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La atención farmacéutica sociosanitaria se ha construido con los años en nuestra sociedad actual. Este modelo de atención permite que sé de una pronta atención a las enfermedades crónicas. Así pues, este modelo ha sido instaurado en diversas comunidades, ya que es aquí, donde el farmacéutico juega un papel crucial. Hay que resaltar que entre las diversas características beneficiosas de este modelo, uno de las que más podemos destacar es la optimización de los recursos públicos.
El contexto social
“El sistema sanitario y el sistema social constituyen parte sustancial del modelo de protección y garantías de nuestro Estado de Bienestar. Su desarrollo supone una gran conquista de nuestra sociedad. No debe verse afectado por situaciones coyunturales como la crisis económica en la que nos hallamos inmersos. Ahora más que nunca es necesario reforzar y evitar que aquellos elementos que igualan a las personas se cuestionen. Todo ello se resuelve como consecuencia, una reducción de los mismos o una manera menos universal de acceso.
En este contexto, la adopción de un modelo de coordinación sociosanitaria representa una doble oportunidad. Por una parte, la de optimizar los recursos públicos destinados a la atención de las personas con enfermedades crónicas o en situación de dependencia. Por otra, la de avanzar en una atención más eficaz, con su centro de acción en las personas y sus necesidades. Todo ello con base en la generación de una nueva cultura del cuidado.
El sistema sanitario es cada vez más completo y eficaz para atender lo agudo, pero precisa reorientarse para la atención a la enfermedad crónica”. Según la OMS entre 2015 y 2050 los mayores de 60 años pasarán de 900 a 2000 millones (del 12 al 22 %)2. En España, el 18 % de la población tiene más de 65 años y, de estos, más del 6 % supera los 80.
Esto significa que, si las previsiones se cumplen, en 2050 seremos el tercer país más envejecido del mundo. Esto con más de un 30 % de personas mayores a las que atender, de las cuales el 11 % tendrá más de 80 años. Además el 87 % de los mayores desea vivir en sus casas el mayor tiempo posible
La atención integral
Una atención adecuada debe incluir el empoderamiento del paciente para que este se involucre en el control de la enfermedad. Esto de forma que las decisiones que adopte (tomar o no la medicación, mantener o no hábitos adecuados para su salud, etc.) sean correctas. Para conseguir esa implicación del paciente se necesitan profesionales sanitarios en los que el paciente confíe.
Esta confianza debe permitir también identificar con rapidez el momento en que el paciente empieza a tener un mal control de su enfermedad. Todo ello para poder así actuar antes de que se produzcan consecuencias clínicas negativas. La atención farmacéutica sociosanitaria (AFS) debe ser una prioridad para cualquier gobierno, con visión de futuro. Esto sin obcecarse en las dificultades económicas actuales, que harían que cualquier proyecto fracasase.
Es necesario analizar la estructura social y sanitaria con la que se cuenta y dotarla de herramientas. Esto para que la gestión de las administraciones sanitarias, junto con el trabajo de los profesionales, consiga que se optimicen los recursos. No pensando en la forma más barata, sino en la más eficiente. La AFS es una atención dinámica y cambiante por lo que es necesario ir adaptándola a las necesidades que surgen con la sociedad.
La AFS y la atención farmacéutica domiciliaria (AFD) es un cambio que ya ha llegado. La forma actual de entender la farmacia comunitaria que tiene la profesión debe cambiar. El binomio profesional-comercial hace que esto sea complicado, y debemos reconocer que las cosas no se han hecho bien, pero este es el cambio que pide la sociedad. La profesión farmacéutica, al igual que otras profesiones, debe dar un paso al frente para que otros agentes cambien también la forma en la que ven a las farmacias comunitarias.
Papel del farmacéutico y la farmacia comunitaria
La atención a la cronicidad y, más aún la sociosanitaria y domiciliaria, debe hacerse desde primaria, en la comunidad, cerca de los pacientes, de su entorno y familia y hasta en su domicilio (por motivos de falta de movilidad y dependencia), no se debe hacer desde la atención hospitalaria (centrada en agudos). Es decir, la AFS no debería hospitalizarse, puesto que las necesidades de los pacientes y su atención son distintas a las de los pacientes ingresados en hospitales.
Por ello, la atención que reciben los pacientes o las personas que viven en centros residenciales, debería amoldarse lo máximo posible a las condiciones de vida de su entorno habitual. Desde este punto de vista, hay que reivindicar el valor de la red de farmacias comunitarias, que puede prestar la AFS sin necesidad de invertir recursos del sistema ni crear una red paralela para prestar esta atención.
En este sentido, la labor del farmacéutico comunitario (FC) es fundamental por integrar el conocimiento de la medicación del paciente con sus particularidades sociales y familiares. El FC al ser un profesional de frecuentación habitual en el día a día que conoce el entorno familiar y social del paciente, es el profesional idóneo para conseguir el empoderamiento y la implicación del paciente en su tratamiento farmacológico.
La actividad del farmacéutico comunitario ya no se centra solo en el medicamento, sino principalmente en el paciente que necesita esos medicamentos. Por ello, para atender a los pacientes sociosanitarios y domiciliarios con patologías crónicas, que sin duda son los más frágiles y vulnerables, los farmacéuticos comunitarios necesitan una buena preparación.
Regulación de la farmacia comunitaria
Desde la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) se tomó conciencia de esta situación y en marzo de 2015 publicó el Manifiesto Abarán, que establece las bases del papel del farmacéutico comunitario en el ámbito de la atención sociosanitaria.
En él se preconiza que sea el farmacéutico comunitario el responsable de las necesidades farmacoterapéuticas de los pacientes no ingresados en un hospital, independientemente de donde vivan, siendo el profesional idóneo para la atención a estos pacientes por sus conocimientos, accesibilidad, cercanía y confianza con el paciente. Asimismo, apunta hacia la necesidad de que el farmacéutico comunitario forme parte de los equipos de atención primaria, junto con médicos, enfermeros y trabajadores sociales prestando servicios profesionales farmacéuticos (SPF).
Para ello hay que tener en cuenta que los SPFA que necesitan estos pacientes no tienen por qué ser para todos los mismos, y ahí es donde es necesario planificar y prestar los servicios, porque no todos los farmacéuticos pueden hacerlo todo, ni todos los pacientes deben recibirlos todos. Es necesario adaptar a cada paciente los SPFA necesarios a sus necesidades farmacoterapéuticas.
Sin embargo, para ello es necesaria la integración del FC en los equipos de atención primaria y la coordinación entre los distintos niveles asistenciales. Con estas premisas, en julio de 2016, SEFAC realizó una propuesta sobre el papel del farmacéutico comunitario en la atención sociosanitaria basada en la satisfacción de las necesidades farmacoterapéuticas particulares de los pacientes residentes en los centros sociosanitarios.
Esto se daba a través de un servicio de farmacia comunitaria vinculado a la farmacia comunitaria mediante la prestación de SPF por farmacéuticos comunitarios capacitados, concertados a través de los Colegios Oficiales de Farmacéuticos, en coordinación con el resto de profesionales sanitarios del Sistema Nacional de Salud.
La capacitación del profesional farmacéutico
En la actualidad la exigencia de un profesional de la salud dentro de la comunidad se ha hecho mayor. Por esto mismo, profesionales de esta área cada vez se capacitan mejor, manteniendo así sus conocimientos actualizados. Esto les permite hacer frente a la multitud de situaciones que se puedan presentar en su labor.
TECH Universidad Tecnológica brinda un amplio portafolio educativo enfocado en el éxito profesional. Una de sus mayores exponentes es la Facultad de Farmacia, donde es posible hallar especializaciones tales como la Maestría en Avances en Fitoterapia Aplicada para Farmacia y la Maestría en Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales en Farmacia Comunitaria. Por otra parte, para aquellos profesionales enfocados en el ámbito de la atención a su comunidad, no cabe duda que la mejor opción educativa es la Maestría en Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales en Farmacia Comunitaria.