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La anestesia se define, según la Real Academia Española (RAE), como la pérdida temporal de las sensaciones de tacto y dolor producida por un medicamento. Aunque en la actualidad su uso es rutinario e indispensable para la medicina humana y veterinaria, no siempre fue así. Existen textos y referencias de la antigüedad en la que se refieren a sustancias y técnicas para provocar insensibilidad, tanto en animales como en personas, pero no es hasta el siglo XIX cuando comienza la evolución de la anestesia veterinaria. Una de las primeras referencias de anestesia en humanos fue la realizada con éter por William Morton, en 1846.

Desde inicios de siglo ya había escritos sobre el uso de óxido nitroso o dióxido de carbono para la realización de cirugías “sin dolor” en cobayas y perros. Diferentes componentes como el dióxido de carbono (1824), óxido nitroso (1844), cloroformo (1845) o el éter (1847) se fueron describiendo como métodos de anestesia en animales.

En 1900, el Veterinary Record publicaba una nota sobre las ventajas del uso de cloroformo en animales para la realización de procedimientos. En 1954, Dadd defendía el uso de la anestesia en animales como tratamiento humano en animales en su manual de veterinaria equina. Los fármacos inhalatorios desarrollados hasta ese momento, aunque efectivos, poseían un alto índice de mortalidad y complicaciones.

Historia de la anestesia en la veterinaria

Para finales de siglo se introdujeron los fármacos intravenosos como el hidrato de cloral o la cocaína como anestésico local. A pesar del desarrollo que sufrió el campo de la anestesia durante el siglo XIX, su uso en animales era poco común. Las cirugías se realizaban mediante contención física. En principios del siglo XX (años 30), el pentobarbital fue descrito por Kreutzer y Wright como agente anestésico, inicialmente por vía intraperitoneal y posteriormente por vía intravenosa.

Pocos años después de la introducción del tiopental en medicina humana, fue descrita por Wright para su uso en veterinaria (1937). Para mediados de siglo el uso de anestesia general en pequeños animales comenzó a ser rutinario, aunque su uso en especies mayores, como el caballo o las vacas, seguía siendo ocasional. No es hasta la segunda mitad del siglo XX que la anestesia en veterinaria comienza su mayor desarrollo, inicialmente debido al desarrollo de las fenotiacinas.

Grandes avances como el desarrollo de la ketamina, descrito en gatos, en 1972, y nuevas técnicas como la intubación endotraqueal y la anestesia intravenosa total permitieron que lo que antes se consideraba un arte se convirtiera en ciencia. Desde los años 50 se comienzan a publicar los principales textos de anestesia veterinaria, tanto de pequeños animales como de especies mayores.

Otro de los grandes cambios que marcó el desarrollo de la anestesia como la ciencia que es actualmente es el reconocimiento de la especialidad, en 1964, mediante la creación de la Asociación de Anestesistas Veterinarios en Europa. El Colegio Americano de Anestesistas Veterinarios fue reconocido por la Asociación Americana de Medicina Veterinaria, en 1975, mientras que hasta 1993 no se creó el Colegio Europeo de Anestesia Veterinaria.

Desarrollo de la anestesia moderna

La anestesia en especies mayores, especialmente en caballos, sigue un desarrollo paralelo al de la anestesia veterinaria. Hasta mediados del siglo XIX la anestesia equina se basaba en componentes herbales, como el opio, junto con métodos de contención física. G.H. Dadd registró en su libro Modern Horse Doctor (1954) las ventajas del uso de la anestesia y sus beneficios para la cirugía equina.

A pesar de ello, durante mucho tiempo después, las cirugías realizadas se realizaban con el paciente despierto y utilizando cuerdas para inmovilizarlo. A pesar del desarrollo de textos en humana sobre las ventajas del uso de anestesia para las cirugías, la comunidad veterinaria era contraria al uso rutinario del éter o el cloroformo.

El éter, aunque producía una anestesia satisfactoria, podía producir estados de euforia, que en especies mayores fue considerado una gran desventaja. A finales del siglo XIX, y debido al desarrollo del cloroformo, que era más seguro, aparecieron textos veterinarios de apoyo al uso de este agente como anestésico en caballos. En 1915, Sir Frederick Hobday publicó el primer libro en inglés dedicado exclusivamente a la anestesia veterinaria.

En este texto defendió el uso del cloroformo. Recomendó la asistencia del cirujano por otro compañero para controlar la anestesia y reconoció la inducción y la recuperación como puntos críticos en la anestesia equina. Uno de los aspectos clave de este texto fue la introducción del concepto de medicación pre anestésica. Esto se realizaba para suprimir la excitación, reducir los requerimientos anestésicos, y reducir el riesgo anestésico, para disminuir el tiempo total de anestesia.

Avances en la evolución de la anestesia veterinaria

J.G. Wright también describió en su libro Veterinary Anesthesia el uso y la seguridad del éter y el cloroformo en caballos. Para su utilización se diseñaron máscaras que permitían colocar una esponja empapada en cloroformo en los ollares del caballo.

Este mismo autor planteó el riesgo de asfixia de esta técnica y planteó que los buenos resultados hablaban mejor en favor del caballo que del método en sí mismo. En 1936, Ralph Walters publicó un trabajo sobre la absorción del dióxido de carbono en circuitos respiratorios y diseñó el famoso canister que hoy en día se sigue utilizando. Años antes (1915), Dennis Jackson ya había diseñado algo similar, pero fue ignorado por sus compañeros.

Wright fue uno de los grandes responsables del desarrollo de la anestesia equina a partir de 1950. Durante esta época también se popularizó el uso de succinicolina para la realización de cirugías en equinos. A pesar de su ausencia de efecto anestésico o analgésico y el riesgo potencial de rotura aórtica por hipertensión, su uso fue muy extendido durante 25 años, hasta que fue sustituido por la combinación de xilacina y ketamina para anestesia de corta duración.

A pesar de ello, ya en 1950 se publicó el primer trabajo sobre el tiopental sódico como agentes anestésicos en caballos. Para 1954, se publica en Veterinary Record un trabajo llamado «Some notes on balanced anesthesia for the dog and cat», en el que se describen y elogian los métodos empleados.

Allí, en este mismo trabajo comentan las dificultades que presenta la anestesia en grandes animales y que se requiere una mayor investigación. En 1957, Barbara Weaver diseña el primer circuito para grandes animales, que se fabricó al año siguiente. Ese mismo año se publicó el primer trabajo sobre el uso de halotano en caballos.

La importancia de la evolución de la anestesia veterinaria

A través de los años la anestesia ha evolucionado siendo estudiada y haciendo uso de diferentes químicos y métodos que permitan cumplir con esta función. Por ello se ha estudiado sin parar con el fin de mejorar su composición y efecto. Se ha incluido en la veterinaria, de manera progresiva, como un gran avance en las cirugías.

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