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La diabetes engloba un conjunto de enfermedades que se caracterizan por la hiperglucemia derivada del defecto de producción o de acción de la insulina. La mayoría de pacientes menores está en aumento debido a la mayor prevalencia de obesidad. El crecimiento exponencial de este diagnóstico impulsa a los nutricionistas pediátricos a realizar más investigaciones alrededor de la alimentación y los posibles tratamientos que existen para disminuir esta cifra.

Clasificación

Según la Asociación Americana de Diabetes (ADA), la diabetes se puede clasificar en:

  • Diabetes tipo 1 (DM1): debida a una destrucción de la célula beta pancreática con una deficiencia absoluta de insulina.
  • DM1A: autoinmune.
  • DM1B: sin autoinmunidad y con insulinopenia fluctuante.
  • Diabetes tipo 2 (DM2): debida a una deficiente secreción y funcionamiento de la insulina en el contexto de insulinorresistencia (generalmente ocasionada por obesidad más factores genéticos).
  • Diabetes gestacional.
  • Otros tipos de diabetes:
  • Diabetes monogénica (diabetes neonatal y diabetes MODY).
  • Enfermedades del páncreas exocrino (fibrosis quística).
  • Secundarias a fármacos (corticoides, anti-VIH) o diabetes posterior-trasplante.

Diagnóstico

La diabetes se diagnostica según los criterios de la ADA:

  • Glucemia plasmática en ayunas mayor o igual a 126 mg/dl. El ayuno debe ser de al menos 8h.
  • Síntomas de hiperglucemia y glucemia plasmática al azar mayor o igual a 200 mg/dl. Los síntomas de hiperglucemia son poliuria, polidipsia y pérdida de peso. En las formas graves, cetoacidosis (CAD), e incluso coma. Los niños con DM1 pueden tener sobrepeso y la DM2 puede debutar con CAD.
  • Hemoglobina glicosilada (HbA1c) mayor o igual a 6,5 (prueba realizada en un laboratorio que garantice un método estandarizado según IFCC y DCCT). En pediatría, la utilización de este criterio está en discusión.
  • Glucemia plasmática a las 2 horas mayor o igual a 200 mg/dl, durante una prueba de sobrecarga oral de glucosa (SOG). Realizada con una carga de glucosa de 1,75 g/kg, máximo 75g, en dos ocasiones, si no existen síntomas. Es inusual tener que realizar una SOG para diagnosticar la DM1.

Tratamiento

Objetivos

Los objetivos del tratamiento en la diabetes son individualizados, intentando mantener el control glucémico lo más próximo a la normalidad como se pueda, sin aumentar el riesgo de hipoglucemias. También es importante conservar una buena calidad de vida. Como objetivos concretos, fuera del período de remisión parcial (período de bajas necesidades de insulina tras el debut), se debe conseguir que > 50% de los valores de glucemia estén entre 70-180 mg/dl y < 10% por debajo de 70 mg/dl (es decir, menos del 10% de hipoglucemias).

El tratamiento de la diabetes consta de tres pilares fundamentales: insulina, ejercicio físico regular y alimentación adecuada según raciones de hidratos de carbono (HC).

Insulina

El tratamiento con insulina debe iniciarse lo antes posible al debut de la enfermedad, sobre todo si hay cetosis. Hay que intentar remedar la secreción normal y fisiológica de insulina. Esta mantiene un nivel basal a lo largo del día y la noche fluctuante en función de los niveles de glucemia entre comidas. Además presenta picos de secreción para controlar la glucemia postprandial.

Para ello se dispone de un régimen de tratamiento de múltiples dosis de insulina (MDI). Para lograrlo se utilizan dos tipos de insulina: análogos de insulina lenta para el perfil basal, y análogos de insulina rápida para los picos prandiales. Estas insulinas se administran por vía subcutánea. También es posible la ultilización de infusoras continuas de insulina (ISCI). Su programación se realiza con las mismas premisas y tiene una de las ventajas principales: la disminución de las inyecciones.

Como las necesidades de insulina son muy variables en cada persona y van cambiando a lo largo del tiempo, es necesario realizar ajustes de forma frecuente en función del control de glucemias.

Ejercicio físico

El ejercicio siempre va a ser positivo en la vida de las personas con diabetes. Se aconseja que los niños realicen al menos una hora de ejercicio al día. El ejercicio aumenta la sensibilidad a la insulina y permite reducir las dosis utilizadas. No obstante, también aumenta el riesgo de hipoglucemias e hiperglucemias. Durante el ejercicio, hay numerosas hormonas que junto con la insulina regulan la captación de glucosa por el músculo y la producción hepática de glucosa. Son las catecolaminas, glucagón, cortisol y GH. Se denominan hormonas contrarreguladoras. El equilibrio entre las hormonas contrarreguladoras y la insulina depende del tipo de ejercicio, de su intensidad y duración.

El ejercicio aeróbico aumenta el riesgo de hipoglucemia durante, inmediatamente después y hasta 6-12 horas. Se debe a la repleción de glucógeno hepático que se ha gastado previamente. Para evitar las hipoglucemias, hay que controlar la glucemia y valorar si se precisa tomar HC extra antes de empezar el ejercicio. También, si es un ejercicio planificado, se puede reducir la dosis de insulina previa y posterior al mismo. En caso de ejercicio no habitual, habrá que tener más precaución y hacerse más controles para evitar hipoglucemias inesperadas.

El ejercicio anaeróbico puede provocar hiperglucemia durante su realización y hasta 1-2 horas.

Alimentación

Los requerimientos nutricionales de los niños con diabetes no son distintos de los del resto de niños de su edad, sexo y grado de actividad física. Es importante recalcar que la alimentación no debe supeditarse a la insulina sino al revés. La pauta insulina deberá adaptarse a la dieta, siempre asegurando que ésta sea equilibrada.

La familia y el niño deben aprender el impacto que tiene cada alimento sobre la glucemia. También cómo interactúa con la insulina y el ejercicio para lograr los objetivos glucémicos deseados. Una dieta equilibrada es aquella que aporta todos los nutrientes necesarios para el correcto crecimiento y desarrollo.

Todos los nutrientes son importantes, no solo los HC. Aunque en la práctica diaria el niño con diabetes debe llevar un control de las cantidades de HC que ingiere, hay que asegurar que también consuma proteínas y grasas, así como el resto de nutrientes, de forma equilibrada.

Energía

Todos los alimentos, excepto el agua, aportan energía en mayor o menor medida. Esta energía deberá cubrir las necesidades para el gasto calórico diario y para mantener el crecimiento adecuado.

Proteínas

Tienen función estructural, además de otras funciones. Las necesidades dependen del peso de cada persona. Por eso serán mayores en periodos de crecimiento rápido como en los lactantes o en época puberal. Las proteínas no elevan la glucemia, por lo que no precisarán de un aporte extra de insulina. Sin embargo, pueden actuar modificando la absorción de los HC cuando se consumen en una comida que lleve diversos componentes.

No se recomienda consumir proteínas en exceso porque pueden repercutir en el peso y también favorecer alteraciones en el organismo. Hay proteínas de origen animal y de origen vegetal. Hidratos de carbono (HC): Los HC son esenciales para cubrir las necesidades energéticas del organismo. Su consumo debe adecuarse a la edad de cada niño y al nivel de actividad física.

Fibra dietética

La fibra se encuentra en los alimentos de origen vegetal. Es un tipo de hidrato de carbono que no se absorbe ni se digiere, llegando casi intacta al intestino grueso. Hay dos tipos de fibra:

  • Soluble: presente en frutas, verduras y legumbres. Enlentece la absorción de los HC y reduce la absorción de los lípidos (ácidos grasos y colesterol).
  • Insoluble: se encuentra en los cereales integrales, hortalizas, verduras y algunas leguminosas. Contribuye a que las heces pasen más rápidamente por el intestino, previniendo así el estreñimiento.

Tiene efectos beneficiosos como prevención del estreñimiento, reducción de los niveles de colesterol LDL e incrementar la sensación de saciedad. Previene la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. A nivel de la diabetes, retrasa la absorción de la glucosa, reduciendo así el pico de glucemia postprandial. La recomendación es de aportar al menos 25 g de fibra al día.

Grasas

Las grasas son importantes en el crecimiento y desarrollo de los niños. En la actualidad existe un abuso de las grasas menos beneficiosas, las grasas saturadas de origen animal, y también de grasas vegetales con las que se elaboran productos de bollería industrial y alimentos precocinados. Se aconseja consumir grasas de origen vegetal monoinsaturadas procedentes del aceite de oliva.

Vitaminas

Las vitaminas son nutrientes esenciales que se encuentran disueltos en los alimentos. Los niños con diabetes necesitan las mismas cantidades que el resto de la población. Una dieta variada, rica en frutas y verduras, asegura el aporte adecuado de vitaminas.

Minerales

Las necesidades de minerales son las mismas que en el resto de población. Los minerales son necesarios para la vida y se requieren pequeñas cantidades al día.

  • Calcio: esencial para la formación de los huesos durante el crecimiento. Una vez pasada la adolescencia, hay que asegurar su aporte para la prevención de la osteoporosis.
  • Hierro: necesidades elevadas en los períodos de crecimiento rápido, por lo que su aporte es muy importante en la infancia. También importante en la adolescencia en las niñas, debido a las hemorragias menstruales que pueden ser importantes. Tanto el hierro como el calcio de los alimentos de origen animal se absorben mejor que los de origen vegetal.
  • Yodo: se recomienda el consumo de sal yodada para asegurar el aporte correcto de yodo, así como de alimentos procedentes del mar.
  • Flúor: previene la caries dental, muy importante su prevención en la infancia.

Nutrición pediátrica

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Así mismo, debido a que la adecuada alimentación es imprescindible para modificar los factores de riesgo para la salud en todas las poblaciones, también se debe tener en cuenta el Máster en Nutrición Clínica en Pediatría como herramienta de profundización en los menores de edad. De esta manera aumentas tu capacitación y logras mejorías en los niños con patologías.

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