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Las especies bandera son representantes, que son escogidos como símbolos de protección o como estandartes de un determinado territorio. Su elección no está basada en los criterios ecológicos de las mismas, sino más bien en el carisma o la empatía que estas producen en el público en general. No obstante, en muchas ocasiones, una misma especie puede ser considerada bandera, paraguas y clave al mismo tiempo; por lo que contaría con las ventajas competitivas de cada uno de los grupos que se han venido explicando.
Son tratadas como símbolos de la conservación, para captar la atención del público o acercar el medio natural a este. De manera que se sienta como un problema cercano y sobre el que se debe actuar. Se podría decir que se trata del pilar sobre el que se sustenta una campaña de marketing cuyo objetivo la obtención de la financiación suficiente para la creación de planes de conservación.
Esta campaña se envía a unos destinatarios empleando la figura de un animal, atractivo por su belleza o por cualquier otra característica que posea y que transmita ternura; que está sufriendo las consecuencias de diferentes comportamientos humanos de una manera severa. Por lo que se emplean impactantes imágenes de las principales amenazas que recaen sobre este.
Su papel dentro del ecosistema no es más amplio que el de otras especies, como las clave o paraguas; pero tienen una gran importancia. La pérdida de estas, sería considerada una dolorosa noticia para todos los profesionales encargados de su conservación y para la ciudadanía en general. Su papel como abanderados de la conservación de un espacio, como referentes o líderes visibles, ha hecho que sean conocidas también como especies emblemáticas.
Planes de conservación
Para la creación de planes de conservación se necesita de la correspondiente financiación, por lo que los ejemplos más representativos de este tipo de especies coinciden con grandes aves o mamíferos. Estos son estéticamente atractivos según los cánones de belleza más comunes. Esto con la finalidad de que generen la suficiente empatía, como para recaudar fondos para su conservación.
Este suele ser el inicio del proceso de creación de conciencia pública sobre la necesidad de protección de las especies. Para ello, las especies bandera cumplen un papel importante, precisamente, en la concienciación del público en general. Como se ha dicho, su papel es muy importante en el proceso inicial de aproximación del público general al medio natural; no obstante, han sido objeto de diferentes críticas. En ocasiones, se ha desarrollado una conciencia selectiva a la hora de garantizar la protección. Así pues, manifestándose un gran interés por la conservación de estas especies emblemáticas, pero dejando de lado al resto; como si se tratase de especies que no corren peligro o que son “de segunda categoría”.
Esta percepción de aislamiento o extracción de la especie emblemática de su entorno provoca que a menudo en la sociedad, se entienda la conservación del medio ambiente como poner fin a la extinción de dichas especies. Esto sin considerarlas en realidad como un engranaje más dentro del mecanismo de funcionamiento de un ecosistema. Por otro lado, se deriva otra posible consecuencia del empleo de este tipo de especies bandera y es que en el caso de que no se logren los objetivos que permitan la supervivencia de dichas especies y estas se vean abocadas a la extinción, sobre el público puede generarse un sentimiento de apatía y fracaso.
Ejemplos reales
Son muchos los ejemplos que existen a nivel mundial, de las especies que han abanderado grandes movimientos conservacionistas. Uno de los ejemplos más claros es el oso panda (Ailuropoda melanoleuca). Además, desde 1961, es el logo de una de las organizaciones más importantes en el área de la conservación de la naturaleza a nivel global, la WWF.
En todo este tiempo, esta organización ha encabezado estrategias para el restablecimiento de la red de reservas naturales y corredores ecológicos de la especie. Esto a través de diferentes acciones, para evitar el impacto sobre sus bosques. En la actualidad ya existen 67 reservas para la protección de casi dos tercios de la población del planeta. Esta especie ha sido empleada durante casi 60 años como uno de los iconos de la conservación a nivel mundial.
Hace unos años, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cambió la categoría de esta especia de “en peligro” a “vulnerable”, ya que se produjo un incremento de la población del 17%, con respecto a la década anterior; sin embargo, según la UICN los efectos del cambio climático en los próximos años pueden suponer la desaparición del 35% de los bosques de bambú, hábitat de la especie.
Por su parte, el tití león dorado (Leontopithecus rosalia) es una especie emblemática en Brasil, que está considerado todo un símbolo, apareciendo incluso en los billetes nacionales. La población de esta especie llegó prácticamente a la extinción en los años 60 debido a la deforestación del bosque Atlántico, desde entonces se han llevado a cabo acciones para la creación de corredores entre las áreas de distribución, contando con cerca de 2.600 ejemplares en la actualidad.
Campañas de conservación
Similar a estos, es el caso del tigre de bengala (Panthera tigris), el koala (Phascolarctos cinereus) o las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae). Todas ellas son icono de campañas de conservación y ocupan grandes espacios en los congresos y noticiarios, de modo que se consigue captar la atención de gran cantidad de público. Dentro de este grupo es posible encontrar algún ejemplar que se aleja ligeramente de dicho estereotipo tan carismático, pero que es de gran importancia desde el punto de vista cultural. Este es el caso del zorro volador de Pemba (Pteropus voeltzkowi), uno de los símbolos de Tanzania.
Estos individuos en peligro de extinción llevan siendo objeto de conservación casi cuatro décadas. Además, esta especie juega un rol importante en el ecosistema como dispersador de semillas, de modo que, llegada su extinción total, los problemas no afectarían únicamente al medio ambiente, sino a la población local y su economía. Entre otras funciones, es el polinizador natural de la fruta del durio, una cosecha que mueve millones de dólares.
Pero, como se mencionó con anterioridad, las especies bandera son en muchas ocasiones, especies paraguas al mismo tiempo, teniendo la doble funcionalidad de, por un lado, ampliar el rango de especies a conservar bajo el de una sola y, por el otro, ser especies que cuentan con buena publicidad y alta repercusión mediática.
Esta versatilidad las coloca en el centro de multitud de campañas y proyectos conservacionistas a nivel estatal o de otros organismos como las ONG. En España hay bastantes ejemplos de este tipo de especies con doble papel. Se tiene al quebrantahuesos, actúa como especie paraguas, pero también como un emblema de la avifauna de los Pirineos.
La protección de especies desde el veterinario
En la actualidad la diversidad en flora y fauna se ha visto peligrosamente reducida debido a la cacería y explotación ilegal. Debido a ello, el impacto producido será a gran escala mortal, incluso para la raza humana. Por esta razón, el veterinario tiene la labor de preservar y promover el cuidado de la fauna y la diversidad animal. Para ello, estas figuras se capacitan de manera constante, aprendiendo varias técnicas que le permiten llevar a cabo su labor.
TECH Universidad Tecnológica ha sido una de las herramientas de mayor ayuda para los profesionales de este campo. Esto se debe a su amplio portafolio educativo ofertado, donde se pueden hallar programas como el Máster en Gestión y Dirección de Centros Veterinarios y el Máster en Nutrición Veterinaria. Sin embargo, para aquellos profesionales que buscan ofrecer sus esfuerzos a la preservación de la biodiversidad, no cabe duda que su mejor elección será el Máster en Gestión de la Fauna Silvestre.