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Numerosos filósofos y científicos han intentado comprender la relación entre mente y cuerpo. Muchos de ellos creyeron que el conjunto de ambas partes era, en realidad, una sola. Definieron entonces que hay sólo una sustancia y no es otra que el cerebro (con sus reacciones químicas). A este pensamiento se le denominó «Monismo», siendo Spinoza y Donald Davidson los principales exponentes de dicha corriente neuropsicológica.
Introducción
Spinoza es uno de los mayores promotores del racionalismo. Baruch Spinoza que, por no pertenecer a ninguna escuela, no fue considerado hasta mucho después de su muerte, ya que fue prácticamente descubierto por los pensadores de la ilustración. Para él la realidad no era ni mental ni física, siendo la realidad lo mismo que la sustancia. Esa única sustancia es para él Dios. Para él, el cuerpo y el alma son una unidad indivisible en único elemento cuerpo-mente. El racionalismo de Spinoza, además de monista, es absolutista, ya que el saber sólo se adquiere partiendo de las ideas. Si se obtienen esas ideas es cuando se podrá ser libre.
El monismo es una parte de la filosofía donde el alma y cuerpo no son de naturaleza radicalmente diferente, sino manifestaciones distintas de la sustancia única que constituye la totalidad de las cosas (arqué). Esta filosofía sostiene la existencia de una sola sustancia a la que pueden reducirse como manifestaciones suyas de la totalidad de seres del universo. Se establece un único principio al que se reduce todo lo real. Así, para el monismo materialista, la sustancia primigenia del universo sería la materia y, por el contrario, para los idealistas sería el espíritu esa sustancia básica. Los principales filósofos monistas son Parménides, Demócrito, Spinoza, Berkeley, Hume y Hegel.
Los partidarios de un planteamiento monista de la cuestión niegan la existencia de la mente como una realidad distinta del cerebro. Adoptan alguna forma de reduccionismo, tratando de explicar los fenómenos mentales en términos físicos o biológicos. Las posturas reduccionistas consideran, en general, que la distinción entre la mente y el cerebro es debida a la insuficiencia actual de nuestros conocimientos acerca de los procesos cerebrales, pero que el desarrollo científico futuro permitirá reducir los fenómenos mentales a fenómenos puramente físicos o biológicos que tienen lugar en el cerebro.
Esta manera de entender la relación mente-cuerpo ha servido para numerosos científicos que solo entendían la relación como que hay una única sustancia: el cerebro. De tal manera, las reacciones bioquímicas daban lugar a todo lo demás incluido los elementos denominados estados mentales, que son producto de la química y la reacciones de esta en el cerebro.
Baruch Spinoza (1632-1677)
Configura un monismo ontológico absoluto, lo que significa que el universo está constituido por una sola sustancia que es también su causa. El monismo neutro fue introducido en el siglo XVII por Spinoza. Plantea que la sustancia básica no es ni física ni mental, sino que puede ser reducida a una misma materia neutra cuya naturaleza no sería ni física ni mental.
Deus, vive Substancia, sive Natura. La famosa formula de Spinoza expresa una noción de Dios diferente al de la Escolástica e incluso a la de Descartes. Dios es la Naturaleza, la Naturaleza es un Todo, una sola Substancia. Las cosas no son sino partes «inmanentes» del Todo.
El hombre, al estar dotado de cuerpo y alma, conoce y se compone de ambos atributos, tanto la extensión como el pensamiento. Cuerpo y alma los concibe el filósofo como una unidad formada por cuerpo y mente. No son dos entes separados. La auténtica comprensión de la realidad se encuentra, para Spinoza, en poder captar la unidad de este «todo». Por un proceso en el que la ordenación de las ideas -concreción del pensamiento- tiene que coincidir con el orden de las cosas u objetosfísicos -concreción de la extensión-.
Damasio
Propone completar las intuiciones de Spinoza con ayuda de los conocimientos neurobiológicos que no podía tener a su alcance. Es el caso, en cierta medida, para corroborar algunos principios de su filosofía a partir de argumentos científicos. Damasio aprecia acertadamente que para Spinoza “mente y cuerpo son procesos paralelos y mutuamente correlacionados, que se imitan el uno al otro en cada encrucijada, como dos caras de la misma moneda”. Muchos han sido los principales filósofos monistas, como Bertrand Russell y Thomas Hobbes en el lado materialista, y GW Leibniz y George Berkeley en el campo de idealista.
Monismo materialista
Supone principalmente que la actividad mental se reduce a un conjunto de procesos físicoquímicos y neurofisiológicos. El cerebro humano es un complejo y perfecto ordenador biológico compuesto por neuronas, conexiones sinápticas, árboles de neuronas, capaz de generar estados mentales. El ser humano es en el fondo un autómata consciente, dotado de un sofisticado equipamiento biológico. Se trata por tanto de una teoría fisicalista, puesto que todos los seres y grados de realidad se pueden explicar finalmente mediante propiedades y leyes físicas.
La existencia del Monismo espiritualista niega legitimidad a la noción de cuerpo como algo realmente distinto del espíritu o del conocimiento. La realidad sería enteramente psíquica (panpsiquismo), o ideal, como sucede en general en el idealismo de Berkeley (1685-1753).
Filosofía de Berkeley
No es un empirista consecuente puesto que su filosofía puede clasificarse como una metafísica inmaterialista. Se debe a que niega la existencia del mundo corpóreo y afirman la existencia de sustancias espirituales como «Dios» y «alma», encontrándose en una posición totalmente opuesta a Hobbes.
Donald Davidson
Este materialista rechaza la posibilidad de explicar ningún fenómeno. Apela a causas no físicas. De ello se sigue que los estados mentales son idénticos a estados físicos. Pero, a la vez, Davidson considera que el vocabulario intencional no es reductible al vocabulario físico. Esta combinación de estas dos ideas dio lugar al denominado monismo anómalo. Para él, las creencias y los deseos son razones que justifican las acciones. Las creencias que posee un sujeto son el resultado de su relación directa con el mundo. Los significados no están en la mente, están en el mundo.
Si esto fuera así, es decir, si no hubiese estados mentales y todo fuera cerebro, si no existiera la emoción, deseos, carencias, sentimiento, propósito, ¿cómo entenderíamos la respuesta enferma de aquella persona que mantiene un control farmacológico que ha equilibrado el nivel plasmático de sus neurotransmisores (esto lo podemos medir) así como la activación adecuada de la neurología cerebral, y sin embargo mantiene ataques de pánico o un cuadro depresivo? Los que somos clínicos sabemos muy bien que solo la biología no explica ni consigue que el paciente deje de tener su patología. Los que trabajamos con el ser humano en la clínica entendemos que hay una parte del tratamiento que no tiene que ver con el cerebro y que tiene que ver con los procesos mentales tales como las emociones, los sentimientos, las carencias, los deseos, los propósitos, etc.
No obstante, no hay que rechazar ni a Spinoza, ni a Davidson, ya que el monismo es real en una zona de nuestra relación cerebro-mente. Posteriormente, según vamos elevándonos en la evolución cerebral, nada se mantiene sin un dualismo racional.
Tiempo limitado
En nuestra teoría cerebro-mente dentro del modelo de Psicoterapia de Tiempo Limitado, hoy nadie puede rechazar, después de los descubrimientos neurológicos, que la base orgánica fisiológica de la conducta humana es el sistema nervioso central. De su integridad física y funcional deriva el desarrollo de la conducta normal. Por esto vamos a explicar los distintos momentos dentro de la evolución del cerebro. En ellos encontraremos hasta dónde podemos indicar que cerebro y mente es lo mismo: (monismo) y cuándo el cerebro y la mente son dos entidades distintas (dualismo). Con ello cuándo tienen una interacción monista y cuándo la tienen dualista.
Teoría monista cerebro-mente
Primer momento evolutivo
Hace unos doscientos millones de años, gracias a la habilitación de la mucosa, algunas especies marinas consiguieron pasar del fondo del océano a poder vivir en la atmósfera. Las especies que se hicieron terrestres o híbridos desarrollaron este cerebro. El cerebro del reptil es fundamental para asuntos como la respiración, la búsqueda de alimento, el deseo sexual, y respuestas de ataque-huida, entre otras. Todas ellas muy ligadas a instintos e improntas, pero necesarias y fundamentales para la supervivencia. Esta zona primitiva de nuestro cerebro fue retenida cuando apareció la siguiente zona evolutiva. El cerebro del mamífero siguió operando en concordancia con un estereotipado e instintivo conjunto de programas que proceden tanto de los mamíferos que habitaban en el suelo del bosque como, más atrás aún en el tiempo, de los toscos reptiles que dieron origen a los mamíferos.
Todos en realidad tenemos una porción de reptiles, sólo que no tenemos una comunicación directa con esa parte de nosotros. Pero se asegura que dentro de cada individuo existe un lagarto, una tortuga, un cocodrilo, una serpiente, etc. Como es natural humanizada por tu cerebro humano.
Paleocortex o cerebro de reptil
El cerebro reptil es primordial para nuestro análisis perceptivo. Está diseñado para conseguir nuestra conservación desde lo instintivo, lo biológico, conectándose con la realidad desde una perspectiva muy primitiva y por ello muy objetiva para la supervivencia. En este cerebro es donde se van a sintetizar la mayoría de nuestros neurotransmisores, que son las sustancias que llevan los mensajes que determinan todo nuestro psiquismo, a través de unas células muy especializadas que denominamos neuronas.
Mucho antes de que el cerebro humano se entere de lo que está pasando en su entorno y en sí mismo, ya el cerebro reptil está tomando decisiones, en forma de activación o inhibición de sus hormonas, fluidos vitales y con ello de sus músculos, la posición corporal e incluso la forma de encarar, es decir, la cara que los humanosexpresan en el acontecimiento que se está viviendo,así como, la acción que determina como necesaria. Y mucho antes de que el cerebro humano-inteligente se dé cuenta de dicho acontecimiento.
El S.A.R.A
Es una especie de primera centralita que codifica y después planifica cuál es el nivel de activación que tiene que tener nuestro cerebro en cada momento. Hoy se sabe que el S.A.R.A es quien proporciona el estado de conciencia. Así mismo, es primordial para poder conseguir aprender de nuestro entorno.
Distintos niveles
Coloca al ser humano en diferentes estados de conciencia como son la vigilia, la hipervigilancia, el estado de alarma, el sueño, el estupor, el coma, etc.
La mejor explicación de lo que es S.A.R.A es: la pérdida de luz en un sector urbano. El motivo no es la casualidad o la mala suerte, tampoco es que se hayan estropeado las centrales eléctricas. Si es así, nada hay que decir. El motivo es que todas las eléctricas del mundo, para tener un gasto adecuado y por lo tanto subsistir, tienen previsto la carga energética que en cada momento necesita ese lugar. Por este motivo, a ciertas horas de la noche, cuando habitualmente la mayoría de la gente duerme, el sistema permite un máximo de canal de energía que se supera con mucho cuando todo el mundo, tras el incidente, comienza a encender las luces de allí donde habita, su habitación, pasando el límite de la energía posible y por ello el sistema “peta”, y nos quedamos a oscuras.
Eso más o menos es lo que hace el S.A.R.A. Decir en cada momento el canal de energía que necesita el cerebro es similar una centralita que está midiendo el nivel de activación y está decidiendo el nivel de activación cerebral que necesitamos para poder solventarlo. Ésta es quizás la propiedad principal del cerebro de reptil, averiguar el nivel adecuado de alerta, alarma, vigilancia, activación o reposo, disociación, desconexión para responder a lo que nos rodea.
Características
Este sistema de integración global de información es fundamental para tener en cuenta si se quiere tener capacidad de gestión emocional. Comienza su función en el tronco encefálico, pero avanza como una red de nódulos neurológicos por el cerebro del mamífero y el humano. Muchos de los errores encontrados en algunos teóricos en este repaso histórico tiene que ver con no tener en cuenta las estructuras que realmente movilizan el sistema emotivo. También, si se tiene en cuenta, sólo se hace para describir, pero no para incidir de forma directa en ellas.
Es importante recordar esta afirmación: en el cerebro del reptil es donde se forja la plataforma de acción que se activa ante cualquier acontecimiento. Por ello el S.A.R.A se caracteriza por ser un lugar de convergencia de información procedente de la medula y el encéfalo, produciéndose un gran intercambio de información entre sus distintos niveles. Este sistema ascendente de la formación reticular se distribuye ampliamente por el encéfalo, llegando a los núcleos de proyección difusa del tálamo. En el camino hacia el sistema límbico de este sistema de activación, se señala como primordial la modulación de núcleos de neuronas que desempeñan la función de dar lugar a la síntesis de los distintos neurotransmisores. Por todo ello se dice que los lugares donde se sintetiza la serotonina (núcleos del raphe); dopamina (sustancia negra y área tegmental ventral); locus coeruleus (noradrenalina); cuerpos gigantoformes (acetilcolina) son en sí parte del S.A.R.A. y por ello su incidencia en la elección del neurotransmisor apropiado para cada situación estimular.
En conclusión, el cerebro del reptil es donde se manifiesta el paradigma monista, donde todo es cerebro. El establecimiento de la realidad para este tipo de estructura se realiza sin conciencia es una relación acción-reacción, propia de los reptiles, puramente biológica, y que explica claramente la incidencia del instinto y la no necesidad de la intuición.
Corrientes filosóficas y neuropsicología
Como es de esperarse, en el estudio de la Psicología los profesionales suelen encontrarse con corrientes filosóficas y pensamientos abstractos, tal como el que fue desarrollado a lo largo del artículo. En el caso de aquellas teorías como el Monismo, la cual cuestiona la separación del cuerpo y la mente, la disciplina neuropsicológica es aquella encargada de profundizar en estos temas.
El Máster en Investigación en Neuropsicología de la Educación y el Máster en Neuropsicología y Educación de TECH Universidad Tecnológica son un par de los programas ofrecidos por la institución que giran alrededor de estos conceptos tan importantes. Por su parte, el Máster en Neuropsicología Clínica ha sido creado para aportar a la comprensión de las estructuras químicas y anatómicas que intervienen en los procesos cerebrales. Como consecuencia, en los trastornos mentales.