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Cuando se habla de «oportunidad de negocio» se hace referencia a la ocasión fortuita en la que se puede aplicar una idea empresarial. Así mismo, el project management ayuda al empresario a adentrarse en un nuevo sector laboral o incluso al lanzamiento de un nuevo producto en el mercado. Sin embargo, antes de tomar decisiones arriesgadas, es importante que el negocio lleve a cabo un estudio de viabilidad para conocer con anticipación si la estrategia va a tener el éxito esperado.

Búsqueda de oportunidades

Oportunidad de negocio hace referencia a la ocasión u oportunidad para comenzar una idea empresarial, adentrarse en un nuevo sector laboral o el lanzamiento de un nuevo producto en el mercado. Un ejemplo de oportunidad de negocio es identificar una necesidad en un mercado insatisfecho. Dispone, además, con la capacidad financiera y tecnológica para llevarlo a cabo.

Estrategias de búsqueda

Existen diferentes estrategias de búsqueda de oportunidades de negocio como:

  • Detectar clientes insatisfechos. En todos los mercados existen clientes que no están a gusto con los productos o servicios que consumen. Un emprendedor debe saber detectarlos y establecer un trato directo con ellos, para conocer en dónde se originan las causas de su insatisfacción. También puede darse el caso de que hayan consumidores que se declaren supraservidos. Es decir, saturados por las distintas ofertas. En cualquiera de los dos casos, lo importante es identificarlos y tratar de diseñar estrategias que puedan cubrir ese grado de insatisfacción.
  • Buscar fallos del mercado. En ocasiones, esa insatisfacción se origina en el mercado y no en las expectativas de los clientes. En este sentido, el emprendedor debe explorar el mercado a fondo para tratar de detectar cualquier error para tratar de corregirlo.
  • Nuevos segmentos demográficos o de mercado. Periódicamente aparecen nuevos segmentos de clientes. Pueden ser producidos por cambios en demografía o porque un segmento que no era representativo se convierte en importante. El descubrir su existencia y analizar sus necesidades concretas suele ser un buen punto de partida para nuevos negocios. Lo ideal es saber todo sobre ellos: edad, perfil, características, necesidades, hábitos de consumo, capacidad adquisitiva, entre otros factores.
  • Observar otros mercados. Una de las mejores formas de descubrir nuevos mercados es viajando. La mente se abre a nuevas posibilidades y se expone a nuevos entornos y personas. Se puede descubrir que algo que triunfa en otro país o ciudad y pueda funcionar en tu mercado. O lo contrario, algo que funciona en tu mercado pueda funcionar en otro país o ciudad.
  • Aplicación de nuevas tecnologías. La presencia de los medios digitales en el mundo actual tiene un peso bastante significativo. Las empresas suelen disponer de canales o recursos digitales para optimizar sus procesos y sus estrategias de venta. Redes sociales, Internet y las aplicaciones móviles son sólo algunas de las múltiples posibilidades que existen. Su uso es sinónimo de notoriedad, presencia, posicionamiento y opciones de expansión.
  • Clientes habituales. Un trato directo y constante con los clientes habituales permite identificar su grado de satisfacción con la marca y conocer nuevas necesidades que pueden surgir. Los clientes habituales ofrecen la ventaja de que ya han establecido un vínculo con la marca. No es necesario invertir nuevos recursos para acceder a ellos.
  • Nuevas legislaciones o políticas. La aparición o desaparición de normativas, leyes o políticas, suele ser el inicio de gran cantidad de productos y servicios que pueden facilitar la adaptación a la nueva ley. Requieren estar muy atento a la aparición de nuevas normativas y reaccionar rápido una vez estas se lanzan. Uno de los ejemplos más claros está en la variedad de servicios que han servido para adaptarse a las normativas de protección de datos de carácter personal en la Unión Europea.
  • Variables competitivas incorrectas en mercados saturados. Cuando una empresa compite en un mercado saturado, lo normal es valorar el precio de ese producto. En ocasiones puede resultar una ventaja replantearse el producto y buscar otros usos.
  • Analizando negocios similares y sus carencias. Un ejemplo claro son la prestación de servicios personales a domicilio.

Viabilidad de nuevos proyectos

Un estudio de viabilidad es un análisis y evaluación de información procedente de varios ámbitos. Permitirán conocer si una nueva empresa o idea en un negocio podrá ser económica y comercialmente rentable.

Aspectos condicionantes

La viabilidad de una empresa está condicionada por estos aspectos:

  • Viabilidad técnica. Son las características tecnológicas y naturales involucradas en un proyecto. El estudio de la viabilidad técnica suele estar vinculado a la seguridad y al control de lo que se va a hacer. Es decir, características, funcionalidades, propiedades físicas y elaboración. Hay que conocer cuál es el proceso de fabricación, medios técnicos necesarios, medios humanos que van a intervenir y su cualificación, materiales necesarios, control de calidad, etc. El estudio de viabilidad responde, desde el punto de vista tecnológico, si es posible desarrollar los productos o servicios.
  • Viabilidad comercial. Un proyecto es viable comercialmente si justifica la existencia de un mercado para el producto o servicio. También si las ventas previstas son realistas con el planteamiento que se realiza de la empresa.
  • Viabilidad económica. El proyecto es viable, desde el punto de vista económico, si con los recursos que existentes se es posible conseguir. Esa idea es capaz de generar beneficios y tener una rentabilidad suficiente que compense los riesgos.
  • Viabilidad financiera. El proyecto es viable desde el punto de vista financiero, si tiene una estructura financiera equilibrada, en cuanto a endeudamiento, solvencia y liquidez. Lo que significa que con el dinero que se va a generar se puede hacer frente, puntualmente, a los pagos.

Para que el nuevo proyecto se mantenga en el mercado, deben de darse siempre dos condiciones:

  1. Rentabilidad. Los impulsores del proyecto no asumirán un riesgo si no obtienen una recompensa suficiente para asumir riesgos o dedicar su tiempo al mismo.
  2. Solvencia. Si los pagos no llegan a tiempo, la empresa desaparece. La solvencia vendrá dada por la relación entre cobros (ventas) y pagos en el tiempo.

Ventajas

Un estudio de viabilidad ayuda a las nuevas ideas en:

  • Centrarse en el proyecto en sí y obtener una perspectiva más completa de las distintas alternativas.
  • Detectar los signos que advierten de que es mejor no continuar y las razones que justifican esta cautela. Localizar adecuadamente los distintos tipos de riesgos y las posibles responsabilidades en las que se puede incurrir.
  • Aumentar la probabilidad de éxito al descubrir los distintos factores y circunstancias que podría afectar al proyecto y perjudicar a sus resultados.
  • Contar con información de calidad para llevar a cabo una toma de decisiones basada en datos objetivos y fiables.
  • Atraer inversiones, uno de los beneficios más relevante del estudio de viabilidad de un proyecto es conseguir financiación, tanto de nuevos socios como de instituciones de crédito y otras fuentes monetarias.

Habilidades de un emprendedor

Se puede definir como emprendedor a aquella persona que identifica una oportunidad y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha. Es habitual emplear este término para designar a una persona que crea una empresa o encuentra una oportunidad de negocio, o a alguien quien empieza un proyecto por su propia iniciativa. Y como emprendimiento, aquella actitud y aptitud de la persona que le permite emprender nuevos retos o nuevos proyectos

Rasgos de éxito

  • Orientación al logro. En los emprendedores de éxito, la necesidad de conseguir las propias metas se traduce en una gran capacidad de trabajo, tenacidad y perseverancia necesarias para mantener el rumbo marcado.
  • Autoconfianza. La importancia que tiene en el éxito o fracaso de un negocio puede estar en la autoconfianza de sus promotores.
  • Gestión del tiempo. Es muy importante crearse el hábito de ser auto disciplinado a la hora de administrar las horas de trabajo, planear el tiempo y ceñirse a ese plan. Es fundamental para hacer del emprendimiento un proyecto exitoso.
  • Necesidad de independencia e iniciativa. Los emprendedores de raza tienen tan desarrollada la necesidad de crear algo propio que saben que van a ser empresarios antes. Incluso de saber qué negocio van a montar. Pero otros muchos emprendedores buscan en su negocio simplemente una forma de realizar el trabajo que les gusta.
  • Intuición y visión de futuro. La intuición y la capacidad para anticiparse al futuro son dos valores imprescindibles en los mercados actuales que debe tener todo emprendedor.
  • Afán de superación y aprendizaje. La curiosidad es un rasgo de la personalidad de muchos emprendedores. En muchos casos sirve para encontrar nuevas líneas de negocio, nuevos mercados e, incluso, para poner en marcha nuevas empresas completamente diferentes entre sí.
  • Resistencia al fracaso. Casi todos los emprendedores han tenido que superar algún fracaso en la trayectoria hacia el éxito. El mejor empresario se hace de muchos malos negocios.
  • Mantener las emociones bajo control. La capacidad para mantener una sonrisa en las negociaciones difíciles o la habilidad para gestionar las emociones más negativas frente a personas hostiles, pueden ser claves para conseguir los apoyos necesarios para el negocio.
  • Capacidad para aceptar los errores. Los errores no son exactamente lo mismo que un fracaso, aunque los dos sirven como aprendizaje para el futuro. La diferencia está en que el fracaso se puede deber a problemas ajenos, mientras que los errores siempre son responsabilidad propia. Asumir la responsabilidad que se tiene en ellos es el primer paso para evitarlos.
  • Habilidad comercial. La venta es fundamental en el qué hacer de todo emprendedor, ya sea vendiendo un servicio o producto a potenciales clientes o reforzando la marca personal en otros ámbitos.
  • Medir el riesgo. Todos los emprendedores tienen una fuerte orientación a asumir riesgos. De lo contrario, no darían nunca el paso definitivo. En ocasiones ocurre que falla la capacidad para medir el riesgo que están dispuestos a asumir y el nivel de riesgo que pueden asumir sin morir en el intento.
  • Comunicación y persuasión. La capacidad de influir en los demás es muy importante para conseguir los objetivos como el propio esfuerzo. Hay que recordar que persuadir no significa manipular a los otros en el propio beneficio.
  • Capacidad para negociar. La principal causa de fracaso de muchas negociaciones de emprendedores inexpertos. La negociación es una habilidad imprescindible para los negocios y hay que prepararse de antemano.
  • Crear una buena red de relaciones. Hay que planificar y priorizar los contactos necesarios en la agenda como cualquier otra actividad de la empresa. Una buena red de contactos puede proporcionar todos los recursos que hay que buscar fuera de la empresa.
  • Liderazgo. Liderar una empresa no es lo mismo que limitarse a decirle a cada empleado lo que tiene que hacer. Entre una y otra forma de dirigir está la capacidad del emprendedor para transmitir su propia ilusión al equipo. Esto es un requisito básico para que se impliquen personalmente en el proyecto cuando empieza a crecer el negocio.
  • Adaptación al cambio. De la flexibilidad del emprendedor para adaptarse a los diferentes cambios (de mercado, innovaciones tecnológicas, legislativos) va a depender en muchos casos la supervivencia de la empresa, pero también de la capacidad de adaptación al cambio del resto del equipo.
  • Capacidad para tomar decisiones. La toma de decisiones es una habilidad muy ligada a la iniciativa y a la orientación al logro, pero incluso personas con iniciativa y seguridad en sí mismos pueden llegar a sentirse bloqueados por diferentes motivos.
  • Capacidad de planificación. La planificación es clave para anticiparse a los problemas y poder resolver varios conflictos a la vez.
  • Capacidad creativa. La influencia de la capacidad creativa en el éxito o fracaso de un negocio va más allá de la simple capacidad para inventar objetos innovadores o de crear una campaña de comunicación rompedora.
  • Capacidad para crear oportunidades. La mayoría de las personas que montan un negocio lo hacen porque detectan una oportunidad. El carácter observador y la curiosidad innata de muchos promotores son dos rasgos que facilitan, sin duda, su visión de las oportunidades de negocio.
  • Capacidad para crear equipos. La falta de habilidades para crear equipos eficaces ha complicado el crecimiento del negocio de más de un emprendedor, precisamente cuando todo parece que empieza a funcionar. Muchos fallan al seleccionar a sus empleados, porque no han definido bien el perfil del puesto que van a ocupar o colocan a personas equivocadas en puestos clave para la empresa.

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