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Se parte de que no existe una terapia eficaz en trastornos de la conducta alimentaria (TCA) que no esté acompañada de un proceso de renutrición y realimentación. Lo anterior aplica para pacientes con cualquiera de estos trastornos debido a que el objetivo principal en todos ellos es un ordenamiento de la alimentación. O lo que es lo mismo: el establecimiento de hábitos adecuados en relación a este tema.

Cambiar la actitud interna no conlleva un cambio espontaneo de la conducta alimentaria. Para que este cambio se produzca, la intervención ha de ser multidisciplinar. De hecho, el primer paso es visitar al médico, a un médico con experiencia en el TCA, que evalúe a la paciente para comprobar su estado clínico.

De este chequeo se podrá saber cuáles han sido las consecuencias que la mala alimentación ha tenido para la paciente, qué afectación hay a todos los niveles, si precisa algún tipo de tratamiento más específico, medicación y/o qué dieta sería la más adecuada. Por supuesto que esta última parte debe baja la supervisión de un nutricionista. Una adecuada alimentación repercutirá en una mejora de la salud tanto física como emocional de la paciente.

Intervención

Bulimia nerviosa (BN)

En pacientes con BN, la intervención inicial consiste en diseñar un plan alimentario específico y adecuado a las características únicas de cada paciente. Sin embargo, tiene dos objetivos comunes a todos los casos:

  • Normalizar el patrón alimentario para evitar los atracones y las purgas.
  • Normalizar el peso en caso de que haya sobrepeso.

Para ello es importante que la paciente entienda que sólo podrá bajar de peso cuando se terminen los atracones. Además, estos solo desaparecen cuando se normaliza el patrón alimentario. Por tanto, la meta es volver a aprender a comer. Para establecer un programa de alimentación adecuado es importante:

  • Que esté bien pautado ya que, al dejar de utilizar las conductas de purga, aumenta su miedo a engordar. Es importante que se les transmita con seguridad que lo que ingieren es adecuado, bien para mantener su peso o bien para disminuirlo en el caso de que exista sobrepeso.
  • Que sea normal en cuanto a las calorías ingeridas. No olvide que restringir las calorías ingeridas contribuye a la instalación y mantenimiento del trastorno. Una dieta baja en calorías aumenta el apetito. Esto, finalmente, desemboca en el atracón.
  • Que sea normal en cuanto a la ingesta de hidratos de carbono. La ausencia de estos en la dieta desemboca en un atracón. Una dieta adecuada precisa de una ingesta de entre 50%- 60% de calorías en forma de hidratos de carbono.
  • Que sea fraccionada en varias comidas diarias, entre 4 y 6. Al principio de la recuperación, las sensaciones de apetito y saciedad están muy vinculadas al atracón y al vómito. Por lo tanto, comer cada menos tiempo evita consumir grandes cantidades al tener menos espacios prolongados sin comer.
  • Que incluya todo tipo de alimentos teniendo en cuenta los gustos y las características de la paciente, sin dejar de lado nada que sea bueno para la salud. Al ritmo que pueda tolerar la paciente, se van incluyendo los alimentos que considera “malos”. No hay un criterio de alimentos “permitidos”, porque no hay alimentos “prohibidos”. Se van incluyendo todos en la diera poco a poco.

Rol del nutricionista

El control del peso se deja en manos del nutricionista. Este será en base a la altura, complexión física, genética y su historia en relación con el peso. Así se establecerá cuál ha de ser el peso adecuado que, además, es el peso mínimo al que hay que llegar. Teniendo en cuenta el nivel de distorsión de la imagen corporal, la mejor opción es evitar que se pese sola y que cuando lo haga en la consulta del nutricionista lo haga sin mirar lo que pesa. El objetivo es evitarle ver las oscilaciones de peso normales en el organismo cuando este está en proceso de recuperación.

Se refuerza el concepto de peso posible. Es aquel que se consigue comiendo moderadamente y sin privaciones. Se logra junto con una actividad física moderada y que no tiene por qué coincidir con el deseado.

Anorexia nerviosa (AN)

En pacientes con AN, la intervención inicial consiste en diseñar un plan alimentario específico y adecuado a las características únicas de cada paciente. La meta es realimentar a la paciente y que establezca hábitos alimenticios adecuados. Para ello:

  • Tiene que ser personalizado, adaptado a la situación de la paciente, a sus gustos y a las posibilidades que va ofreciendo. Se trata de ir incluyendo, poco a poco y a lo largo de las consultas, todo tipo de alimentos para cubrir las necesidades del organismo en cuanto a proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Se debe recordar que no hay alimentos “permitidos” porque no hay alimentos “prohibidos”.
  • Que sea fraccionada en varias comidas diarias, entre 4 y 6, y que indique, claramente, las cantidades explícitas a consumir en cada ingesta. Se puede valorar si la paciente puede tener cierto grado de decisión en las comidas no principales.
  • Que en principio las calorías ingeridas estén ligeramente por encima de las que viene ingiriendo la paciente para ir aumentando lentamente, a medida que la paciente va recuperando peso y el tratamiento va avanzando.

Intervención en el peso

Hay un peso mínimo al que hay que llegar. Se establece considerando la altura, complexión física, genética y su historia en relación con el peso. Este es el peso adecuado. Para no correr riesgos de salud, nunca puede estar por debajo del 10% del peso teórico. Para llegar al peso adecuado hay que ir poco a poco, de tal forma que el metabolismo haga los ajustes necesarios a la nueva situación sin riesgos. También sin que la paciente entre en pánico por pasar de una dieta restrictiva a una comer “normalmente”, lo que podría conllevar el abandono de la terapia.

El control del peso lo hará el nutricionista y lo normal es que sea un control semanal. Las pacientes con AN son pesadas de frente porque les tranquiliza tener cierto control del aumento de peso al comprobar que todo va tal y como se acordó con el profesional. Lógicamente esto les da cierta seguridad y confianza, lo que les lleva a colaborar.

Objetivos y herramientas

En principio es útil hacer registros alimentarios en los que se anotará qué come, en qué cantidad, a qué hora, con quién y cómo. Este último punto se refiere si con apetito, con culpa, ansiedad, apatía, etc. Será el acompañante quien proporcionará esa información. Para pacientes con AN que pierden el control puntualmente, es una forma de tomar conciencia de su cuerpo y de situaciones sociales, familiares que le puedan llevar a dicha pérdida.

El objetivo final es estar delgada pero sana. Para ello, es importante que se relacione de forma natural con la comida. En algún momento, la paciente perdió la capacidad de ver la alimentación como una función más. Temer comer, perder el control y engordar intensamente, es una preocupación que invade todo su ser y todo su tiempo. Ganar peso de forma gradual le enseñará que el control no lo pierde y que poco a poco se va sintiendo mejor.

Métodos de intervención en los TCA

La realidad de los trastornos de conducta alimentaria, a pesar de que no es la misma en cada paciente, puede abordarse por medio de técnicas específicas enseñadas en el Máster en Intervención Psicológica en Trastornos de la Conducta Alimentaria.

TECH Universidad Tecnológica, en la creación de este posgrado académico, ha reflejado la preocupación por otros colectivos afectados por patologías o trastornos mentales. Entre esta variedad, algunos ejemplos a mencionar son el Máster en Intervención Psicológica en los Trastornos de la Personalidad y Psicosis o el Máster en Intervención Psicológica en Dificultades del Aprendizaje. Sin embargo, la institución posee múltiples opciones más con el fin de que tú elijas el curso que más se acerque a tus aspiraciones profesionales.

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