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En este artículo explicarán de las posibles modificaciones en el patrón de locomoción estándar de un caballo, profundizando en la claudicación del equino. Para comenzar, se abordarán las alteraciones inducidas por una patología originada en los miembros torácicos; después se continuará estableciendo las características más relevantes en el patrón locomotor de afecciones de los miembros pelvianos; finalmente, se presentarán las compensaciones en el esqueleto apendicular y se incide en variaciones inducidas por dolor en la región dorsal.

Variaciones del patrón locomotor

El coste energético de la locomoción lo determinan las fuerzas y la carga ejercida por (y sobre) las extremidades. Esta circunstancia explica, por una parte, que en la biomecánica alterada en presencia de claudicación, el miembro afectado evita realizar un apoyo de carga. Ejemplo, o bien el dolor en una extremidad reduce la extensión de la articulación metacarpo/metatarsofalángica proporcional a la disminución de la fuerza vertical de apoyo. Bien, por el contrario, puede aumentar la extensión de esta articulación por un compromiso funcional del aparato suspensor, más evidente al paso que al trote.

Por otro lado, las transiciones entre aires reducen las fuerzas verticales y el estrés mecánico en el sistema musculo-esquelético. Ante la existencia de una claudicación es relativamente habitual observar un cambio de aire del trote al galope y viceversa, o la presencia un cánter desunido. Por otra parte, cuando existe un dolor localizado, el patrón locomotor se ajusta para disminuir la carga sobre la región afectada. Esto mediante una disminución en las fuerzas de desaceleración verticales y longitudinales.

Estas diferencias se aprecian en la fuerza de reacción contra el suelo tanto al paso como al trote. En general, a medida que aumenta el grado de dolor, el caballo muestra una fuerza de impacto disminuida. Además de un descenso de la carga durante la primera mitad de la fase de apoyo y una disminución del pico de fuerza vertical. Ahora bien, el impulso vertical también se reduce, lo cual se asocia a un aumento de la duración de la fase de apoyo. El cuerpo recibe menos impulso vertical durante la fase de apoyo de la extremidad en cuestión. Esto a pesar de un leve aumento de la duración de esta fase.

Impulso vertical

  • En el paso, las fuerzas verticales contra el suelo no son elevadas, por lo que es habitual no observar signos clínicos en claudicaciones leves. Sin embargo, este aire resulta muy útil para valorar la longitud de tranco y la sobre huella de los miembros pelvianos. El movimiento vertical de la cabeza en cojeras unilaterales del miembro torácico es asimétrico. De tal forma que la elevación es mayor cuando el miembro afectado contacta con el suelo y en la primera parte de la fase de apoyo.
    El movimiento vertical de la pelvis no sigue este patrón de trayectoria, por ende, muchas veces se hace imperceptible la asimetría. Por lo anterior, resulta más útil la observación del grado de protracción de la extremidad y la observación del descenso de la articulación del menudillo. En círculos sobre una superficie dura o en ‘8’ puede observarse un apoyo anticipado del miembro sano.
  • El trote es un aire simétrico. Se realiza en pares diagonales, separados por un periodo de suspensión. Esto genera un movimiento sinusoidal de la cabeza y el tronco en dirección dorsoventral.
    Desde el punto de vista clínico, el desplazamiento de los bípedos crea un balanceo de la cabeza y de la tuberosidad sacra. El movimiento al trote, en un caballo sano, en línea recta presenta: simetría de las fuerzas verticales (mayores que las exhibidas durante el paso). Además de aceleración dorsoventral del tronco y duración de la fase de apoyo de las diagonales derecha e izquierda. Los miembros pelvianos y torácicos se deben mover en dos pistas. Comparado con el paso, el trote es un aire más rápido y recibe, por tanto, una carga mayor durante la fase de apoyo, flexionando, en mayor grado, las extremidades durante la fase de suspensión.

Trote como diagnóstico

Por todo lo anterior, el trote permite detectar una pérdida de simetría del desplazamiento dorsoventral de la cabeza y las tuberosidades sacras asociadas a la biomecánica de la cojera. Para detectar esto, se va a comparar el lado derecho e izquierdo del caballo, como se verá a continuación. En algunas ocasiones cuando se solicita un aumento de la velocidad al trote, el caballo puede realizar una transición al galope para evitar aumentar la longitud del tranco.

El cánter o galope es un aire asimétrico realizado en 3 o 4 tiempos, en el cual los miembros pelvianos se flexionan de manera simultánea, adicionalmente, el movimiento de flexión y extensión del dorso y articulación lumbosacra contribuyen a los cambios en la longitud de tranco. Las fuerzas verticales sobre los miembros torácicos son mayores en el miembro atrasado (el primero que toma contacto con el suelo), por lo tanto, ante una claudicación del tercio anterior, el caballo tenderá a salir al galope a la mano afectada como intento de protección de la misma.

Por ejemplo, el dolor en la extremidad anterior derecha genera una tendencia a galopar a esa mano para soportar mayor fuerza vertical sobre la extremidad torácica izquierda. En el caso de los miembros pelvianos, el miembro adelantado o líder (el último que contacta con el suelo) recibe una fuerza vertical, una duración de apoyo y una flexión de las articulaciones proximales mayores, por lo que la tendencia será a galopar a la mano contraria. Por ejemplo, ante una claudicación del miembro posterior derecho, el caballo tenderá a galopar a mano izquierda.

Claudicación del miembro torácico

Las cojeras de los miembros torácicos se caracterizan por un movimiento asimétrico dorsoventral de la cabeza. De manera simplificada, la principal característica en una cojera de apoyo del miembro torácico consiste en una elevación de la cabeza cuando el miembro afectado está en contacto con el suelo y un descenso cuando el apoyo se produce en el miembro sano o menos afectado, aunque esto no siempre es evidente en el primer caso.

Esto se explica porque el movimiento de la cabeza sigue el desplazamiento del centro de gravedad corporal, descendiendo en la fase de apoyo inicial y elevándola en el momento de despegue, esto sucede incluso en pacientes sanos. Localizar la cojera en la primera mitad o en la segunda mitad de la fase de apoyo es muy útil para intentar distinguir la causa de la claudicación en los miembros torácicos:

  • Cuando una cojera se produce en la primera fase de apoyo (fase de impacto inicial), el caballo desplaza la cabeza hacia arriba, seguida de una aceleración hacia abajo. El descenso de la cabeza es más acentuado cuando el miembro sano contacta con el suelo.
  • De manera alternativa, en la segunda fase del apoyo (fase de despegue o empuje), la cabeza se desplaza hacia arriba acompañando al centro de gravedad de forma fisiológica. Cuando existe dolor, la cabeza se desplazará verticalmente de forma más acentuada, desacelerando al final de la fase de apoyo y alcanzando su altura máxima justo antes del inicio de la fase de apoyo de la extremidad contralateral sana. Este patrón es contrario a las cojeras que se manifiestan en la fase de impacto: la cabeza se desplaza hacia arriba de manera más acentuada, justo después del despegue de la extremidad sana.

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