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Las necesidades o requerimientos nutricionales e ingestas recomendadas son las cantidades de todos y cada uno de los nutrientes que un individuo precisa ingerir de forma habitual para mantener un adecuado estado nutricional y prevenir la aparición de la enfermedad. Las necesidades nutricionales tienen una amplia variabilidad interindividual. Por ello, para referirse a una población, en lugar de necesidades nutricionales, se emplea el término de ingestas recomendadas.

Las recomendaciones nutricionales son los niveles de ingesta de energía y nutrientes esenciales que un comité de expertos, con base en los conocimientos científicos disponibles en ese momento, consideran adecuados para cubrir las necesidades de la mayor parte de los individuos sanos de la población a la que se destinan. A excepción de la energía, las recomendaciones de los nutrientes se pautan como dos desviaciones estándar. Esto por encima de las necesidades medias de la población, con ello, se asegura la cobertura del 97,5 % de la población.

Para la energía, las recomendaciones se sitúan en las necesidades medias de la población, para evitar el desarrollo de la obesidad. En 1941, la Food and Nutrition Board publicó por primera vez las recomendaciones nutricionales (RDA) para EE. UU., desde entonces la comunidad científica se planteó la necesidad de ir actualizando el concepto; además de los valores establecidos conforme los avances científicos lo fueran recomendando.

La última revisión de las recomendaciones nutricionales consta de varios volúmenes publicados desde 1997 hasta 2004. Estos incluyen conceptos y valores nuevos respecto a las anteriores. Se conocen con el nombre de dietary reference intakes (DRI), sustituyendo a las RDA anteriores en su décima edición publicadas en 1989.

Dietary Reference Intakes (DRI)

Las DRI no son necesidades mínimas, ni ingestas óptimas, sino que definen márgenes de seguridad que eviten riesgos carenciales y de patologías crónicas. Su finalidad es establecer valores de referencia que se puedan usar con diversos objetivos; planificar y evaluar dietas, valorar los alimentos como fuente de nutrientes en la dieta, entre otras. En ellas, se incluyen los siguientes conceptos:

  • EAR (estimated average requirement, o requerimiento medio estimado), ingesta estimada de un nutriente suficiente para cubrir las necesidades de la mitad de individuos de una población sana, según edad y sexo. Se calculan con base en criterios específicos para cada nutriente. Esto dada la complejidad técnica, el elevado coste y los problemas éticos que puede plantear la experimentación en humanos.
  • RDA (recommended dietary allowance, o recomendación dietética), es la media del nivel de ingesta dietética diaria suficiente para cubrir las necesidades de un nutriente de casi todos los individuos sanos de una población determinada (97- 98 %). La RDA se obtiene a partir de la EAR, cuando se dispone del valor de la desviación estándar (DS) y los requerimientos de la población siguen una distribución normal, de forma que se establece como RDA = EAR + 2 DS.
  • AI (adequate intake, o ingesta adecuada), valor de ingesta recomendado basado en aproximaciones, estimaciones observadas o determinadas experimentalmente de la ingesta de un nutriente por la población sana. Las AI son el paso anterior a la RDA, se aplican cuando no existen suficientes datos científicos en humanos para establecer la EAR y, por consiguiente, la RDA.
  • UL (tolerable upper intake level, o límite superior de ingesta tolerable), nivel máximo de ingesta media diaria de un nutriente que no presenta riesgo de causar efectos adversos para la mayor parte de la población a largo plazo.

Valores dietarios

Las cuatro categorías han sido establecidas para vitaminas y minerales, se incluyen por primera vez las AI para fibra total, ácidos linoleico y linolénico, así como las RDA para carbohidratos, proteínas y aminoácidos esenciales. Además se incluyen los requerimientos energéticos estimados (EER), según diferentes niveles de actividad, con el fin de evitar situaciones de mayor ingesta de energía que derivaría en potencial obesidad.

Se han establecido el UL para la mayoría de vitaminas y minerales, aunque no se han establecido para los macronutrientes, se recomienda limitar la ingesta de colesterol, ácidos grasos trans y ácidos grasos saturados, así como los azúcares refinados, para que contribuyan al aporte calórico de la dieta en menos del 25 %. Algunos de los valores de UL/día establecidos hasta la fecha son:

  • Vitamina A 3000 µg
  • La vitamina D 50 µg (2000 UI)
  • Vitamina E 1000 mg
  • Vitamina B6 100 mg
  • Niacina 35 mg
  • Ácido fólico sintético (a) 1000 µg
  • Vitamina C 2000 mg
  • Calcio 2500 mg
  • Fósforo 4000 mg
  • flúor 10 mg
  • Selenio 400 µg

No hay información suficiente para establecer de momento UL para estos nutrientes. En estos casos, la ingesta de cantidades superiores a las recomendadas debe hacerse con mayor precaución.

Comparación entre las RDA y las DRI

Las principales diferencias entre las DRI y las anteriores RDA son las siguientes:

  1. Las DRI no son un solo valor, sino que responden a cuatro conceptos para cada nutriente.
  2. El objetivo de la DRI no es solo evitar la situación de insuficiencia de ingesta y desnutrición correspondiente, sino que incluye la reducción de padecer enfermedad crónica degenerativa.
  3. Se contempla la importancia e interés de establecer los UL como niveles máximos en la ingesta de cada nutriente, siguiendo criterios toxicológicos, teniendo en cuenta los efectos adversos para la salud.
  4. Se ha considerado el interés de ingesta de algunos componentes de los alimentos, no nutrientes en el sentido tradicional, pero con suficientes datos que apoyan el interés de su ingesta para beneficio de la salud. La colina, los prebióticos, los probióticos y los antioxidantes son los primeros componentes incluidos en este apartado.
  5. Se propone revisar las DRI siempre que los nuevos avances científicos disponibles acerca de un nutriente así lo recomienden, sin esperar a plazos fijos de tiempo.

Necesidades y recomendaciones de nutrientes

Hidratos de carbono

Su recomendación se establece con base en la consideración de la glucosa como fuente de energía primaria para el cerebro. Si las demandas de glucosa superan al aporte dietético, el organismo dispone de los mecanismos para sintetizarla a partir de otros compuestos, como aminoácidos, fructosa, glicerol o ácidos orgánicos.

Al no ser nutriente esencial es difícil establecer unos requerimientos y, con ellos, unas recomendaciones de ingesta, pero se conoce que su ausencia en la dieta es causa de diversos trastornos metabólicos, como oxidación de ácidos grasos, cetosis, pérdida de sodio, sobrecarga renal, deshidratación, entre otros, que pueden ser prevenidos con un adecuado aporte de carbohidratos.

El rango aceptable para su contribución a la energía total se ha establecido entre el 45-65 %, para todas las edades. Las principales fuentes dietéticas son granos y vegetales, las fuente de almidón como pasta, arroz, patatas o pan, y el azúcar natural de frutas y zumos. Se recomienda que la cantidad de azúcares añadidos no supere el 25 % de la energía, aunque algunos expertos reducen este contenido hasta un 10 %.

Fibra dietética

Su recomendación se basa en su función de regulador intestinal, reducción en el riesgo de enfermedad coronaria y efectos beneficiosos en la regulación de la glucemia, entre otros. Su ingesta óptima para la población adulta está pautada en torno a 25-35 g/día, que debe aportarse a través de alimentos, como frutas, verduras o legumbres, no con suplementos farmacológicos.

Lípidos

La principal importancia en el aporte de lípidos radica en los ácidos grasos esenciales de las familas ω6 y ω-3 (linoleico y linolénico). En el lactante y en el anciano son también esenciales: araquidónico, eicosapentaenoico y docosahexaenoico. El rango aconsejado para la contribución de la grasa total a la energía de la dieta para la población adulta está establecido entre 20-35 %, según edad y la fuente dietética preferente. Se permite mayor contribución (hasta el 35 %), si se emplea aceite de oliva como grasa de adición, por su contenido en ácido oleico.

La importancia de una buena alimentación

Dentro del deporte es de vital importancia conocer qué necesidades energéticas y nutricionales va a tener nuestro cuerpo. Dependiendo del gasto energético, de nuestra composición corporal, y de otros factores importantes, esto se puede anticipar. Esto permite que el deportista pueda consumir cierta cantidad de alimentos dependiendo de lo que su cuerpo exija para realizar la práctica deportiva.

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