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La primera visita tiene un papel fundamental en el tratamiento de pacientes infantiles. Los odontólogos no son la excepción a esta regla y es por eso que se han establecido parámetros de evaluación y exploración clínica odontopediátrica que permiten al especialista conocer la condición del niño por medio de otras herramientas diferentes a la historia clínica.

Exploración clínica

La exploración clínica debe ser un proceso sistematizado cuyo objetivo es garantizar una evaluación clínica odontológica completa del paciente, sin omitir ningún aspecto. En el paciente infantil esta exploración difiere sustancialmente de la del adulto por sus condicionantes emocionales, psicológicos y físicos. Por lo tanto, la mayor parte de los datos necesarios para el proceso de diagnóstico integral del paciente odontológico infantil se obtienen a través del examen clínico y las pruebas complementarias.

Se debe reconocer que en edades muy tempranas puede facilitar la transición a una relación más directa del odontólogo con el niño. Por regla general, se considera que suele ser conveniente la presencia de los padres durante la exploración inicial cuando el paciente sea menor de tres años.

Para la exploración del lactante y en niños de muy corta edad, resulta aconsejable la posición rodilla con rodilla, sin ser necesario realizarla en el sillón dental. En la posición rodilla con rodilla, el odontopediatra y el padre o la madre se sientan uno frente a otro. De esta manera las rodillas de ambos se enfrentan. Después se recuesta al niño y, mientras que el padre le sostiene las manos, el
odontopediatra explora la cavidad bucal del lactante.

Examen clínico extraoral

En primer lugar, es aconsejable realizar una inspección visual del aspecto general del paciente. De esta manera se obtiene la mayor cantidad de información posible. Esta exploración física contemplará la actitud inicial, el aspecto general, la psicomotricidad, el desarrollo psicosocial, etc. Resulta muy útil observar al paciente incluso en la sala de espera para tratar de evaluar su posterior comportamiento.

En cuanto a la fisionomía general del paciente, resulta recomendable evaluar el aspecto de la piel, del pelo, de las uñas, de las manos, etc. En otras palabras, se debe hacer una búsqueda de posibles alteraciones que no hayan sido diagnosticadas previamente.

Las asimetrías faciales generalmente se van a detectar en el tercio inferior, en asociación con desviaciones mandibulares que en los pacientes infantiles raramente son esqueléticas. Normalmente se deben a la desviación funcional y mordida cruzada. En el plano transversal se debe evaluar la coincidencia de ambas líneas medias superior e inferior. Lo anterior con el objetivo de detectar posibles maloclusiones dentarias, funcionales o esqueléticas.

Examen clínico intraoral

En la exploración intrabucal, se realizará un análisis por separado de las estructuras blandas y los tejidos duros dentarios. Posteriormente, la función masticatoria y las arcadas en oclusión.

Las maniobras de exploración incluyen inspección, palpación y percusión. Generalmente se debe disponer de espejo dental y sonda de exploración. En ocasiones son necesarios la sonda periodontal, gasas, reveladores de placa, cepillo e hilo dental.

Sin embargo, en los niños de menor edad que son explorados por primera vez, suele ser recomendable acercarse a ellos con la menor cantidad de instrumental. Incluso se habla de explorar en un principio solo con los dedos, e ir poco a poco incorporando el espejo dental. De ser necesario se usa la sonda de exploración, siendo preferibles las sondas simples que las dobles.

Tejidos blandos

El estudio de los tejidos blandos debe ser sistemático. Se recomienda comenzar a evaluar el interior de los labios, mucosa alveolar y encías. Al estudiar el interior de los labios se pueden detectar lesiones de tipo línea alba, por mordisqueo del interior de labios y las mejillas, diapneusias, mucoceles, etc. En la mucosa alveolar suele ser frecuente detectar lesiones aftosas o procesos fistulosos, entre otros. En cuanto a las encías, se deben reconocer procesos patológicos inflamatorios asociados al acúmulo de placa bacteriana y tártaro dental.

Se debe explorar la forma, el volumen y la posición de la lengua, tanto en reposo como durante la deglución y fonación. Una deglución infantil conservada se manifestará por la interposición lingual entre los dientes superiores e inferiores durante la deglución.

Tejidos duros

En primer lugar se puede comenzar por evaluar la oclusión. Cada una de las arcadas dentarias debe ser estudiada por separado, analizando forma, simetría y disposición de los dientes en ella. También la presencia de espacios interdentales, diastemas o apiñamiento.

Además se debe registrar la oclusión existente en los tres planos del espacio. Así se evalúan las relaciones oclusales de molares, caninos e incisivos en oclusión. Se tienen presentes las características de cada etapa del desarrollo dentario. Resulta indispensable detallar las anomalías dentarias individuales de cada diente (en cuanto a número, color, forma y estructura). Aunque, en ocasiones, es preciso realizar pruebas complementarias para obtener un diagnóstico de certeza.

Evaluación de la higiene bucal

En la historia clínica se debe recoger la información concerniente a los hábitos de cuidado bucodental en el hogar. Durante la exploración clínica se observa si los datos aportados por el paciente o sus padres no concuerdan con las observaciones clínicas. Puede descubrirse si la técnica que dicen emplear no resulta eficaz en la adecuada remoción de placa dental.

Para realizar la evaluación de la higiene bucal se sirve del índice de placa. Se visualizan las zonas dentarias con acumulación evidente de placa bacteriana y se registra en el respectivo periodontograma. En ocasiones resulta necesario utilizar soluciones reveladoras de placa para, además de facilitar la obtención y recopilación de los datos, educar y motivar al niño y a los padres.

Evaluación de la dieta

A pesar de los avances en la prevención de la caries dental, aún a día de hoy sigue siendo la patología bucodental más frecuente en los pacientes infantiles. Hay que recordar que la etiología de la caries es multifactorial, siendo tres los factores esenciales: huésped, microorganismos y dieta. Se ha relacionado la disminución de su incidencia con el uso del flúor en las pastas dentífricas y la mejora de la higiene dental. Sin embargo, se debe tener presente la importancia de los hábitos alimenticios en la prevención de la caries dental.

La caries dental en niños se debe a una combinación de múltiples factores. Incluyen la colonización de los dientes por bacterias cariogénicas, el tipo de alimentos consumidos, así como la frecuencia de la exposición de estos alimentos. El riesgo de desarrollar caries dental es mayor si los azúcares son consumidos muy frecuentemente. También si se presentan de manera que el alimento permanezca en la boca durante períodos largos.

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