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El envejecimiento es un proceso natural y progresivo del ser humano. Es un proceso complejo que abarca cambios moleculares, celulares, fisiológicos y psicológicos, y resulta difícil establecer cuando acaba la edad adulta y comienza la vejez en función exclusiva de la edad cronológica. El aumento de la longevidad y la esperanza de vida en los países occidentales está dando lugar a un rápido crecimiento de la población mayor de 80 años, debido a la mejora de la calidad de vida, los cuidados sobre la salud y la nutrición en las personas de edad avanzada.
Una persona anciana permanece sana siempre y cuando su estado nutricional sea adecuado, este puede verse afectado por factores que puedan limitar las posibilidades de adquirir y preparar comida como pueden ser la disminución de la función visual, el aumento de alteraciones cognitivas, trastornos del equilibrio o la marcha, todos ellos, consecuencia del proceso de envejecimiento. Además, se produce una disminución del apetito por disminución de la actividad física, por problemas bucodentales o trastornos del ánimo, con el peligro potencial de la reducción en la ingesta de nutrientes esenciales.
Nutrición y envejecimiento
Cambios biológicos que afectan a la nutrición en las personas de edad avanzada
Cambios sensoriales
Son muy frecuentes los cambios en el gusto, olfato, oído, etc., debido fundamentalmente a la atrofia de las papilas gustativas. La sensibilidad por el dulce o el salado cambia lo que lleva a consumir alimentos fuertemente sazonados o azucarados.
Cambios gastrointestinales
Los que afectan al apetito, a la capacidad de digerir y a adsorber nutrientes. Se sabe que el riesgo y la frecuencia de anorexia es alto en este grupo de población. Esta situación puede llevar a estados de malnutrición. Se observa una disminución progresiva de las secreciones digestivas. La actividad enzimática de las glándulas salivares, gástricas, pancreáticas e intestinales disminuye. La disminución de las secreciones gástricas en el tubo digestivo modifica el pH y la composición de la microbiota, apareciendo bacterias que secuestran el calcio, el hierro y la vitamina B12.
Disminuye la motilidad intestinal, la superficie intestinal útil para la absorción y la capacidad de transporte de nutrientes del intestino a los tejidos. Todo esto eleva el riesgo de padecer anemia, diarreas, mala absorción, etc. La pérdida de piezas dentales afecta directamente a la realización de una buena digestión, las digestiones se vuelven más difíciles y molestas. El estreñimiento es otro problema que afecta a más del 50 % de los ancianos por disminución de la motilidad, la disminución de la mucosa intestinal, la falta de ejercicio regular y el consumo insuficiente de fibra en la dieta.
Cambios metabólicos
El más significativo es la intolerancia a la glucosa, aunque no sean personas diabéticas. Por lo que existe una alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono. Existe una menor necesidad de energía, por lo que disminuye el metabolismo basal por diferentes motivos:
- Cambios en la composición corporal, disminuye la masa magra y, por tanto, disminuye el gasto correspondiente a la renovación proteica.
- Descenso de la actividad celular que lleva a una disminución del gasto energético.
- Descenso de la actividad física, con la correspondiente disminución del gasto de energía.
Cambios en el sistema cardiovascular
Perdida de elasticidad del tejido arterial y venoso por el envejecimiento y el consumo de una dieta rica en grasas saturadas con niveles de colesterol alto e hipertensión. Elementos a tener en cuenta a la hora de realizar una dieta.
Cambios en el sistema renal
La función renal disminuye alrededor de un 50 % entre los 30 y 80 años. En un 75 % de la población adulta. Hay, por tanto, una mayor excreción de proteínas y electrolitos por la orina, se altera el equilibrio hidrosalino, pueden aparecer edemas y malnutrición proteica.
Cambios musculo-esqueléticos
Disminución de la masa magra y aumento de la grasa. Otro problema es la pérdida de densidad ósea y la aparición de osteoporosis.
Cambios neurológicos
Parkinson, Alzheimer y demencia senil enfermedades más relevantes que condicionan la alimentación de las personas mayores y que puede ir desde manías con los alimentos hasta incapacidad para comer por sí solos y la introducción de alimentación artificial enteral o parenteral.
Cambios inmunológicos
Existe una disminución de la función inmune global que les hace vulnerables a agentes infecciosos. Interacción fármaco-nutriente: en esta etapa es frecuente que el consumo de fármacos aumente y que en muchas ocasiones sean tratamientos crónicos. Estos fármacos pueden producir alteraciones del apetito, del gusto y el olfato que interfieren directamente en la alimentación. Por otro lado, el consumo de fármacos de forma crónica y dada la disminución de la función gastrointestinal con el envejecimiento hace que entren en competición por los lugares de absorción con los nutrientes. Los micronutrientes son los nutrientes que más sufren interacciones con los fármacos.
Cambios sociales y económicos que aparecen y afectan la alimentación
La pérdida de poder adquisitivo por las pensiones, malos hábitos alimentarios, aislamiento, soledad que llevan a consumo de comida rápida. Gozar de apoyo social y comer en compañía mejora el apetito, la ingesta y en definitiva el estado nutricional.
Nutrición en las personas de edad avanzada: requerimientos nutricionales
En general, se considera que las necesidades nutricionales para las personas mayores con un buen nivel de salud varían poco en relación con las necesidades de los adultos.
- Energía: para el cálculo de los requerimientos energéticos se debe tener en cuenta que es necesario mantener un balance energético equilibrado en función de la actividad física y del gasto energético basal.
- Proteínas: para mantener el equilibrio nitrogenado y compensar el aumento del catabolismo en situaciones de estrés la recomendación mínima es de 1 g/Kg de peso/día. Según recomendación de la sociedad española de geriatría y gerontología (SEGG), debe tener una relación adecuada entre proteínas animales (leche, pescado, huevos y carne) de al menos un 60 % por aportar aminoácidos esenciales y un 40 % de proteínas vegetales (legumbres, patatas, cereales, arroz y pasta), siendo el reparto óptimo en torno al 50 %.
- Carbohidratos: la recomendación como para el resto de la población de 55 % al 60 % del valor calórico total de la dieta. Un aporte de 200 g de CH diarios es bien tolerado por el anciano.
- Lípidos: como para el resto de la población el aporte de grasas no inferior al 30 % del total de Kcal diarias. La calidad de la grasa es un factor importante, se recomienda que un 10 %-15 % del total de la grasa sea monoinsaturada.
- Minerales: en especial hierro, zinc y calcio. Se recomienda al menos 1200 mg/día de calcio para hombres y 1300 mg/día para mujeres (según recomendaciones de SEGG). La relación calcio/fosforo de 1/1 en la dieta, Para evitar osteoporosis y salvar los problemas de malabsorción.
- Vitaminas: la vitamina D íntimamente relacionada con el calcio tiene un mayor riesgo de ser deficitaria en las personas mayores si hubiera una menor exposición al sol.
Aplicación de la nutrición en las diferentes poblaciones
El profesional en enfermería debe tener en cuenta los diferentes factores que llegan a aparecer como afecciones a la salud en las etapas de la vida del ser humano. Este conocimiento le permitirá reaccionar de forma adecuada en cada una de las situaciones que se pueden presentar en su labor. Conocer qué medicamentos aplicar, qué tratamientos llevar a cabo, entre muchos otros factores hará de sus resultados óptimos y efectivos.
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