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Dentro de los estilos de vida, la alimentación juega uno de los papeles principales más importantes para la prevención y tratamiento de la malnutrición infantil. Dicha alimentación, a su vez, puede verse influenciada por factores culturales, sociales, religiosos o económicos.
Sociedad
La sociedad se define como “un conjunto de personas que se relacionan entre sí, de acuerdo a unas determinadas reglas, y que comparten una misma cultura o civilización en un espacio y un tiempo determinados”. De esta forma, la sociedad actual y aquellos que se encuentran en el entorno más próximo, modulan el comportamiento del ser humano. Al tiempo, son determinantes en las elecciones alimentarias.
Familia
En el caso de niños y adolescentes, tanto padres, como familiares y amigos, juegan un papel relevante. Pueden influir positiva o negativamente en la alimentación. En este caso, la familia se ha visto como el factor más determinante, de forma que aquellas familias que llevan a cabo una alimentación saludable, facilitan la elección de mejores opciones alimentarias también por parte de los más pequeños.
Establecimientos de comida
A parte de las propias personas del entorno, otro factor social que se ha mostrado como determinante en la elección alimentaria, es el lugar de las comidas. Aunque la mayoría de las comidas se lleven a cabo en casa, en los últimos años ha aumentado el número de comidas que se realizan en otros establecimientos (como escuelas, restaurantes o cadenas de comida rápida). De esta forma, las elecciones alimentarias que se llevan a cabo fuera de casa, se ven limitadas a lo que se ofrece en dichos establecimientos.
En este sentido, algunos datos apuntan a que las comidas y cenas que se realizan en el hogar suelen estar compuestas por alimentos más saludables que las que se llevan a cabo en otros lugares. Por ello, aquellos niños y adolescentes que comen en casa más días a la semana, presentan patrones alimentarios de mejor calidad que sus pares que no lo hacen.
Entorno
Otro de los factores sociales que se ha postulado como determinante en la elección de alimentos, es el propio entorno. A día de hoy se sabe que, en el entorno de las sociedades occidentales, no es más que una barrera frente a la adquisición de hábitos de vida saludable, entre los que se incluye una buena alimentación. Tanto es así, que algunos autores ya se atreven a ver en dicho contexto una de las causas directas de la situación actual, denominándolo entorno obesogénico.
Esta situación, además, es realmente preocupante entre los más jóvenes. Ellos se encuentran expuestos a un mundo de publicidad y marketing no regulados. También a una amplia disponibilidad de productos ultra procesados, cuyas características, los hacen realmente apetecibles. Todo ello, sumado a la facilidad para acceder a dichos productos por su omnipresencia y su económico precio, no hace más que generar una fuerte barrera contra la que se debe luchar con educación. Pero sobretodo, con políticas de salud pública.
Publicidad
Regular la aparición de publicidad en los medios dirigida a niños, controlar la presencia de alimentos malsanos en determinados lugares públicos (como centros de salud, hospitales, cantinas escolares), cambiar el contenido de las máquinas de vending incluyendo un mayor número de opciones saludables, tasar el precio de ciertos productos no saludables ampliamente consumidos y facilitar el consumo de alimentos saludables como frutas, verduras y hortalizas. Todos aparecen como posibles estrategias en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad dentro de dicho sector.
Cultura
En lo que respecta a los factores de carácter cultural, estos vienen condicionados por el lugar y el momento concreto en el que se encuentre la persona. Podría, por lo tanto, definirse como “el conjunto de saberes, creencias, tradiciones y pautas que se siguen y transmiten dentro de un grupo social determinado en un momento dado”. Así mismo, y como ocurría con los factores sociales, estos factores tienen un fuerte impacto en las elecciones alimentarias. Determinan en gran medida qué alimentos se deciden incluir en la dieta habitual y cuáles se rechazan.
Geografía
Un ejemplo de ello se puede ver en el desayuno. Mientras que en algunas zonas de Asia se incluyen de forma tradicional alimentos como arroz blanco y vegetales cocidos en forma de sopa, en otras zonas del norte de Europa se opta por incluir legumbres enlatadas y huevos revueltos. Por su parte, en la zona geográfica, las galletas, las tostadas y los vasos de leche con cacao azucarado y zumo son los grandes protagonistas.
Estas diferencias, lejos de venir marcadas por la idoneidad de los alimentos que las componen, son consecuencia de un constructo social dentro de cada una de las culturas de los países nombrados. Dichas diferencias podrían ser igualmente aplicables al hecho de que en la cultura se rechace el consumo de ciertos animales considerados “de compañía” y se tenga el consumo de otros como un verdadero manjar (marisco). Mientras tanto, en otras sociedades ocurre de forma inversa con estos mismos alimentos.
Festividades y tradiciones
Cabe apuntar que, aunque los factores culturales pueden verse afectados si la persona se mudase a un país extranjero, siempre quedarán ciertas tradiciones. Por ejemplo, las comidas que se llevan a cabo en ciertos días festivos o algunas técnicas culinarias, típicas de su cultura, que perduraran en el tiempo. Es importante que se conozca todo ello, porque de esta forma se facilitarán las intervenciones que se lleven a cabo sobre diferentes grupos de edad. Será más fácil alcanzar el éxito durante las mismas.
Religión
La religión seguramente sea uno de los factores más importantes en la elección de alimentos. Tanto es así, que dependiendo de la corriente religiosa que se siga, se pueden tener unas u otras preferencias alimentarias. Por ello, es importante conocer qué cambios puede comportar seguirlas y cómo se puede hacerles frente. De esta manera se asegura una correcta y adecuada alimentación en los más pequeños.
Cristianismo y dieta
Se entiende por cristianismo al “conjunto de iglesias que siguen las enseñanzas y doctrina de Jesucristo”. Por tanto, dentro del mismo se pueden encontrar diversas corrientes, cada una de ellas marcadas con unas pautas alimentarias muy concretas.
Catolicismo
Al igual que otras religiones, la principal restricción dietética dentro recae en el consumo de carne. Los días del año se dividen entre días de carne y días de vigilia, durante los cuales está prohibido el consumo tanto de la parte magra de los animales como de su grasa. En los periodos de vigilia, la carne ha de ser remplazada por productos de origen vegetal, huevos o pescado, aunque este último no podrá ser graso. Tampoco se permitirían en estos días preparaciones de tipo festivo, que resultarían contrarias al espíritu de penitencia.
Iglesia adventista del séptimo día
Una de las corrientes religiosas cristianas que más se ha estudiado, justamente por el tipo de alimentación que llevan a cabo, son los Adventistas del Séptimo Día. Los adventistas son los seguidores de una rama cristiano-protestante. Es distinguida por tener el sábado como día de descanso (Sabbat) y por llevar en un gran porcentaje una dieta de tipo vegetariana.
Con el transcurso de los años, las motivaciones para llevar a cabo una alimentación vegetariana han cambiado considerablemente. Y aunque en la actualidad se debe más a cuestiones medioambientales, de sostenibilidad o de ética animal, en un principio se comenzó a seguir este patrón alimentario por cuestiones puramente religiosas. De esta forma, los adventistas del séptimo día fueron unos de los pioneros en comenzar a seguir este tipo de alimentación. Desde que su fundadora Elena White, así lo predicara en la década de 1840.
Judaísmo
La religión judía se caracteriza por sus estrictas normas alimentarias. Para los que profesan dicha religión, Dios conoce las funciones propias de los alimentos. Por lo tanto, da un conjunto de normas que regirán su alimentación. Son los principios Kašer, o alimentos que pueden ser aceptados conforme a su práctica religiosa. En el capítulo 14 del Deuteronomio se citan los animales que son lícitos para consumo y los que su carne está prohibida. Igualmente, se les prohibía comer carne que no se hubiese desangrado.
- Permitido: camello, cabra, oveja. búfalo, ciervo, conejo, vaca, pescado de todo tipo, antílope, gacela, pato, garza, ruiseñor, codorniz, gorrión, ganso, avestruz, paloma, pichón, cigüeña, gallo, pollo, pavo real, estornino, abubilla.
- No permitido: lobo, hiena, cerdo, gato, mono, escorpión, leopardo, tigre, guepardo, león, roedores, tortugas, lagarto, zorro, cocodrilo, elefante, halcón, murciélago, milano, junto con todos los insectos.
Islam
El Corán es el libro sagrado para todos los que profesan la religión islámica. Y, ¿qué dice este libro acerca de la dieta? Hay muchos versos en el Corán que centran la atención de los fieles en cuidar de forma exhaustiva tanto el cuerpo como la mente. Y la dieta puede desempeñar un papel muy importante en este sentido. Con dicho fin, el islam prohibió ciertos alimentos debido a sus posibles efectos en el cuerpo. Permitió el resto de alimentos llamados puros, buenos y limpios. Comer en exceso, comer animales muertos, comer o beber sangre o alcohol, u hacer uso de otras drogas, quedan fuera de la religión musulmana.
La prohibición del consumo de carne de cerdo ya estaba en vigor entre los judíos, y posteriormente fue incorporada dentro de las directrices de la religión musulmana. El Corán no sólo se ha limitado a mencionar alimentos prohibidos y permitidos, sino que también da consejos sobre una dieta equilibrada que contenga todos los nutrientes necesarios para el crecimiento, el fortalecimiento y la reparación del cuerpo humano. Estos ingredientes, para el islam, incluyen: proteína animal, grasa, calcio, hierro, sales minerales, etc. Las dietas equilibradas consistirían así en carne, pescado, leche fresca, cereales, frutas y verduras.
Dietas vegetarianas
Una dieta vegetariana es aquella exenta de alimentos cárnicos y pescado. En otras palabras, estaría basada en alimentos de origen vegetal. Podría incluir otros alimentos derivados de origen animal como huevos, lácteos y/o miel.
Dentro de la misma, se pueden encontrar diferentes vertientes más o menos restrictivas. En el caso de las más restrictivas, se tendría, por ejemplo, la dieta vegana, que es aquella basada de forma exclusiva en alimentos de origen vegetal. Por tanto, excluye todo alimento de origen animal (incluido lácteos, huevos y/o miel).
Vitamina B12
Si hay un nutriente crítico que debe suplementarse en el que existe consenso por parte de los diferentes organismos de salud pública, ese es el caso de la vitamina B12. La vitamina B12 se debe suplementar siempre en la población vegana. Aunque en el caso de la dieta vegetariana el riesgo de déficit sería menor que en la dieta vegana, también debe suplementarse la B12. Esto siempre y cuando no se tenga un consumo habitual y suficiente de huevos y/o lácteos.
Proteínas
Conseguir una cantidad suficiente en una dieta vegana puede ser difícil si no hay una buena planificación. Para ello se antoja imprescindible el consumo de proteínas de origen vegetal de calidad, como las legumbres o los frutos secos. Aunque tradicionalmente se pensaba que las proteínas vegetales eran incompletas, y, por tanto, deficientes en algunos de los aminoácidos (AA) esenciales, al día de hoy se sabe que muchas legumbres como el garbanzo o la soja y algunos frutos secos como los pistachos, poseen una cantidad suficiente de todos los AA esenciales.
En este sentido, y en el caso del resto de alimentos de origen vegetal que poseen proteínas incompletas, tampoco sería necesario combinarlos dentro de la misma comida, tal y como se pensaba. El cuerpo posee un “pool” de AA que perdura durante todo el día. Lo importante es consumir dichos alimentos dentro de ese abanico de tiempo.
Calcio
La dieta vegetariana al incluir lácteos, en principio, no habría de tener problemas para cubrir las necesidades de calcio. En el caso de la dieta vegana, sí sería necesario prestar atención a su consumo e intentar incluir alimentos de origen vegetal que contienen una buena cantidad de calcio. Tal es el caso de las crucíferas (col, coliflor, brócoli), las almendras o algunos derivados de la soja, como el tofu, que suelen contener añadidos de sales de calcio.
Omega 3
En el caso de el omega 3, y al no existir unas recomendaciones específicas para sus formas más conflictivas de cubrir (EPA y DHA, que se encuentran principalmente en pescados y marisco), el consejo sería asegurar una cantidad suficiente de ALA (forma que se encuentren alimentos de origen vegetal como las nueces, el lino o la chía). Al tiempo, reducir el consumo de alimentos con un alto contenido en grasas del tipo omega 6 (como los aceites vegetales de tipo girasol o maíz). Estas grasas podrían interferir en la conversión endógena de ALA a EPA y DHA, por compartir ruta metabólica.
En este sentido, se recomienda usar aceite de oliva virgen extra como principal fuente de grasa por contener un mayor contenido de omega 9, el cual se metaboliza por otra ruta. En el caso de que fuese necesario por cualquier situación comprometida, como es el caso de embarazadas, se recomienda usar un suplemento vegano de omega 3 a base de microalgas.
Hierro, Zinc y Yodo
La disponibilidad de hierro y zinc en la dieta vegana suele ser menor. Por ello se recomiendan estrategias para aumentar su absorción, como el consumo de vitamina C. Se logra a través de un alto consumo de frutas y verduras, o el remojo y la cocción de ciertos alimentos como las legumbres o los frutos secos. En el caso del yodo, se recomienda el uso de sal yodada y un consumo ocasional de algas.
Vitamina D
La vitamina D es un nutriente carente en gran parte de la población mundial. La recomendación para población vegana es la misma que para el resto: exponerse al sol con frecuencia de forma responsable.
Malnutrición infantil
Como se ha mencionado anteriormente, en la infancia existe mayor susceptibilidad a factores sociales, culturales y ambientales. Sin embargo, en todas las edades estos elementos del entorno afectan de forma constante el cuerpo (estudiado en el Máster en Nutrición Clínica) y la mente (comprendido en el Máster en Intervención Psicológica en Trastornos de la Conducta Alimentaria para Nutricionistas).
En consecuencia, TECH Universidad Tecnológica ha decidido también crear un programa académico de profundización, con el fin de aportar a sus estudiantes otra opción de crecimiento profesional. Esta vez se trata del Máster en Nutrición Clínica en Pediatría para Nutricionistas, enfocado en la población menor y sus respectivos tratamientos efectivos.