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En este artículo se explicarán los aspectos más relevantes del comportamiento y el manejo del paciente felino difícil, orientados a la atención de urgencias. Se hará especial hincapié en que el alumnado conozca en detalle las técnicas de prevención del estrés y los conflictos, además de los métodos de control útiles con gatos poco colaboradores.

Aspectos relevantes del comportamiento felino

El gato en su origen es un micro-depredador solitario, aunque también es presa en sus ecosistemas, y es fuertemente territorial. Su proceso de domesticación se inició de forma reciente, es incompleto, y por ello hay diversos perfiles felinos, con rasgos etológicos (y físicos) más o menos modificados y con diferentes grados de afinidad hacia las personas. Pese a la estrecha relación del ser humano con el gato, persiste un gran desconocimiento acerca de su comportamiento normal y de sus formas de comunicación.

El conocimiento de la conducta felina es un factor valiosísimo a la hora de mejorar el manejo y de evitar conflictos. La mayoría de los gatos aprecian la privacidad y autonomía, y por ello no suelen aceptar con facilidad un manejo cercano. Aun así, hay individuos particularmente sociables o mansos que podrán prestarse al contacto físico. Los conceptos de jerarquía y dominancia social tienen muy poco sentido en un animal no social como el gato, por lo que nunca deberán contemplarse las relaciones humano-felinas bajo este prisma.

Los aspectos relacionados con la privacidad y el desarraigo territorial tendrán mucho más peso, y en determinados individuos también el contacto y el afecto. En cuanto a sus sentidos, la vista felina es muy sensible al movimiento, y mantiene excelente calidad en condiciones de poca luz. Esto hace que sean especialmente reactivos ante luces fuertes, acercamientos y movimientos bruscos.

El lenguaje visual será de gran importancia para la comunicación entre gato y humano. Su oído es muy superior al humano, alcanzando el rango ultrasónico y subsónico. El gato es sensible a ruidos tenues y fuertes, y a frecuencias altas. Las vocalizaciones también son de gran importancia a la hora de comunicarse.

Comunicación en el felino

El tacto felino no difiere mucho del humano (salvo por las sensibles vibrisas), concentrado en la cara y el complejo podal. El hocico y las patas suelen ser los lugares de contacto más sensible. La comunicación táctil es un asunto particularmente sensible, al no ser animales sociales, y puede ser mal tolerada. El olfato felino es miles de veces superior al humano. La especie felina es particularmente reactiva ante olores intensos.

La comunicación olfativa es de enorme importancia, y los humanos no alcanzan a captar y respetar adecuadamente muchos aspectos del mundo olfativo felino. La comunicación felina puede llegar a ser muy sutil, por lo que es particularmente importante aprender a reconocerla e interpretarla. Los rasgos más relevantes son los visuales (expresión facial, postura, movimientos), aunque las expresiones auditivas también son interesantes.

Todos estos rasgos integrados dan idea del estado de ánimo del gato. Es importante no dar una interpretación antropomorfizada de las expresiones felinas, ya que esto conducirá a errores comunicativos importantes Un gato relajado tendrá una expresión facial sosegada y una postura sin tensiones. Parpadeará, contemplará el alrededor con naturalidad, y sus movimientos serán fluidos, neutros y calmados.

El ronroneo suele indicar agrado, pero no siempre. Sus acercamientos, si los hay, serán casuales, generalmente no en línea recta y lentos. Hay diferentes señales de alarma, que deben considerarse de forma precoz como lo son: las expresiones de expectación felina (sea por interés o por alerta) incluyen cabeza elevada, orejas erguidas y enfocadas, mirada fija y atenta, postura corporal tensa y quieta, hipervigilancia, movimientos amagados y silencio o vocalizaciones de reclamo de atención.

Aspectos relevantes del entorno y la actitud hacia los gatos

A la hora de relacionarse con los gatos, se debe mantener una actitud respetuosa, y tratar de emplear técnicas eficaces y seguras. Es imprescindible atender a los signos comunicativos. Deben primar los criterios de bajo estrés. Todo manejo, del tipo que sea, tiene que ser lo menos aversivo que se pueda, y exento de riesgos para la persona y el gato en la medida de las posibilidades.

En urgencias, por lo general, se debe minimizar el tiempo de intervención, prefiriéndose una manipulación rápida y resuelta, pero eficaz, a una manipulación suave pero prolongada, que genere un elevado estrés. Los factores que más ayudan a minimizar el estrés son, ante todo, la predictibilidad (señalizando y avisando de todas las acciones a tomar) y la sensación de control (facilitando que el gato pueda detener momentáneamente la acción o evadirse parcialmente hacia un lugar privado). Estos dos factores no siempre pueden ser satisfechos en situaciones de urgencia.

El trato suave y calmado también será de ayuda, así como un ambiente confortable y exento de estímulos aversivos. Es conveniente reconocer cuál es el lugar que más confortable resulta para el gato, y trabajar con él allí (sobre un cojín o manta en el suelo, en un rincón de la sala, en el regazo, etc.). El uso de todo tipo de distracciones adecuadas también será de gran ayuda.

Hay que aprovechar los gustos y las preferencias del animal, y reservar los motivadores de máxima escala (las cosas preferidas del gato) para las interacciones que puedan llegar a resultar más aversivas. Si las intervenciones sobre el gato van a ser frecuentes, es muy recomendable introducirlas de la forma más gradual posible y asociarlas a estímulos positivos de alto valor (premios: alimento, juego si es aceptado, contacto social si es aceptado).

Control físico en pacientes felinos

Aunque el manejo individual generalmente se entiende como la manipulación física, para algunos propósitos ni siquiera es necesario entablar contacto con el gato. En algunos casos se podrán emplear estrategias de atracción y conducción mediante punteros (varas rematadas en un objeto llamativo, punteros láser, etc.), o señuelos (un objeto atractivo, una golosina sabrosa, un lugar confortable, un escondrijo seguro, etc.).

El puntero o el señuelo se puede simplemente mostrar (para atraer), se puede desplazar trazando una ruta (luring), se puede colocar en el lugar al que se desea que vaya el gato, o incluso se puede lanzar hasta allí. Este tipo de manejos son particularmente seguros, aunque difíciles. Son principalmente útiles para lograr que el gato entre o salga de su jaula, y para conducirlo por las instalaciones.

Con los gatos suele resultar útil ofrecer refugios muy atractivos de forma premeditada, que puedan servir para determinadas utilidades una vez que el animal se mete dentro (tubos radiolúcidos para radiografías, cajas fenestradas para diferentes exploraciones o accesos, etc.). Por lo general, el control físico inicial del gato se hará mediante un transportín o una bolsa de transporte.

Todos los pacientes felinos deberían recibirse en uno de estos elementos de transporte, para permitir al menos un control básico. Idealmente, también deberían venir con uno de sus juguetes preferidos, y con suficiente hambre como para estar muy motivados por la comida. La sujeción en los brazos del propietario no suele ser eficaz salvo en pacientes muy mansos, que se podrían sujetar con un arnés y correa, como si fueran perros pequeños. En pacientes con temperamentos no tan mansos que se presenten sin transportín, será muy recomendable que el propietario o el profesional de veterinaria los introduzcan en uno.

El manejo en consulta veterinaria

El profesional en veterinaria debe contar con ciertas habilidades puntuales que le permiten hacer de su labor óptima y mucho más efectiva. Dentro de este conjunto de capacidades del mismo, se encuentra el control y manejo de diversas especies. Por esta razón la capacitación constante es totalmente necesaria, ya que la misma le brinda nuevos conocimientos a su labor diaria.

TECH Universidad Tecnológica se encuentra posicionada como la mayor universidad virtual del mundo. Este título ha sido predispuesto debido a la gran cantidad de programas que esta institución ofrece. Dentro de la misma se encuentra la Facultad de Veterinaria, donde se hallan programas como el Máster en Anestesiología Veterinaria y el Máster en Rehabilitación Equina. Sin embargo, para aquellos profesionales que buscan complementar sus conocimientos y fortalecer sus habilidades en la consulta veterinaria, una de sus mejores opciones será el Máster en Urgencias Veterinarias en Pequeños Animales.

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