Para poder llegar a los conceptos principales que se abordan en este artículo es necesario conocer su origen. Por ello, se inicia el mismo con unas breves pinceladas sobre la teoría de las emociones y sus autores más relevantes. Entre las teorías más destacadas cabe nombrar la propuesta de Lazarus, que define la emoción como una reacción orgánica, compleja y adaptada, por un lado, a los acontecimientos cotidianos y, por otro lado, a todos aquellos esfuerzos a largo plazo que permiten al ser humano sobrevivir, evolucionar y alcanzar los retos que se plantee.

Lazarus sitúa la emoción en un papel central, indicando que las emociones no pueden separarse de otras funciones (biológicas, sociales o cognitiva. Esto para expresar el significado de lo que experimentan los individuos. Frijda afirma que las emociones indican qué hechos son realmente importantes para la vida. Destaca dos componentes atribuibles a la mayoría de las emociones. Por un lado, la valoración subjetiva que se hace del estímulo o de la situación y la disposición a la acción (como las reacciones de huida, ataque o aproximación).

Lang expresa que el origen de las emociones se encuentra en patrones de acción que facilitan la supervivencia. Estas conllevan respuestas de ataque, de huida, de acercamiento, de llanto o de risa. Es fácil identificar este tipo de respuestas al pararse a pensar en la conducta humana; cuántas veces ante situaciones tensas se producen ataques de risa, cómo el llanto reconforta en situaciones emocionales de gran dolor o cómo sin saber por qué en determinadas situaciones, de repente, se huye de una situación concreta.

Otros autores

Por su parte, LeDoux recalca la gran relación de las emociones con la supervivencia y destaca que el ser humano se aleja de aquello que le produce malestar; además que se acerca a aquello que le produce placer. Recalca su papel en otros aspectos evolutivos como la reproducción o la obtención de alimentos. Al detenerse a pensar sobre este proceso, hay que destacar la relación existente entre la supervivencia de la especie humana y la emoción de la aversión.

Si no se hubiese experimentado dicha emoción, se hubiese muerto al tomar alimentos en mal estado, con el consiguiente riesgo de extinción. Para Bisquerra, creador de la educación emocional, se entiende por emoción; “un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada”.

También indica que las emociones se pueden despertar por un acontecimiento interno; como sería un pensamiento, y por un acontecimiento externo, como sería el encuentro con una persona. Damasio indica que una emoción propiamente dicha es un conjunto complejo de respuestas químicas y neurales que forman un patrón distintivo.

Estas respuestas, que son automáticas, las produce el cerebro cuando detecta un estímulo emocionalmente competente (EEC), desencadenando la emoción. El resultado inmediato es un cambio temporal tanto en el estado del propio cuerpo. Esto como en el estado de las estructuras cerebrales que cartografían el cuerpo y que sostienen el pensamiento. La consecuencia última de estas respuestas, ya sea directa o indirectamente, es asegurar las condiciones propicias para la supervivencia y el bienestar.

El valor afectivo y la intensidad de la emoción

Las emociones son vivencias subjetivas, y aunque se puede medir su magnitud hasta cierto punto, mediante el seguimiento de sus respuestas físicas, es difícil expresar la diferencia entre una emoción y otra. Estas diferencias se pueden apreciar a partir de las dos dimensiones a las que aludía Lang en su teoría: la intensidad de la emoción que indica el nivel de reacción y la capacidad de respuesta de una persona ante los estímulos, y la Valencia emocional que hace referencia a las conductas de aproximación o rechazo a la situación.

El tener presente estas dos dimensiones de la emoción, debe ser uno de los temas más importantes en la psicología de las emociones, puesto que pueden conducir a comportamientos socialmente saludables o todo lo contrario. Para poder gestionar las diversas reacciones emocionales vividas, resulta elemental tener un buen vocabulario emocional que permita el etiquetado de la situación que se está viviendo.

Si no se sabe lo que se está sintiendo, resulta realmente compleja la gestión de ese estado emocional desconocido. Para esta finalidad existen varias propuestas. Seguidamente se presentan dos de ellas. La primera es el Modelo circumplejo del afecto Russell consta de dos ejes, en uno de ellos se sitúa el Arousal y en el otro la Valencia.

En función de la puntuación de estas dos variables se da la vivencia de un tipo de emociones u otras. A partir de la valoración de estos dos vectores se pueden llevar a cabo acciones encaminadas a aumentar o reducir el nivel de activación emocional, así como acciones para modificar una valoración a la que se le añade una emoción negativa (displacentera) por una emoción positiva (placentera).

El segundo modelo emocional

El segundo modelo que se presenta es mucho más reciente, de hecho, cuenta con una aplicación móvil que hace muy ágil el uso del mismo. Es el llamado mood meter creado por el centro de inteligencia emocional de la Universidad de Yale, dirigido por Salovey desde 2008. Es un instrumento de gran utilidad a la hora de identificar el estado emocional que se vive, por su sencillez.

Las personas se ubican en un cuadrante u otro, en función de su nivel de energía y su estado emocional. Esto resulta de gran utilidad en las fases iniciales del proceso de desarrollo emocional, puesto que es bastante complejo el poner un nombre concreto a la vivencia emocional que se está sintiendo. Los cuadrantes que se ofrecen son:

  • El cuadrante rojo que se vive cuando en el cuerpo existe un nivel de energía (Arousal) alto y la valoración emocional (Valencia) es desagradable. Cuando se está en este cuadrante las emociones que se viven son de la familia de la ira, la ansiedad, el miedo, etc.
  • Cuando se está en el cuadrante azul, se indica que el cuerpo tiene poca energía y la sensación interna es más bien desagradable. Aquí se está haciendo referencia a la vivencia de emociones de la familia de la tristeza, como el aburrimiento, la apatía, la melancolía, etc.
  • El cuadrante verde indica que existe poca energía en el cuerpo, pero la sensación que se vive a nivel interno es agradable, ello quiere decir que se está tranquilo, relajado, etc.
  • La vivencia del cuadrante amarillo implica una vivencia emocional agradable, junto con un nivel de activación alto, lo que conlleva la experimentación de emociones como la alegría, la motivación, la euforia, etc.

Las emociones y la educación

La educación es un proceso complejo que es llevado a cabo durante muchos años de nuestras vidas como seres humanos. Además de ser necesaria, nos brinda la posibilidad de mejorar nuestros estilos de vida y comprender mejor nuestro entorno. Por estas razones el profesional en educación resulta una figura crucial en la sociedad, siendo él sobre el que recae este peso.

Por esta razón, se han creado instituciones como TECH Universidad Tecnológica donde se imparte educación de alta calidad a los profesionales. En el caso de su Facultad de Educación, se pueden encontrar especializaciones como el Máster en la Formación del Profesor de Tecnología e Informática en Educación Secundaria y el Máster en enseñanza del latín y cultura clásica. Por otra parte, para aquel profesional interesado en buscar el conocimiento enfocado en temáticas como la relacionada en el presente artículo su mejor opción educativa será el Máster en Inteligencia Emocional para docentes.

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