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Las adicciones son una de las principales problemáticas para los sistemas sanitarios. En la actualidad se han encontrado numerosos hallazgos para la mitigación de esta afectación, en especial desde el estudio de la neurobiología y el entendimiento de los procesos cognitivos. Sin embargo, aún es necesario conocer las bases neuronales que influyen en los circuitos de recompensa durante los procesos de adicción, a fin de que se logre identificar las propiedades gratificantes e la autoadministración que no necesariamente son exclusivas de la sensación de placer.  

Ahondando en este punto es necesario entender que la recompensa por sí sola no puede explicar la dependencia, que es el uso compulsivo y repetido de sustancias. Asimismo, es conveniente recordar que durante la vida hay personas que experimentan con una gran variedad de drogas que tienen el potencial de producir dependencia, pero no se hacen dependientes. Por lo tanto, se debe entender que para comprender la dependencia hay que entenderla como una compleja interacción entre factores psicológicos, neurobiológicos, genéticos y conductuales. 

Neurotransmisores implicados en las adicciones

Si bien el neurotransmisor por excelencia en las adicciones y que aparece en mayores ocasiones, es la dopamina, sin embargo, existen otros implicados en la acción de las diferentes sustancias. Dopamina. El objetivo del sistema de recompensa es que las conductas que le proporcionan placer a la persona se mantengan en el tiempo.  

El neurotransmisor más importante en este circuito es la dopamina. Parece que la Dopamina tiene como función principal la de avisar de que se va a producir una sensación placentera si se lleva a cabo una conducta concreta. La dopamina, por tanto, tendría una función anticipatoria al refuerzo y no intervendría en el proceso de refuerzo en sí, dicho de otra forma, la dopamina tendría influencia en la fase de anticipación del consumo, pero no en el consumo en sí, por lo que es posible concluir que los estímulos ambientales condicionados por los reforzadores primarios (droga) provocan una activación de la dopamina. 

 Los neurotransmisores implicados en el reforzamiento en sí serían otros a la luz de las investigaciones al respecto. Si al realizar una conducta, la persona vive una sensación positiva, la probabilidad de que dicha conducta que produce placer se repita se incrementa, de forma que se va estableciendo un patrón repetitivo y habitual en el individuo. Según los datos obtenidos en investigación con animales, la liberación de dopamina, en las primeras exposiciones a la mayoría de las drogas, experimenta un incremento. No así cuando el consumo es crónico, situación en la que dicha liberación es mínima.  

La importancia de la dopamina

La dopamina modula actividad neuronal por medio de dos grandes familias de receptores: D1 y D2: 

  •  Cuando la dopamina activa los receptores D1, se produce la enzima adenilato ciclasa que inicia variadas reacciones moleculares en la neurona. 
  •   Cuando la Dopamina activa los receptores D2, no se estimula la producción de dicha enzima y no se comienzan esas reacciones moleculares. 

 Pues bien, parece ser que un consumo crónico de drogas produce una reducción de receptores dopaminérgicos D2 y un incremento de los D1. Si la Dopamina permite anticipar, como ya se ha dicho, una sensación placentera si se realiza una conducta, este neurotransmisor está asociado a la aparición del deseo de consumir, mientras que la reducción de receptores D2 sean los responsables del mantenimiento de la conducta adictiva debido a que el consumo crónico produce una disfuncionalidad de la comunicación neural dopaminérgica que se hace cada vez mayor.

Esta situación a nivel neurotransmisor se traduce clínicamente en el efecto de lo que se denomina “tolerancia”: la necesidad de mayor sustancia para obtener un mismo efecto. La reducción de dopamina y los cambios que van ocurriendo en el cerebro, producen que se tenga que consumir más sustancia para conseguir el mismo nivel de placer o estimulación. 

Otros neurotransmisores

En los últimos años, se ha estado investigando sobre otros mecanismos de refuerzo al margen de la dopamina. Existe sustancia que actúan en otras regiones del sistema nervioso central a través de otros neurotransmisores. Estos sistemas modulan la dopamina y el circuito de recompensa. Entre los diversos sistemas investigados son importantes, dependiendo de la sustancia, los que se encuentran asociados a neurotransmisores gabaérgicos, opioides, noradrenérgicos, serotoninérgicos o glutamatérgicos. 

 Estos podrían modular el sistema mesoestriatal u otras áreas cerebrales que influyen, al mismo tiempo, en el sistema de recompensa. Se ha encontrado el papel relevante que tiene el glutamato en la adicción a las drogas, el de los componentes intracelulares de las vías de señalización (proteínas quinasas A y C, factores de transcripción) o el de los factores neurotróficos que estimulan la formación de nuevas sinapsis. 

Sustancias y neuroquímica

A continuación ahondaremos en algunas de las sustancias más comunes en el ámbito de las adicciones, profundizando en sus efectos bioquímicos para el cerebro desde el ámbito de la neurobiología:

Alcohol: El alcohol actúa en el cerebro incidiendo sobre los sistemas GABA, glutamato, dopaminérgico y opioide endógeno. No se conocen receptores específicos para el alcohol. Las interacciones del alcohol con dichos sistemas activan el sistema de recompensa, produciendo una sensación placentera mientras se consume alcohol.  

Tabaco: La nicotina actúa a través de los receptores colinérgicos de nicotina que estimula la liberación de dopamina que a su vez influirá en el núcleo accumbens. La nicotina además produce la liberación de otros neurotransmisores como el GABA, la serotonina, noradrenalina, péptidos opiáceos, Vasopresina y endorfinas. Otras sustancias del humo de tabaco aumentan la dopamina al disminuir la monoaminooxidasa (MAO) encargada de la degradación de la dopamina. 

 Cannabis: Ejerce su influencia sobre los receptores del sistema endocannabinoide (receptores CB1 del área tegmental ventral) que favorecen la liberación de Dopamina en el núcleo accumbens. Los receptores CB1 se han encontrado también en otras áreas del cerebro como los ganglios basales, el hipocampo, el cerebelo y la corteza cerebral.  

Cocaína y estimulantes: Estas sustancias actúan directamente en el sistema de recompensa, ejerciendo un potente efecto en el área tegmental ventral y núcleo accumbens. Su acción consiste en la inhibición de la bomba de recaptación de Dopamina, porque la exposición en el tiempo a esta sustancia es mayor. Esto produce una hipersensibilidad en los receptores D1 y D2.

 Drogas de diseño: El efecto de estas drogas es fundamentalmente serotoninérgico, aunque también actúa en receptores dopaminérgicos. El consumo de estas drogas produciría que las neuronas que vienen del área tegmental ventral libren Serotonina y Dopamina en el núcleo accumbens.  

Benzodiacepinas: Estas sustancias no ejercen su acción directamente en el circuito de recompensa. El consumo regular de las BZDs induce una regulación descendente del receptor GABA-A y la retirada brusca causa síndrome de abstinencia. El GABA es un neurotransmisor de acción inhibitoria y estas sustancias potencian la acción inhibitoria del GABA. 

La especialización profesional como eje de cambio desde la neurobiología

Como hemos tratado a lo largo de este post, hay múltiples factores que influyen en el desarrollo de las adicciones. En este contexto, la neurobiología se presenta como una excelente oportunidad de investigación y desarrollo de posibles soluciones a largo plazo; por este motivo la constante cualificación académica es una necesidad para los expertos del presente.

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