Los deportistas pueden sufrir lesiones de la misma forma que las personas en la vida diaria. Los factores de riesgo en el deporte suelen afectar a deportistas con un nivel óptimo de fuerza muscular durante movimientos que implican mucha fuerza y energía cinética. Lo que supone que las lesiones deportivas suelen ser más graves que las sufridas por la población general.

Por otro lado, las lesiones deportivas las padecen deportistas sanos, jóvenes y con buenas capacidades de curación y de regeneración; restableciéndose el estado previo en un espacio breve de tiempo. La gestión de las lesiones deportivas se ha convertido en una exigencia para retornar lo antes posible a la actividad deportiva, lo que conlleva presión sobre los médicos de medicina deportiva, fisioterapeutas, recuperadores físicos, entre otros, para desarrollar métodos y técnicas más seguras y sofisticadas, así como una rehabilitación más eficiente para asegurar un regreso al deporte más temprano y seguro.

Causas principales de las lesiones

Factores de riesgo internos

Hoy en día, se considera que el mayor factor de riesgo de sufrir una lesión es haber padecido una lesión previa, una rehabilitación inadecuada y un regreso demasiado temprano a la práctica deportiva. Se pueden dividir en básicos, primarios y secundarios. Por otra parte, los factores internos básicos incluyen: género, edad, crecimiento corporal, peso y talla. Los factores primarios son: las desalineaciones del pie, la longitud de las piernas, los desequilibrios musculares y la fuerza insuficiente, así como la flexibilidad y la coordinación neuromuscular reducidas. Finalmente, los factores secundarios comprenden las funciones alteradas en la cadena cinética y las lesiones previas.

Factores de riesgo internos

Hoy en día, se considera que el mayor factor de riesgo de sufrir una lesión es haber padecido una lesión previa. Esto aparte de una rehabilitación inadecuada y un regreso demasiado temprano a la práctica deportiva. Se pueden dividir en básicos, primarios y secundarios. Los factores internos básicos incluyen: género, edad, crecimiento corporal, peso y talla. Los factores primarios son: las desalineaciones del pie, la longitud de las piernas, los desequilibrios musculares y la fuerza insuficiente, así como la flexibilidad y la coordinación neuromuscular reducidas. Finalmente, los factores secundarios comprenden las funciones alteradas en la cadena cinética y las lesiones previas.

Factores de riesgo externos

Los factores externos incluyen factores ambientales como el clima, la superficie, el equipamiento y errores en la planificación del entrenamiento. Los factores externos son la causa del 60 – 80 % de todas las lesiones que se producen en la práctica deportiva.

Factores de riesgo generales y medidas preventivas

Entre los factores de riesgo generales hay que destacar el entrenamiento inadecuado. Además del ejercicio sin calentamiento, entrenamiento repetitivo, rehabilitación incompleta y regreso al deporte demasiado pronto después de la lesión. El conocimiento de los requisitos específicos de cada deporte puede resultar valioso para analizar las demandas del deportista en un deporte en particular. Los requisitos específicos incluyen cualidades fisiológicas a nivel aeróbico y anaeróbico, junto con la fuerza, velocidad, agilidad y la técnica deportiva.

Las medidas generales para la prevención de lesiones incluyen un entorno adecuado de competición y entrenamiento. Para ello, hay que seguir las recomendaciones establecidas; la adaptación al clima, el equipamiento adecuado, realización de un buen calentamiento, entrenamiento individualizado incluso en deportes de equipo, etc. La actividad física en sí misma puede tener un efecto preventivo. La práctica deportiva y la realización de ejercicio pueden reducir el riesgo de una variedad de enfermedades y lesiones que pueden afectar la vida humana.

Las fracturas en los ancianos debido a la osteoporosis suelen ser habituales, siendo la prevención la clave, mediante el ejercicio físico que se realiza en la infancia y la adolescencia promoviendo un aumento de la densidad mineral ósea, sobre todo durante los primeros 30 años. El corazón bombea de 4 a 5 litros de sangre por minuto en estado de reposo y durante la realización de ejercicio el volumen puede aumentar a 10 – 40 L/min.

Durante el proceso de respiración en estado de reposo una persona inhala aproximadamente 6 litros de aire por minuto, pero el volumen de aire inhalado puede llegar hasta 200 L/ min. Una actividad física muy moderada es valiosa para prevenir las enfermedades cardiovasculares, sin embargo, el dolor de pecho y la fatiga anormal durante la práctica deportiva son señales de advertencia graves.

Infecciones

  • Vías aéreas: las enfermedades infecciosas en las vías respiratorias se transmiten generalmente por contacto directo o por el aire al estornudar. Cuando un resfriado o una infección de las vías respiratorias superiores está a punto de desarrollarse, la persona puede sentir frío, tener un poco de fiebre y tener malestar general.
    Una vez que la infección viral comienza los músculos pueden sentirse adoloridos, la persona puede tener dolor de cabeza, congestión nasal, dolor de garganta, tos y los estornudos de forma frecuente, junto con fiebre, suele durar de 3 a 4 días. Durante este tiempo la persona enferma debe permanecer en reposo y con tranquilidad. El deportista debe estar sin fiebre durante 1 semana antes de volver a la actividad deportiva.
  • Infección del tracto urinario: las infecciones del tracto urinario incluyen infecciones de uretra, vejiga, uréter y riñones. Los síntomas son un dolor punzante y una necesidad frecuente de orinar y, a veces, fiebre. Un deportista nunca debe hacer ejercicio o participar en ningún deporte con esfuerzo físico durante la infección con fiebre. El entrenamiento no debe reanudarse hasta que el atleta haya estado libre de fiebre durante al menos 1 semana.

Mujer y deporte

Las actividades deportivas son beneficiosas tanto para mujeres como para hombres. Sin embargo, en el caso de las mujeres puede afectarles el síndrome de la “triada de la mujer deportista” que contiene tres grupos de síntomas: trastornos alimentarios (anorexia y bulimia), pérdida de la menstruación (amenorrea) y osteoporosis (pérdida de densidad mineral ósea); siendo el mayor riesgo de padecer este síndrome durante la adolescencia.

Suele afectar en varios deportes, pero en mayor proporción en deportes como las carreras de larga distancia y los deportes artísticos (gimnasia, patinaje artístico y ballet). El síndrome está relacionado con la edad de la deportista en la que se inicia en el entrenamiento deportivo, tipo deporte practicado, la alimentación realizada y la cantidad de estrés que soporte la deportista. Los síntomas de la “triada” de la mujer deportista son:

  • Trastornos alimentarios: existe una tendencia en la sociedad moderna a glorificar los cuerpos delgados. Algunas mujeres sienten que hay una presión y que tienen la obligación de perder peso.
  • Ausencia de menstruación: la amenorrea se puede definir como la falta del período menstrual durante 3 a 6 ciclos consecutivos. La razón puede ser una ingesta insuficiente de nutrientes, lo que puede conducir a una mayor cantidad de lesiones musculo-esqueléticas.
  • Osteoporosis: la osteoporosis es una de las enfermedades que padece una parte importante de la población. La osteoporosis es una enfermedad de los huesos caracterizada por una disminución de la masa ósea, una reducción de la densidad mineral ósea y cambios en la estructura ósea. Esto reduce la resistencia ósea y aumenta el riesgo de fracturas.

La prevención en el deporte

La práctica del deporte conlleva diferentes aspectos importantes más allá que la mejora de habilidades físicas. El profesional en entrenamiento debe conocer los diferentes factores que afectan el desarrollo de la misma. Características como la dieta, el adecuado calentamiento previo y el estilo de vida del alumno deben tener cierta prioridad dentro de este campo.

En TECH Universidad Tecnológica se desarrolla actualmente un amplio portafolio adaptado a las necesidades del profesional moderno. Esto ha permitido que cada uno de los posgrados ofertados cubra ciertas necesidades de la comunidad, ampliando así el espectro laboral de cada perfil. En el caso de su Facultad de Ciencias del Deporte destacan especializaciones tales como el Máster en Medicina Hiperbárica en la Actividad Física y en el Deporte y el Máster en Nutrición Deportiva en Poblaciones Especiales. A pesar de ser excelentes opciones para complementar su educación, para aquellos profesionales que buscan completar su educación en el campo del bienestar en el entrenamiento no cabe duda que su mejor elección será el Máster en Prevención y Readaptación de Lesiones Deportivas.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *