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Los trastornos alimenticios se derivan de una perspectiva social compleja, y debido a ello se pueden encontrar diversos dinamismos microcontextuales que generan estas enfermedades. La bibliografía y los múltiples estudios publicados sobre las relaciones familiares como precursores de estos pacientes han quedado obsoletas para explicar estos trastornos tan complejos.

Dinámica microcontextual

A la anorexia o a la bulimia se llega desde los trastornos de personalidad, desde la depresión, la fobia, el trastorno obsesivo-compulsivo, la dismorfobia, la psicosis y muchos otros caminos. De la misma forma, la estructura microcontextual es diversa y no podemos señalar, como en otros trastornos, claves de reconocimiento. No obstante, hemos encontrado unas dinámicas microcontextuales que, cuando suceden, dan lugar a un pésimo pronóstico en la solución de la paciente.

Anorexia nerviosa

El estudio de la anorexia desde el punto de vista histórico ha estado muy vinculado a la psiquiatría hasta nuestros días. Se encontró en 1914 una caquexia con atrofia del lóbulo anterior de la hipófisis, que originó una investigación del sustrato orgánico de esta enfermedad. En la actualidad sabemos de la necesidad multidisciplinar para conocer las bases etiológicas de la anorexia nerviosa. De esta forma, el conocimiento del péptido integrador, denominado neurotensina por Hoebel, nos da muestras de los descubrimientos neurofarmacológicos que necesitamos para combatir estos trastornos.

La psicología social, por otro lado, está ayudando a plantear cada vez tratamientos más eficaces. Hoy nadie discute la necesidad de psicologizar el tratamiento de la anorexia nerviosa. Desde esta perspectiva se ha reconocido, en estos últimos años, cómo se puede llegar a la anorexia desde múltiples caminos patológicos.

Podríamos decir que la anorexia es la consecuencia posterior o el final de una trayectoria patológica que pudo comenzar con una depresión, un cuadro obsesivo, fóbico, psicótico etc. También, tal como indican recientes investigaciones, son diferentes núcleos de personalidad los que pueden desarrollar finalmente este trastorno. Una vez más, no habrá dos tratamientos iguales en la anorexia.

Cuadro psicológico común

Garfinkel y Garner han destacado el papel de la distorsión de las percepciones internas en las pacientes anoréxicas. El concepto de conciencia corporal, o identidad corporal, no se limita a la imagen corporal, sino que se extiende a la percepción e interpretación de los estímulos interoceptivos. Los sujetos que desarrollan anorexia nerviosa nunca han aprendido la conexión entre los impulsos básicos y las situaciones generadas por los estímulos biológicos o del entorno que conducen a la resolución del impulso.

Destaca cómo las pacientes describen sentir gran confusión acerca de su estado interno desde el principio del tratamiento. Parecen estar desprovistas de pensamientos y sentimientos que reflejen sus experiencias personales. Presentan una sutil confusión en el etiquetaje afectivo que está en consonancia con la definición de alexitimia dada por Sifneos.

Bulimia nerviosa

El concepto de Bulimia desde el punto de vista etimológico, proviene de Bou: prefijo aumentativo cuya traducción sería “gran” o “inmensa” y Limus: “hambre”. Por lo tanto, podemos denominarlo como “hambre insaciable”. Este cuadro se desarrolla habitualmente en una serie de secuencias:

  • Alteración de la imagen corporal.
  • Decremento de la autoestima y del control de sí misma.
  • Realización de un ayuno que dura un tiempo, pero que culmina con un atracón hasta hartarse.
  • Posteriormente, debido al malestar físico y al sentimiento de culpa por haber perdido una vez más el control, se provoca el vómito y/o se utilizan medidas purgativas como laxantes o diuréticos.
  • Después la cadena vuelve a comenzar, creándose una espiral patológica de muy difícil solución.

Características del trastorno

En la fase del atracón podemos diferenciar una anticipación y una planificación de éste, durante el que la paciente busca la soledad y prepara con todo detalle dónde va a suceder. Después refieren un momento de gran ansiedad parecida a la que puede tener cualquier drogodependiente, produciéndose la rápida y descontrolada ingesta. En este momento se produce algo muy importante para que siga esta pauta, una sensación de alivio y relajación que refuerza el proceso.

El sentimiento de vergüenza y de culpa, junto con el malestar físico, la fatiga y los dolores abdominales son la antesala del vómito autoprovocado, en ocasiones, sin necesidad de esfuerzo.

La precipitación de los ataques es múltiple y muy vinculada con sentimientos y emociones tanto positivas como negativas. Los más comunes son la ansiedad, la infelicidad, la soledad, el estrés, el aburrimiento, la depresión; pero también pueden ser la alegría y la euforia.

Otra sintomatología

La Bulimia nerviosa, también denominada hiperorexia, además del hambre insaciable, se manifiesta con sintomatología depresiva, conductas plurimpulsivas, cleptomanía, politoxicomanía, conducta sexual mórbida. Es muy natural que la bulímica mantenga un peso normal, no teniendo el deseo de bajo peso de forma masiva, por lo que puede pasar desapercibido en su entorno durante muchos años. Esto es un indicador de mal pronóstico.

Es un trastorno muy grave, tanto o más que la Anorexia nerviosa. De hecho, es uno de los cuadros con más incidencias de autolisis. Pero por el hecho del vómito y del consumo de laxantes y altas dosis de diuréticos, las pacientes pueden tener un fallo renal y cardíaco al producirse con frecuencia hipocloremia e hipopotasemia, además de frecuente alcalosis metabólica.

Otros efectos secundarios de estos comportamientos anormales con la comida son la diarrea y la constipación, caries dentales, parotiditis, esofagitis y descalcificación ósea.

Personalidad de pacientes con trastornos alimenticios

La primera impresión es de fuerza y de autodominio, independencia, ambición y autocontrol. La imagen es totalmente diferente a la que tienen de sí mismas. Está marcada por una sensación de vacío interno, absurdidad y un estado de ánimo pesimista y depresivo como consecuencia de unas formas de pensar y comportarse que producen en ellas sentimientos de desamparo, pudor, culpa e ineficacia. La idea que tienen de sí mismas y el ideal que desearían alcanzar están muy distantes. Las pacientes viven estas discrepancias de una forma positiva a los ojos de la sociedad y negativa en su fuero interno.

En muchas ocasiones provienen de familias con un trato impulsivo entre sus componentes y en las que reina un fuerte potencial violento. Existen pocas ataduras en el seno familiar y, por tanto, un alto grado de estrés en la vida diaria. Además suelen poseer un comportamiento con escaso éxito para resolver los problemas bajo una gran presión social en el aumento del rendimiento.

De esta forma las pacientes asumen pronto tareas de responsabilidad y funciones de padres. El propio sentimiento de no ser lo suficientemente capaz y de estar sometido, en cierta medida, a los caprichos e irresponsabilidad de los padres, se controla y compensa mediante un comportamiento extremadamente cuidadoso. El aspecto débil y necesitado de la propia persona se reprime y finalmente se traduce en bulimia o anorexia.

Perspectiva social

Es posible sostener que la sintomatología de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) es reactiva al entorno sociocultural. Se remite con los cambios que experimenta la sociedad, siendo la expresión de un descontrol adaptativo autodestructivo, mediado por circunstancias ambientales (ejemplo: lenguaje, medios de comunicación), actitudes y procesos cognitivos.

Desde la perspectiva evolucionista darwiniana, las mujeres que llegan a padecer un síndrome anoréxico, con todas las características fisiológicas, emocionales y conductuales propias de la inanición, son aquellas cuya plasticidad fenotípica genética moviliza mecanismos evolucionarios adaptativos a la escasez alimentaria (ejemplo: falta de apetito e inquietud psicomotora). Es decir, se remontan a estrategias ancestrales de huida de la hambruna.

Además, debido a su emaciación, la anoréctica suprime o retrasa su función reproductiva por circunstancias ambientales desfavorables (ejemplo: complicaciones o interrupción del embarazo, mayor posibilidad de morbi-mortalidad del neonato). Es un hecho que, mediante el principio del altruismo, denota un autosacrificio en pro del beneficio y cuidado de sus parientes. Estos, a su vez, retribuyen su apoyo a la paciente para asegurar la supervivencia de todos los miembros del núcleo familiar.

Por otra parte, el enflaquecimiento extremo que lleva a la postergación reproductiva, implica la mantención de un aspecto núbil: índice de juventud y atractivo. Es considerado una ventaja reproductiva atávica que favorece la retención de parejas de alta calidad y a largo plazo. Adquiere ventaja frente a sus pares dominantes en la competencia intrasexual femenina, fenómeno que habitualmente ocurre en la actualidad entre mujeres adolescentes y adultas jóvenes en nuestra sociedad occidental.

Intervención psicológica

En una sociedad donde los trastornos están a la orden del día, TECH Universidad Tecnológica entiende que es crucial que los profesionales de la nutrición se formen para hacerle frente al estado en el que pueden estar sus pacientes. Por medio de la Maestría en Nutrición Clínica y la Maestría en Nutrición Deportiva se enseña la realidad de los trastornos de la conducta alimentaria.

Debido a que son muchos los colectivos que tienen una gran preocupación por su figura, también se ha creado la Maestría en Intervención Psicológica en Trastornos de la Conducta Alimentaria para Nutricionistas. Este posgrado de alta calidad tiene como objetivo capacitar a los futuros profesionales que atenderán los trastornos complejos que afectan a la sociedad.

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