, respiratorio u otra enfermedad orgánica.
Además, la ansiedad patológica es más profunda, persistente y recurrente que la normal. Produce un deterioro psicosocial y fisiológico, aparece en el plano de los sentimientos vitales y reduce la libertad personal.
Estrés
Desde el punto de vista clínico hay autores que usan el concepto de estrés como estímulo o como respuesta. Tanto una posición como otra son correctas, aunque es preferible la utilización del concepto estrés como “respuesta del organismo ante un acontecimiento nuevo, intenso o duradero”. Tal como hemos indicado diferenciamos distrés de eustrés.
Ansiedad y angustia
De nuevo se encuentran dos términos que son utilizados prácticamente para explicar lo mismo. La palabra “Angustia” procede del latín, y significa angostura o dificultad. Nuestro diccionario lo define como aflicción o congoja, o bien como temor opresivo sin causa precisa.
El término angustia tiene expresión similar, en castellano, al término ansiedad, aunque si se quiere encontrar diferencias, la angustia será esa sensación somática vivida con inquietud, sobrecogimiento, inhibición y opresión, por lo tanto, es un término empleado para referirnos a la localización corporal de la ansiedad patológica, es por tanto más visceral (la colocamos en el cuerpo) que el concepto de ansiedad. La impresión de quien la padece es la de tener un nudo en la garganta, en el pecho o en el estómago, así como dificultad para seguir respirando a la vez que siente una opresión en el epigastrio o a nivel precordial.
El concepto de ansiedad es vivido como sobresalto, desasosiego, aceleración del tiempo, falta de aire, sensación de que algo malo puede ocurrir. La ansiedad se dirige más a los planos psíquicos, y suele estar vinculada con el futuro y el devenir.
Pánico
El término pánico en psiquiatría como un concepto vinculado al de angustia. En la versión inglesa del sistema diagnóstico DSM, se refiere a las crisis agudas de angustia. Etimológicamente pánico procede del término griego “Pan” quien, en la mitología, era un Dios menor de la naturaleza, que ocasionalmente lanzaba un grito sobrecogedor que producía, en quien lo escuchaba, un estado de terror que era llamado “pánico”.
Fobia
Fobia es un miedo irracional, no adaptativo, que no debe producirse debido a lo neutro del estímulo o lo poco dañino que en la realidad puede ser. Esta respuesta fóbica no favorece la capacidad de adaptación y produce un sentimiento en el plano de lo vital que hace dependiente al sujeto. De esta forma es habitual encontrar sentimientos de catástrofe o muerte en el momento que el sujeto se enfrenta con el estímulo fóbico.
Ansiedad endógena/Ansiedad exógena
La ansiedad exógena o reactiva estaría vinculada a lo que hemos definido anteriormente como ansiedad patológica. Tiene mayor carga en el aprendizaje, evoluciona influida por el ambiente, raramente reclama asistencia médica, es similar en ambos sexos y tiene buena respuesta con terapias psicológicas.
Los trastornos fóbicos simples y múltiples, la ansiedad generalizada, los trastornos por estrés postraumático y trastornos por estrés agudo junto con los miedos y la ansiedad adaptativa o no patológica, son trastornos y estados con etiología propia de la ansiedad exógena. Las estructuras neurológicas implicadas en este tipo de ansiedad son las límbicas y neocorticales.
Las crisis de ansiedad, la agorafobia con trastorno de ansiedad, los trastornos obsesivos-compulsivos y la fobia social, son trastornos que tienen sus bases neurológicas en el circuito del Locus Coeruleus y la Amígdala, realizando aferencias y eferencias con el sistema límbico y este con el neocórtex.
La activación de estas estructuras neurológicas puede causarse como respuesta a estímulos externos que son interpretados, por nuestro cerebro, como muy peligrosos o dañinos, aunque en realidad no lo sean. Pero en la mayoría de las ocasiones y de los sujetos este tipo de reacción de nuestro cerebro está ocasionado por fallos metabólicos, algunos de ellos ya predispuestos genéticamente.
Por lo tanto, este tipo de ansiedad, llamada paroxística o endógena, es diferenciada de la exógena al tener la primera una clínica más intensa y súbita. El tratamiento más utilizado para la ansiedad paroxística, en este momento, es el tratamiento mixto de psicoterapia y farmacoterapia
La necesidad de la cualificación profesional en la terapia familiar
Como lo hemos observado a lo largo del texto, el estrés se ha transformado a diferentes vertientes con variadas afectaciones a la salud. Por este motivo, es deber de los profesionales en el ámbito médico conocer los avances e innovaciones terapéuticas que puedan garantizar una calidad de vida óptima. En TECH Universidad Tecnológica ofrecemos el Máster en Terapia Familiar y Estrés más completo del mercado educativo. Nuestro programa proporciona contenidos de alta calidad que los cualificarán como expertos en la materia.
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