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Incluso antes de hablar de la Historia y profundizar en cada una de sus etapas, se debe exponer el concepto del tiempo histórico. ¿Qué es tiempo? ¿Qué han dicho los teóricos más relevantes sobre este término tan abstracto? A lo largo de los años, la respuesta a estas preguntas ha variado. A continuación se mostrará de qué manera ha evolucionado este concepto.
Teóricos
Marc Bloch
Para Marc Bloch, la Historia es la ciencia de los hombres en el tiempo. De esta forma, el tiempo es una especie de plasma en el que se sumergen los hechos y los procesos históricos.
No obstante, esto no implica que el tiempo de la Historia sea un tiempo físico, como el de las ciencias naturales desde las teorías de Einstein. El tiempo histórico es un elemento más en el análisis de los hechos, porque actúa como criterio ordenador. Ahora bien, se trata de un tiempo social, cultural y, además, subjetivo.
Fernand Braudel
Para Fernand Braudel, el tiempo es una dimensión exterior a los hombres, pero que condiciona lo que el ser humano hace. Como consecuencia, es el tiempo el elemento o factor que contribuye a explicar los procesos históricos, ya que a través de él se puede diagnosticar el grado y profundidad de un proceso de cambio o de permanencia de determinados elementos estructurales.
Física vs filosofía
En este punto se debe tener en cuenta la diferencia entre el tiempo tal y como lo entienden los físicos o profesionales de las Ciencias Naturales. Así mismo, el tiempo tal y como lo entienden los profesionales de las Ciencias Humanas, los filósofos. En el primer caso, el tiempo es absoluto porque existe independientemente de los acontecimientos y se puede mensurar de forma objetiva. Es una dimensión objetiva y sin relativizaciones pese a las teorías de Einstein, que caminan por otro lado.
En segundo lugar, los filósofos como Kant consideran que el tiempo es una dimensión percibida y, por ende, subjetiva. Se debe a que depende del perceptor, del sujeto. De esta manera, Kant habla de formas apriorísticas de la percepción temporal, con lo que no existe el tiempo independiente de los elementos a los que afecta. De esta manera, el tiempo depende del perceptor y no de una medida objetiva.
Siguiendo las ideas de Kant, para Marx el tiempo existe. Sin embargo, no es independiente de los fenómenos que evolucionan con él, sino que una forma de existencia de la materia en movimiento.
Dimensiones del tiempo
A raíz de todo ello, se observa que hay tres dimensiones en la temporalidad. En primer lugar, el tiempo organizado como secuencia de datos y hechos históricos que implica un discurso narrativo. En segundo lugar, el tiempo como espacio de operaciones, que ya implica el establecimiento de relaciones porque hay diferentes tiempos con base en el tipo de cambios operativos que se desarrollan. Y, por último, el tiempo como rapidez o lentitud de los cambios estructurales, que ya es más analítico.
Otros autores, como Robert Berkhofer Jr, opinan que el uso de la temporalidad en el análisis histórico implica dos dimensiones esenciales. En primer lugar, la dimensión externa del tiempo, que contiene un tiempo físico y la datación de hechos. En segundo lugar, la periodización, que se encuentra con dos posturas. Por un lado, los realistas como Einstein que defienden el establecimiento de períodos de forma adecuada y más o menos objetiva. Por otro lado, los convencionalistas que defienden que la Historia es un movimiento constante y toda periodización es arbitraria y convencional. Por consiguiente, se encuentra ante un planteamiento relativista. Es el caso de Newton y Kant.
Tipos de tiempo
Por último, se debe considerar los tipos de tiempo. En este punto, según Fernand Braudel, habría tres niveles temporales y, por ello, tres ritmos diferentes: la corta duración, propia de los acontecimientos. La duración media, propia de las coyunturas. Y la duración larga, propia de las estructuras.
Conclusiones
La conclusión de todo lo expuesto es la diferente forma en que se entiende el tiempo histórico y cómo se refleja. De esta forma, y en consonancia con las primeras etapas de la historiografía (Heródoto, etc.) se adopta el método narrativo, que implica la consideración del tiempo como un agente externo en el que se ubican los hechos. De esta forma, es un simple factor ordenador de los hechos, y desemboca en un planteamiento historicista de la práctica histórica.
En segundo lugar, existe el método práctico porque pretende extraer deducciones y aprendizajes de la Historia, del pasado. Por ello, se huye progresivamente del método narrativo y se empiezan a buscar paralelismos. Es lo que intenta Tucídides en la Guerra del Peloponeso. Más adelante, en el Renacimiento, surgen planteamientos de autores como Maquiavelo, quien considera que de la Historia se pueden extraer deducciones útiles, sobre todo para los políticos.
En tercer lugar, como consecuencia de una consideración de la Historia del ser humano como un discurso genético, existe una expresión del pasado utilizando la causalidad y la consecuencialidad. La causalidad implica ahondar en los motivos, los orígenes de los hechos históricos, con lo que importan no sólo los hechos en sí, sino las relaciones con otros hechos y, al final, con procesos. Este planteamiento es relativamente antiguo, ya que procede del discurso histórico de Tucídides cuando relata la Guerra del Peloponeso.
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