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La adolescencia es una etapa de la vida caracterizada por un cúmulo de cambios físicos, emocionales y mentales. Es una edad complicada en la que ocurren muchas alteraciones en el humor y crisis de identidad representadas en desajustes emocionales: ansiedad, estrés, trastornos de alimentación, depresión, bipolaridad, problemas de autoestima, etc. Estos trastornos pueden intervenirse por medio de terapias familiares, cognitivas-conductuales y entrenamiento de la inteligencia emocional.
La adolescencia y sus cambios
La adolescencia es una etapa de la vida caracterizada por el cúmulo de cambios que se producen. A los adolescentes no solo les afectan los cambios físicos, pues también hay cambios importantes a nivel de desarrollo emocional y mental. Sus cerebros funcionan de una forma acelerada, tienen que asumir los cambios que se están produciendo en su cuerpo y en sus vidas y a veces sienten que nadie les puede entender.
No es ninguna noticia que la adolescencia es una edad complicada, caracterizada por los cambios de humor y las crisis emocionales. Es producto de la gran cantidad de cambios internos y externos que el adolescente debe de afrontar. La gran mayoría de los trastornos de la adolescencia son comunes y no llegan a ser graves si se los detecta y trata a tiempo, evitando de esta forma que crezcan y lleguen hasta que el joven sea adulto.
El desorden emocional, sumado a algunos trastornos mentales y conflictos en la adolescencia, moldean el carácter del individuo. Está marcado por incesantes cambios de humor, pensamiento y comportamiento. Se debe, según los expertos, a los grandes cambios hormonales y cerebrales que se dan en este periodo de la vida.
Frecuentes
Ansiedad
Dentro de las enfermedades emocionales más comunes que sufren los adolescentes, se encuentra la ansiedad, la cual los hace sentirse inseguros, perfeccionistas, con gran necesidad de recibir la aprobación de los demás, confiar poco en sí mismos y ser temerosos de muchas situaciones nuevas. Algunas manifestaciones de cuadros excesivos de ansiedad pueden ser:
- Ataques de pánico.
- Fobias.
- Trastornos obsesivos compulsivos.
- Ansiedad generalizada.
Miedos excesivos e injusificados
Conviene diferenciar los miedos normales, que desaparecen espontáneamente o que no interfieren en el funcionamiento cotidiano de la persona y que se presentan de forma leve, de los miedos patológicos y fobias que requieren evaluación e intervención específica.
Para establecer un miedo como patológico y fóbico, se debe observar que está fuera de la edad evolutiva de aparición. El estado de miedo es desproporcionado a la situación de origen (con una intensidad desmesurada y con un comportamiento desadaptativo). Se observa que se produce malestar significativo frente al estímulo desencadenante, signos evidentes de evitación de la situación temida y anticipación negativa de la posible aparición del miedo o del estímulo temido. El miedo por lo tanto se presenta como excesivo e irracional. Si se observa además que el miedo se produce por un estímulo o situación concreta, es muy agudo y persistente en el tiempo, constituye una fobia específica.
Sobre-preocupación y perfeccionismo excesivo
Las situaciones más comunes que generan preocupación en la adolescencia están relacionadas con el ámbito académico, social, inquietudes sobre el futuro y dinámicas relacionales familiares. La preocupación es un sentimiento adaptativo que conduce a un esfuerzo para conseguir buenas metas y madurar.
Hay que diferenciar las preocupaciones normales de la sobre-preocupación. Se considerará signo de alarma cuando hay preocupaciones generalizadas, existiendo una tendencia a interpretar la realidad de forma ansiosa. Es decir, que las preocupaciones se producen de forma excesiva y constante, provocan angustia significativa e interfieren en la dinámica cotidiana del adolescente. Porducen, en la mayoría de casos, conductas reactivas, somatizaciones, conductas de bloqueo emocional y conductas de evitación y negación.
El perfeccionismo es una característica de personalidad, que tiene como objetivo buscar buenos resultados. Se acompaña de auto-exigencia y establecimiento de metas elevadas. En un grado adaptativo puede conducir a importantes esfuerzos y consecuentes buenos resultados. Es patológico cuando el adolescente no es capaz de valorar sus logros, cuando genera autocrítica negativa de lo que se considera siempre insuficiente a nivel de resultados, cuando establece metas desmesuradas y se siente fracasado al no conseguirlas, sin ser capaz de valorar su esfuerzo, mostrando inseguridad, sobre-preocupación y angustia.
Timidez excesiva
Las buenas relaciones familiares son fuente de felicidad. El tener un buen vínculo familiar permite un correcto desarrollo del adolescente, tanto en su bienestar adaptativo (sintiéndose apoyado y amado) como en la formación de su personalidad. Le da espacio para madurar en forma autónoma y responsable.
No obstante, si la relación familiar es muy absorbente, normalmente por sobreprotección de los padres, por una personalidad dependiente del adolescente (manteniendo la falta de autonomía y de seguridad de los más pequeños), o por una angustia desmesurada a perder los seres queridos, se puede crear una vinculación excesiva desadaptativa. En consecuencia, el adolescente se puede mostrar fuera del ámbito familiar inseguro, mostrando conductas de timidez excesivas sin usar las suficientes estrategias en la resolución de los problemas. Esto evita la separación de la familia, lo que provoca inestabilidad en el ámbito social y malestar personal.
Las relaciones sociales pueden ser fuente de satisfacción, pero también en la adolescencia generan elevada preocupación. Los adolescentes tienen el deseo de pertenecer a un grupo y gustar. A veces, condicionantes como una vinculación familiar excesiva, temperamentos ansiosos, temperamentos desconfiados y suspicaces, personalidades carentes de empatía y de sensibilidad o el presentar angustias excesivas generalizadas o focalizadas en el ámbito social, producen resistencia a las relaciones sociales, adoptando el adolescente un papel pasivo y evitativo frente a sus iguales.
Estrés
Otro de los típicos problemas en la adolescencia es el estrés, que, por supuesto, también afecta a adultos y niños, pero de diferente manera. Durante la adolescencia, el estrés se manifiesta a través de reacciones que se mezclan con la depresión, la ansiedad y con alteraciones en la conducta del joven.
Los síntomas de estrés más comunes en adolescentes son la sensación de cansancio, disminución o incremento del apetito, beber o fumar en exceso, actitud depresiva, nerviosismo, preocupación constante, rabietas, repentinas fugas del hogar y aislamiento social. ¿Qué situaciones estresantes puede vivir un adolescente? El fin de un noviazgo, cambio de secundario, falta de amigos, problemas con los padres o hermanos, etc.
Trastornos de alimentación
Los grandes cambios emocionales en la adolescencia suelen muchas veces alterar demasiado el mundo del joven, lo cual lo hace buscar diferentes medios para escaparse de tanta tensión, ansiedad y estrés. La comida suele ser uno de los mejores refugios, pero también uno de los más peligrosos, ya que la comida y el peso se transforman en una obsesión.
Según las estadísticas, el 1% de las adolescentes sufre de anorexia nerviosa y alrededor del 3% bulimia. En cualquiera de los dos trastornos de alimentación, lo que se busca es bajar de peso y ser delgado. Para ello se valen del vómito, consumo de laxantes o la realización de ejercicio excesivo.
Obesidad
La obesidad en adolescentes está siendo por estos días un problema que crece constantemente, debido a la cultura de la comida chatarra y al uso de dispositivos digitales como forma de diversión. Los efectos psicológicos más negativos de esta enfermedad son:
- Baja autoestima: el adolescente obeso sufre constantes bromas y bullying de otros adolescentes.
- Depresión, tristeza y aislamiento: sienten que nadie quiere estar con ellos porque son gordos y se sienten feos.
Depresión
Si bien muchas veces suele relacionarse la depresión con la edad adulta, esto no es del todo cierto. Durante la infancia y la adolescencia también se puede sufrir este desorden emocional. Sentirse deprimido es bastante común durante la adolescencia. Recuerde que las emociones en la adolescencia son muy intensas y cualquier mínima situación puede ser vivida con gran dramatismo.
El adolescente que tiene depresión puede no dar valor a su vida hasta el punto de intentar suicidarse. Los principales síntomas de depresión en la adolescencia son:
- Emociones negativas: tristeza, baja autoestima y pesimismo.
- Pensamientos negativos: se creen feos, se dan poco valor y son incapaces de realizar actividades en grupo.
- Malestar físico: surgen cambios en el apetito y en el sueño.
- Falta de motivación: las calificaciones suelen bajar y existe una total falta de interés por realizar actividades lúdicas.
Trastornos de conducta
Este quizás sea uno de los peores desórdenes emocionales que puede ocasionar grandes conflictos en la adolescencia. Se caracteriza por la actuación del adolescente de forma impulsiva, agresiva y muchas veces destructiva. Una clara manifestación de estos problemas son los:
- Robos.
- Agresiones.
- Mentiras.
- Vandalismo.
- Incendios.
Trastorno bipolar
Dentro de la psicología del adolescente, la bipolaridad ocupa un gran espacio. Se manifiesta por cambios de humor exagerados, que van desde la depresión a la alta excitación o manía. Cabe destacar que entre ambos extremos de emociones, también puedes llegar a detectar periodos de excitación moderada.
Si bien durante la etapa depresiva el decaimiento, la falta de energía, interés y comunicación es una constante, durante el periodo de manía, el adolescente puede no dejar de moverse, no dormir, no parar de hablar o mostrar falta de autocontrol en muchas actividades.
Problemas de autoestima
En ocasiones si los adolescentes reciben muchas críticas, ya sea de sus padres o de otros compañeros, puede instalarse en ellos la idea de que no sirven para nada, de que todo lo hacen mal.
Intervención
Los especialistas sostienen que la comprensión y la paciencia de la familia en la adolescencia son fundamentales para que el joven pueda sortear las dificultades de esta etapa de la vida. Para ello, la comunicación siempre debe de estar presente en forma de diálogo amistoso, pero que opera como guía ante las dificultades. La clave en los conflictos es siempre centrarse en las soluciones y no en los problemas.
Opciones de tratamiento
Existen diferentes opciones de tratamiento:
- Terapia familiar: ayuda a que la familia comprenda mejor la situación y logre lidiar con éxito los intensos comportamientos y emociones del adolescente.
- Terapia cognitiva-conductual: resulta muy beneficiosa para identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamientos negativos de salud mental en sus primeras fases.
- Entrenamiento en habilidades sociales: es una excelente ayuda para los adolescentes con problemas de baja autoestima y dificultades para relacionarse con sus pares.
¿Cómo ayudar a un adolescente con trastorno emocional?
La intervención psicológica se ha configurado ya en la sociedad actual como una de las formas habituales de cuidado de la salud en todos los sectores de la población. Es gracias a instituciones como TECH Universidad Tecnológica que la sociedad ahora dispone de más especialistas dispuestos a ayudar a todas las poblaciones con cualquier patología física o mental.
El trabajo del psicólogo encuentra amplias e interesantes vías de trabajo en la educación otorgada por el Máster en Terapia del Bienestar Emocional, el Máster en Coaching Educativo para Psicólogos, entre otros. Buscando el bienestar de sus pacientes, los profesionales en este sector se han visto muy interesados en el Máster en Inteligencia Emocional para Psicólogos.
En otras palabras, la psicología es un campo de acción lleno de retos para que permitirán al especialista intervenir de una manera activa en nuevos e interesantes escenarios de acción.