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El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la presencia de ideas o pensamientos obsesivos y comportamientos o actos compulsivos que la persona no puede dominar. Esto produce una sensación de gran descontrol y angustia que debe ser estudiada desde la Psicología InfantoJuvenil, ya que es en estas etapas tempranas en las cuales aparecen los primeros síntomas.

Las obsesiones son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes que irrumpen en la actividad mental una y otra vez. Se adueñan de la mente del sujeto. Son estereotipias mentales. Son siempre desagradables, no sólo porque el contenido violento u obsceno lo sea, sino porque, además, el propio sujeto las percibe como absurdas o carentes de sentido. Sin embargo no puede resistirse a ellas. A esto se le suma que, aunque son percibidos como pensamientos propios, son a menudo involuntarios y repulsivos.

Las compulsiones son comportamientos ritualizados, actos o rituales estereotipados que se repiten una y otra vez con el objetivo de aliviar la tensión que produce la idea obsesiva. Como su nombre indica son compulsiones que, a diferencia de las impulsiones (que buscan la satisfacción a través del placer), estas buscan la satisfacción a través de la reducción de la tensión o el displacer.

Es por lo que, para el afectado de TOC, las compulsiones tienen la función de prevenir que tenga lugar lo que en forma de pensamiento está inundando y gobernando su mente. Pero ocurre que, al igual que a las obsesiones, a menudo el paciente considera las compulsiones absurdas o carentes de sentido o de eficacia, y hace intensos esfuerzos por resistirse a ellas.

Otras sintomatologías

Los sujetos que padecen el trastorno tienen con frecuencia sintomatología depresiva, especialmente aquellos casos en que los pensamientos obsesivos tienen más peso que los comportamientos compulsivos. Ocurre igual a la inversa, en pacientes con trastornos depresivos se dan con bastante frecuencia pensamientos o ideas obsesivas.

En ambos casos, el aumento o disminución de la gravedad del cuadro depresivo supone, de manera análoga, un aumento o disminución de los pensamientos obsesivos. No obstante, el curso y pronóstico del TOC tiende a la cronicidad cuando se da una ausencia de sintomatología depresiva.

Nuestros trabajos de investigación basados en la experiencia clínica con Psicoterapia de Tiempo Limitado apuntan que el Deseo Enmarcador subyacente en los casos de TOC es el Deseo de Retención. En él se encuentran enmarcados frecuentemente Deseos de contención: Pertenencia, Lugar de convivencia y Defensa y Protección. Además, encontramos una estructura microcontextual, sobre la que se forma el Autoconcepto del niño y adolescente, muy particular.

Anomalía en el microcontexto

Es estructural. El OTRO no se representa como persona autónoma, sino que forma una macroestructura TU-OTRO. El YO aparece simbiotizado a una estructura simbiotizada y por lo tanto no autónoma.

Su pensamiento está mediatizado por la interiorización del monólogo YO-TU, pero esta vez de una manera desestructurada. Así queda un monólogo YO-TU OTRO. El TÚ no se separa del YO por haberse simbiotizado al OTRO.

El YO queda secuestrado por el todo, siendo en este caso el todo más que la suma de sus partes. Esta inercia ejerce una fuerza centrípeta en la que sus componentes han perdido el control, que es lo que trata de recuperar incesantemente el afectado por TOC.

Esta misma simbiosis TU-OTRO conlleva que el YO no llegue a identificarse como alguien separado del TÚ, lo que provoca la queja típica del paciente obsesivo: “no puedo controlar mis pensamientos”. El YO no puede gobernar dado que “no tiene suficientes escaños” para hacerlo. El poder está diluido y desidentificado.

¿Qué trata de defender el paciente con TOC?

Los deseos de contención siguen, en cierto modo, un orden cronológico.

  • Deseo de pertiencia: está muy ligado a los deseos de apego. El peligro se vive al sentir la amenaza de perder el afecto. Por eso las compulsiones asociadas tienen que ver con la adecuación: espinillas, peso, perfección, etc.
  • El deseo de tener un lugar de convivencia con el orden: líneas, simetría, etc.
  • Deseo de defensa y protección: evitar daños hacia el otro y hacia sí mismos.

Manifestaciones clínicas en población infantil

Cuando las obsesiones y compulsiones se manifiestan en la primera infancia, no es necesario para su diagnóstico que reconozcan la falta de sentido o lo irracional de sus pensamientos y compulsiones. Dada su edad, es posible que el niño no tenga la capacidad cognitiva de representarse mentalmente lo irracional de sus actos. Mientras tanto, en adolescentes, la mayoría reconocen la falta de sentido de sus preocupaciones.

No obstante, aun no reconociendo lo irracional de sus actos, los niños sí son conscientes de lo inapropiado socialmente de sus compulsiones. La mayoría de ellos intentará ocultarlas sobretodo delante de los extraños. La ansiedad asociada a los propios síntomas puede llegar a sumarse a la ansiedad consecuente al intento de esconder los síntomas. Esto puede desembocar en quejas somáticas como dolores de cabeza o de estómago que les eximen de asistir a la escuela.

Dado que los niños que padecen TOC desde muy pequeños disimulan sus síntomas, es normal que sus padres no hayan advertido el problema del niño. En consulta, debemos sospechar de la existencia de un TOC si los padres informan acerca de las muchas horas que pasa el niño en casa sin hacer nada en concreto. También si borra sus deberes repetidamente porque no soporta los tachones, o que nunca llegue a acabar sus deberes.

Diferencias entre rituales evolutivos y sintomatología TOC

  • Finalidad: la del TOC es reducir la sensación de malestar, sin ser placentero. Los rituales evolutivos no tienen una finalidad específica, y se presentan en forma de actividad lúdica.
  • Interrupción del ritual: la interrupción de las compulsiones genera gran malestar y frustración, lo cual no ocurre al interrumpir un ritual evolutivo.
  • Consecuencia, interrupción y distracción: los rituales evolutivos son más intensos entre los 4 y los 8 años, y facilitan la socialización y el control de la ansiedad. Los rituales tipo TOC interfieren en el desarrollo del niño, persiste más allá de la adolescencia y son ineficaces en el control de la ansiedad.
  • Observación cotidiana: los rituales evolutivos son percibidos por maestros y padres como normales. Los rituales compulsivos se perciben como perturbadores y ansiógenos.
  • Contenido: hay semejanzas (no pisar las rayas, número de la suerte, etc). Sin embargo, los rituales evolutivos abarcan las normas de la vida cotidiana mientras que los comportamientos obsesivo-compulsivos no son funcionales ni se realizan dentro de un marco deseable (lavado excesivo, comprobación, repetición de actos, etc).

TOC en psicología Infantojuvenil

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