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El ser humano cuenta con diversas capas que ayudan a proteger nuestros complejos sistemas musculares y óseos. Estas capas permiten que los mismos no se encuentren expuestos a factores ambientales y daños por golpes, rasguños y demás. Entre estas capas se encuentra nuestra piel, conformada por varios niveles que permiten esta y muchas otras funciones. La anatomía de la piel es un apartado de información que nos brinda su estructura, la cual es de vital importancia para desarrollar tratamientos y métodos de alivio para diversas enfermedades que puede presentar la misma.

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano, es esencial para nuestra salud y bienestar globales. Actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno. También es conocido como sistema tegumentario.

Funciones de la piel

Entre las principales funciones de la piel, podemos destacar:

  • Protección, frente a factores externos, actuando como barrera entre el mundo externo y el interior del cuerpo.
  • Termorregulación, regulación de la temperatura corporal, a través de los vasos sanguíneos.
  • Secreción, a través de glándulas, que van a segregar productos con distintas funciones
  • Sensación, es un órgano sensorial capaz de percibir diferentes sensaciones.
  • Excreción, eliminando diferentes sustancias tóxicas.

Protección

La piel nos protege contra agresiones del medio externo, de diferentes maneras:

  • Protección mecánica: frente a presión, golpes y abrasión, la epidermis forma la primera capa defensiva. Las células adiposas de la hipodermis proporcionan un almohadillado que actúa como absorbente de choques, protegiendo el tejido muscular y la fascia (el tejido fibroso que rodea los músculos) subyacente. Cuando la piel es expuesta a ciertos estímulos externos, la capa córnea experimenta un engrosamiento; por ejemplo, cuando se forman callosidades en las manos o los pies expuestos a roces repetidos.
  • Protección física: frente a radiaciones solares, gracias a un aumento en la producción de melanina en la capa basal, apareciendo hiperpigmentación.
  • Química: la capacidad amortiguadora de la película hidrolipídica y el manto ácido protector contribuye a proteger el cuerpo frente a productos químicos de carácter alcalino.
  • Protección contra bacteria y virus: la capa cornea de la epidermis y su manto ácido protector forman una barrera frente a bacterias y hongos. Si cualquier cosa supera esta primera línea defensiva, entra en juego el sistema inmunitario de la piel.

Termorregulación

Se controla a través de:

  • Los vasos sanguíneos:
    • Vasodilatación frente a un aumento de la temperatura corporal.
    • Vasoconstricción frente a una disminución de la temperatura corporal.
  • Las glándulas sudoríparas ecrinas: segregan un líquido, conocido comúnmente como sudor, que interviene en la termorregulación.

Secreción

La piel contiene estructuras, denominadas glándulas, que van a segregar productos con distintas funciones:

  • Sebácea: segrega un producto graso, conocido como sebo, con capacidad fungistática y lubricante.
  • Sudorípara ecrina: segrega un líquido, conocido comúnmente como sudor, que interviene en la termorregulación y mantiene el pH ácido cutáneo.
  • Sudorípara apocrina: segrega un producto de composición y función variable.

Sensación

La piel es un órgano sensorial, es capaz de percibir diferentes sensaciones:

  • Tacto: a través del corpúsculo de Meissner.
  • Presión: a través del corpúsculo de Vater-Paccini.
  • Dolor: a través de receptores nerviosos libres.
  • Temperatura: a través los corpúsculos de Ruffini (calor) y Krause (frío).
  • Prurito o picor: a través de receptores nerviosos libres.

Excreción

La piel elimina diferentes sustancias tóxicas. No es un órgano excretor, pero si puede tener importancia.

Estructura de la piel

La piel es un órgano dinámico, y se compone de tres capas principales:

  • Epidermis.
  • Dermis.
  • Hipodermis o tejido subcutáneo.

Epidermis

La epidermis es la capa más externa que vemos y tocamos, nos protege frente a toxinas, bacterias y pérdida de líquidos. Posee un espesor máximo de 200 μm. Está compuesta por cuatro tipos de células:

  • Queratinocitos: las más numerosas y responsables de la queratinización.
  • Melanocitos: responsables de la melanogénesis
  • Células de Langerhans: responsables de la respuesta inmunológica de la epidermis. Al ser capaz de migrar, su papel consiste en alertar a las demás células inmunitarias de la intrusión de una molécula o cuerpo extraño. Es, en cierto modo, un “centinela” inmunitario. La célula de Langerhans es capaz de fagocitar partículas consideradas como extrañas tales como los virus. Puede asimismo estimular la producción de ciertos linfocitos. Pero las exposiciones excesivas y constantes a los rayos UV pueden provocar un declive de su función inmunitaria cutánea.
  • Células de Merkel: relacionadas con el tacto, están implicadas en la percepción de las sensaciones vibratorias para permitirnos detectar y localizar el contacto con la superficie de un objeto, apreciando su forma y textura.

Estratos de la epidermis

Esta capa no posee vasos sanguíneos y tampoco nervios aunque sí algunos receptores neuronales de dolor y temperatura. La epidermis está dividida, a su vez, en cinco estratos que se denominan de dentro a fuera como: basal o germinativo, espinoso, granuloso, lúcido y córneo.

  • Basal (o estrato basal) Es la capa más interna, donde se producen los queratinocitos.
  • Espinosa (o estrato espinoso) Los queratinocitos producen queratina (fibras de proteína) y llegan a adoptar forma de huso.
  • Granular (estrato granuloso) Comienza la queratinización: las células producen gránulos duros y, a medida que estos empujan hacia arriba, cambian a queratina y lípidos epidérmicos.
  • Clara (estrato lúcido) Las células están densamente comprimidas, aplanadas y no pueden distinguirse unas de otras.
  • Córnea (o estrato córneo) Es la capa más externa de la epidermis y comprende, en promedio, unas 20 sub capas de células muertas, aplanadas, en función de la parte del cuerpo que recubre la piel. Estas células muertas se desprenden regularmente en un proceso conocido por descamación. La capa córnea es también asiento de los poros de las glándulas sudoríparas y las aberturas de las glándulas sebáceas. Las células de la capa córnea se unen entre sí por medio de los lípidos epidérmicos. Estos lípidos son esenciales para la salud de la piel: crean su barrera protectora y fijan la humedad. Cuando faltan los lípidos, la piel puede llegar a estar seca y puede percibirse tirante y áspera.

Manto ácido

La epidermis está cubierta por una emulsión de agua y lípidos (grasas) conocida como película hidrolipídica. Esta película, mantenida por secreciones de las glándulas sudoríparas y sebáceas, contribuye a mantener la piel flexible y actúa como barrera adicional frente a bacterias y hongos. La parte acuosa de esta película, conocida como manto ácido protector, contiene:

  • Ácido láctico y diversos aminoácidos del sudor.
  • Ácidos grasos libres del sebo.
  • Aminoácidos, ácido pirrolidincarboxílico y otros factores hidratantes naturales (FHN), que son predominantemente productos secundarios del proceso de queratinización.

Este manto ácido protector proporciona a la piel sana su pH ligeramente ácido, entre 5,4 y 5,9. Es el medio ideal:

  • Que vivan los microorganismos afines a la piel (conocidos como flora cutánea saprófita) y sean destruidos los microorganismos nocivos.
  • La formación de lípidos epidérmicos.
  • Para las enzimas que impulsan el proceso de descamación.
  • Para que la capa córnea sea capaz de repararse a sí misma cuando esté dañada.

Queratinización

La queratinización tiene como misión formar queratina en la última capa de la epidermis. Es un proceso que dura entre 24, 45 o 75 días, lo que significa que ese es el tiempo que tarda la epidermis en regenerarse. En el proceso de queratinización además de formarse la queratina existe una transformación de lípidos, en menor cantidad, pero no por eso menos importante.

El profesional de la farmacia y las enfermedades cutáneas

Las enfermedades de la piel no son algo de tomar a la ligera. Por esto es necesario que en cada comunidad exista un ente que se encargue de supervisar y controlar estas anomalías. El profesional de la Farmacia es la figura óptima para estos casos, aunque el mismo debe estar correctamente capacitado en este campo para ejercer las acciones pertinentes.

TECH Universidad Tecnológica brinda una capacitación íntegra y completa para su alumnado profesional, y el más claro ejemplo es su Facultad de Farmacia. En ella es posible hallar especializaciones tales como el Máster en Elaboración y Desarrollo de Medicamentos Individualizados y el Máster en Dirección y Monitorización de Ensayos Clínicos para Farmacéuticos. Sin embargo, ninguno de ellos se acerca tanto a la temática revisada en el presente artículo tanto como el Máster en Atención Farmacéutica en Dermatología en la Farmacia Comunitaria.

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