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Existen situaciones en las que se definen las técnicas de hidroterapia como una contraindicación. Estas son las llamadas contraindicaciones absolutas, incluso si es cierto que el uso del agua está indicado en multitud de procesos beneficiosos para los individuos. Sin embargo, en algunos casos pueden ser perjudiciales.

Situaciones especiales

Existen algunas situaciones en las que la cura termal o la terapia acuática están contraindicadas absolutamente. Entre sus razones, se debe a que su uso puede:

  • Propagar infecciones por contaminación del agua.
  • El paciente puede empeorar su estado de salud.

A lo largo de la historia, se ha estudiado y conocido más sobre la balneoterapia. De esta manera, se han aprendido a manejar distintas situaciones que antiguamente se podían considerar una contraindicación absoluta. En la actualidad, estas son pequeñas molestias o inconvenientes que, bien explicados, tratados y evaluados, dejan de presentarse como una contraindicación. No son situaciones que conlleven un riesgo para el paciente. En el caso de una posible contaminación del agua, con pequeños ajustes en la forma de aplicación o consejos en la higiene del propio paciente, se puede subsanar fácilmente.

Casos frecuentes

Sobre estos casos, los más frecuentes en tiempos pasados fueron:

  • La incontinencia de esfínteres: no debería considerarse una contraindicación, pero sí se deben tomar precauciones, sobre todo para evitar la contaminación de las aguas. La solución puede ser tan sencilla como realizar las curas de forma individualizada (en bañeras o tanques individuales y no colectivos para poder asegurar su desinfección en caso de ser necesario por escape fecal). También es importante establecer dispositivos de continencia en la vestimenta del paciente. Por otro lado, es importante evaluar y tratar cómo se siente y se auto percibe el paciente.
  • Lesiones cutáneas: se entiende que, en el pasado, pudiera poner en riesgo la propagación de infecciones por contaminación del agua a causa de heridas supurantes e incluso ulceraciones. Sin embargo, en la actualidad existen distintos tipos de apósitos impermeables que pueden recubrir la zona. De esta manera se evita el contacto directo con el agua. Así pues, deja de ser una contraindicación absoluta.
  • Menstruación: quizá esta sea una de las contraindicaciones absolutas más flagrante a lo largo de la historia. Se entiende que la menstruación es un proceso hormonal normal en la mujer, que no se debe considerar una contraindicación, aunque sí puede llegar a ser una molestia en la propia paciente. Para ello, se pueden usar protecciones internas (ejemplo: tampón).

Tipos de contraindicaciones

Aun así, existen distintas situaciones que sí se presentan como una contraindicación para la aplicación de la técnica. Estas tienen que ver directamente con la cura termal con el proceso patológico concreto y con el estado del paciente. Aquí se debe hacer referencia tanto a la composición química del agua mineromedicinal como a su forma de aplicación en lo que a temperatura, presión y técnica específica se refiere. Quizá las más llamativas sean las primeras, pero no se deben pasar por alto ninguna de ellas.

Cura termal

Cuando la cura termal se realiza a través del agua mineromedicinal bebida (lo que se denomina cura hidropínica), existen algunas aguas que pueden tener contraindicaciones. Varía por la riqueza en algún mineral que sea contraproducente para el buen desarrollo del estado del paciente. Este es el caso de:

  • Aguas ricas en sodio: en pacientes hipertensos, complicaciones cardiovasculares y complicaciones renales.
  • Aguas ricas en hierro: hemosiderosis o hemocromatosis.
  • Aguas ricas en calcio: litiasis.

Otro aspecto que se debe valorar de la cura termal es la temperatura a la que se aplican algunas técnicas. Es importante conocer que, cuando la temperatura de aplicación es elevada (nos referimos a técnicas calientes), su aplicación es contraproducente en:

  • Pacientes con insuficiencia venosa moderada o severa.
  • En cuadros de esclerosis múltiple o enfermedad de Parkinson.

Por último, en cuanto a la presión a la cual se aplican algunas técnicas, estas aparecen contraindicadas en:

  • Pacientes con osteoporosis severa.
  • Pacientes con trastornos de coagulación con predisposición a la hemorragia o pacientes en tratamiento con anticoagulantes.

Patología y su evolución

Si se agrupan de forma general las posibles contraindicaciones, se entiende que la cura termal deberá ser interrumpida en todos aquellos procesos que cursen de forma aguda o sintomática en el momento de la valoración para la prescripción o seguimiento de la cura termal. Por esta razón, es necesario contar con el servicio médico que se encargará de realizar una correcta valoración. En caso de que se produzca una reagudización del proceso durante la cura termal, poder derivar al centro sanitario de referencia. Entre estas enfermedades se pueden destacar:

  • Infecciosas: ocasionales o crónicas.
  • Cardiovasculares agudas, no controladas o sintomáticas: tromboflebitis, insuficiencia cardíaca congestiva, angor inestable, etc.
  • Respiratorias agudas o en reagudización: analizar la repercusión en la gasometría.
  • Procesos agudos de riñón o vías urinarias: hematuria, anuria, etc.
  • Gastrointestinales con sintomatología aguda: pancreatitis, peritonitis, etc.
  • Hematológicas agudas: cuadros autoinmunes.
  • Agudas en el aparato locomotor o en sus brotes: artritis aguda infecciosa, enfermedad de Paget, artritis reumatoide, etc.
  • Endocrinas agudas: tiroiditis.
  • Agudas de la piel: infecciones herpéticas, brotes de psoriasis, etc.
  • Cuadros neurológicos agudos: síndromes vertiginosos, crisis comiciales, etc.

Por otro lado, también se presenta como una contraindicación en aquellos estados que presenten un gran deterioro, gran caquexia. En ellos, el sobre esfuerzo que exige al organismo la cura termal es contraproducente.

Estado del paciente

En este caso se desaconseja en poblaciones mayores o pequeñas. En bebés y población infantil hasta 3 años, la cura termal es disuasiva por la sensibilidad reactiva que pueden presentar. Aunque también es verdad que en la actualidad se empiezan a incluir en distintos estudios. Finalmente, la cura termal está contraindicada en el primer trimestre del embarazo, por el riesgo de aborto espontáneo por mala implantación del feto. También en el tercer trimestre del embarazo por el peligro de adelantar el momento del parto y sus posibles complicaciones.

Terapia acuática

Cuando hablamos de terapia acuática, donde añadimos los efectos del ejercicio a los propios efectos de la inmersión, las contraindicaciones serán claras. Es importante valorar que dichas contraindicaciones se producen por dos grandes motivos:

  • Contaminación del agua debido a la propagación de infecciones.
  • Agravamiento en el proceso clínico del paciente.

Dichas situaciones se pueden ver favorecidas por el simple hecho de situarse en inmersión, o por los efectos producidos al realizar ejercicio. Si el paciente presenta alguno de los siguientes supuestos, la terapia acuática estará contraindicada. Por ende, habrá que buscar otra alternativa de tratamiento para garantizar la seguridad del paciente, del fisioterapeuta que trabaje con él y del resto de usuarios del vaso donde se desarrolle la terapia.

Posibles factores

  • Procesos infecciosos o febriles.
  • Enfermedades infectocontagiosas y afecciones dérmicas contagiosas.
  • Heridas abiertas, en proceso de cicatrización o supurativas.
  • Fases agudas en procesos reumáticos y brotes en enfermedades neuromusculares degenerativas como la esclerosis múltiple.
  • Problemas cardíacos y respiratorios graves (CV inferior a 1500 ml) o inestables, que pueden empeorar con el esfuerzo físico y las condiciones ambientales de la instalación.
  • Enfermedades metabólicas no compensadas.
  • Insuficiencia renal grave.
  • Hipotensión o hipertensión grave o presión arterial no controlada.
  • Alteración grave de la termorregulación.

Guía australiana

La guía australiana para los fisioterapeutas acuáticos hace hincapié en la importancia de conocer los riesgos que se pueden presentar en el desarrollo de la terapia acuática, para poder identificarlos y gestionarlos. De esta manera, el fisioterapeuta debe ser capaz de identificar los potenciales riesgos para poder exponer esa información y que los equipos autorizados realicen una evaluación e implementen estrategias de minimización.

Posteriormente, se volverá a plantear una reevaluación. A todo este proceso, en el que debe participar el fisioterapeuta acuático, se le denomina gestión de riesgos. Algunos de los aspectos más relevantes en los que se debería fijar el fisioterapeuta son:

  • Calidad del agua.
  • Orientación a los usuarios.
  • Seguimiento de los usuarios en la playa de la piscina y dentro del vaso.
  • Observación de la fatiga y necesidad de rehidratación de los usuarios.
  • Intensidades propuestas en las actividades.
  • Observación de la zona de duchas, vestuarios y zonas húmedas por riesgo de caídas.
  • Seguridad frente a una emergencia médica.
  • Equipo disponible.

La misma guía australiana hace referencia a la necesidad de controlar las posibles infecciones que se puedan derivar del uso del vaso acuático. Hay que prestar especial atención a:

  • Medidas de higiene: por ejemplo, la importancia de ducharse antes de acceder al vaso, usar ropa adecuada, etc.
  • Calidad del agua: uso correcto de productos, filtración del agua y protocolos de limpieza (si se vierten accidentalmente fluidos corporales o escapes fecales).
  • Calidad del ambiente: ventilación y entorno del vaso.

¿Cómo usar la hidroterapia a favor de los pacientes?

Bien se sabe que el número de opciones para abordar la reumatología fisioterapéutica es enorme. TECH Universidad Tecnológica se ha preocupado desde hace varios años por ofrecer a sus estudiantes esta amplia variedad de disciplinas, con el fin de que existan más profesionales expertos en temas concretos.

Como ejemplos claros se menciona al Máster en Entrenamiento de Fuerza en el Rendimiento Deportivo para Fisioterapeutas y el Máster en Fisioterapia en el Abordaje del Daño Cerebral Adquirido, los cuales evidencian la cantidad de abordajes clínicos que pueden aprenderse. Y en el caso de la hidroterapia (tema central del artículo), el Máster en Fisioterapia Acuática para Poblaciones Especiales nace con la finalidad de profundizar en los elementos claves para desarrollar una correcta hidroterapia que funcione a favor de los pacientes.

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