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La relación entre filosofía y religión resulta de como se han desarrollado estos pensamientos a través de la historia humana. Por esta razón, se hace necesario entrar en contexto sobre como fueron conformadas cada una de ellas. En general, entre los filósofos no existe ninguna discrepancia acerca de la autenticidad de la experiencia religiosa en el ser humano. Sin embargo hay diversos modos de interpretarla:
- El modo positivo, es decir el creyente: creer en un ser espiritual que está por encima de todo (Dios).
- El modo negativo, es decir el ateo: negar la existencia de Dios. Esta creencia en la existencia de dios forma parte natural del ser humano, mientras que el ateísmo es su parte negativa.
Esto indica que el ser humano fue religioso por su filosofía y filósofo por su religión, y a lo largo de la historia se han relacionado mutuamente. Desde el surgimiento de la civilización humana, las sociedades han demostrado claramente su fuerte y estrecha relación con la religión, puesto que las antiguas civilizaciones orientales fueron las que facilitaron y prepararon el camino para la aparición de la filosofía griega, en su sentido abstracto, a través de sus religiones y sus ideales (Alshboul, 2005).
Historia del pensamiento
En estas antiguas civilizaciones orientales, los sacerdotes fueron quienes dirigieron la religión, el pensamiento humano y la cultura de aquel momento. Su ideario fue una mezcla de postulados religiosos combinados con planteamientos filosóficos y científicos, algo que fue aceptado por sus discípulos, quienes a su vez sembraron las bases de lo que sería la filosofía griega, estando influenciada por el pensamiento oriental.
La filosofía en Grecia tuvo un carácter religioso y su religión un carácter filosófico. Un ejemplo de ello es Pitágoras, a quien se atribuye la acuñación del concepto de filosofía (Alshboul, 2005). Como afirmó Cheney (1974, p. 92), “es el filósofo griego más religioso, y es uno de los grandes hombres religiosos griegos más filosofado”. Además, Pitágoras fue el fundador de la Escuela Pitagórica de la Filosofía, y líder de la renovación de la antigua religión Orfía (Shanar, 1988, p. 64). Por otro lado, las diferentes religiones, y en especial las más importantes, nunca han estado absolutamente en contra del pensamiento teórico abstracto (Alshboul 2005).
De todos modos, no se puede negar que en ciertos momentos se crearon disputas entre los religiosos y los filósofos. La primera de ellas ocurrió en la Edad Media cristiana; los sacerdotes oprimieron y confiscaron la libertad de opinión y de escritura a los filósofos, sometiendo a juicio a quienes opinaban algo nuevo. Esta disputa continuó en el Renacimiento y hasta el siglo XVIII, con movimientos como la Ilustración y el Liberalismo, cuando dicha relación cambió.
Por un lado, la Iglesia perdió poder religioso, mientras que la idea de los filósofos fue considerar que la iglesia ya no era un obstáculo, por lo que dejaron de desafiar sus reglas. En el mundo islámico, las disputas se globalizaban en el cómo se interpretaban los versículos del Corán (Alshboul, 2005).
Separación de las ideologías
Existen diferencias notables entre la religión y la filosofía. Para las religiones, la verdad es dogmática y absoluta. No se la puede refutar. Una verdad absoluta puede existir en este plano de la existencia. Para las filosofías, al contrario, ninguna verdad absoluta puede existir en este plano. En consecuencia, no se puede hablar más que de verdades relativas, y de un acceso a lo verdadero por una ascensión progresiva, a través de la toma de conciencia de la propia ignorancia.
Por otro lado, la metodología de la religión está fundamentada en la creencia, mientras que la filosofía no acepta este método (Alshboul 2005). Aun así, el propósito que ambas comparten es llegar a la verdad. La religión representa uno de los fenómenos más complejos para la filosofía y para el propio ser humano. En la actualidad, no puede hablarse de una separación radical entre ellas; existen así teorías que las vinculan, como el neotomismo o el existencialismo cristiano.
Por su parte, una rama de la Filosofía llamada Filosofía de la Religión, estudia entre otros elementos:
- Principios, fundamentos, características y tipos de creencias religiosas.
- Las relaciones entre las religiones y otro tipo de creencias.
- Los nexos entre las religiones, las ideologías y sus contextos culturales.
- La influencia de las religiones en las expresiones morales, estéticas, etc.
Relación filosofía y religión católica
La Iglesia no es ni puede ser ajena al camino de búsqueda del hombre, para comprender su sentido y orientar su realización. Entre los medios de que dispone el hombre en esta búsqueda destaca la filosofía, que surge y se desarrolla cuando la persona comienza a interrogarse sobre el porqué y la finalidad de la realidad. Así, entendida como “amor a la sabiduría”, la filosofía es una de las tareas más nobles de la humanidad (Juan Pablo II, 1998).
Desde los inicios, la Iglesia ha afirmado su cercanía a la búsqueda filosófica de la sabiduría, ya que la razón no se contrapone ni contradice a la fe, sino que, ambas se refuerzan, pues son “las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad” (Juan Pablo II, 1998).
Es más, la Iglesia “considera a la filosofía como una ayuda indispensable para profundizar en la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del Evangelio a cuantos aún no la conocen” (Juan Pablo II, 1998). La Iglesia no puede dejar de interesarse por la filosofía.
Razones de interés
- En cuestión el acceso a la verdad, nuevas generaciones “se ven privadas de auténticos puntos de referencia” de una “base sobre la cual construir la existencia personal y social” (Juan Pablo II, 1998). En esto adquiere responsabilidad la filosofía, cuya vocación es formar el pensamiento por medio de la búsqueda de la verdad.
- La encíclica Fides et Ratio (Juan Pablo II, 1998), de modo comparable a Aeterni Patris (León XIII, 1879), desarrolla estas enseñanzas del Concilio Vaticano II, insistiendo en el significado de la filosofía para el hombre y para la fe cristiana, buscando aplicar esta enseñanza y estimular la labor filosófica, en primer lugar, en los centros propios de la Iglesia.
- Es importante el estudio de la filosofía para los propios centros de formación, por ser necesaria para “enfrentarse a las exigencias del mundo contemporáneo” (Juan Pablo II, 1998), tanto en la tarea pastoral como en el propio esfuerzo de comprensión de la fe.
En conclusión, ante las exigencias de la vida y de la misión de la Iglesia en el mundo de hoy, ante su necesidad para la inteligencia de la fe, la comprensión y el diálogo con el hombre contemporáneo, la Encíclica considera urgente subrayar “el gran interés que la Iglesia tiene por la filosofía; más aún, el vínculo íntimo que une el trabajo teológico con la búsqueda filosófica de la verdad” (Juan Pablo II, 1998).
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