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Hay dos libros que definen en sus títulos la dificultad que van a tener los padres del siglo XXI. Lo anterior con relación a realizar una adecuada educación a sus hijos. El primero, del genial Bruno Bettelheim: “No existen padres perfectos”; el segundo, de la ingeniosa Nancy Samalin: “Con el cariño no basta”. Esta afirmación hace parte de las diferentes bases argumentales que un profesional en medicina debería dominar, si su enfoque es la familia. Cuando se habla de psicopatología infantil y adolescente, sabemos que resulta en un panorama complejo y delicado, debido al tipo de paciente a tratar.

Los padres del siglo XXI están formados para los problemas que existen en el momento actual. Desarrollando programas de intervención adecuados a los tiempos y las necesidades con las que convivimos hoy. Siendo estos conscientes que los trastornos y las patologías que encontramos en nuestras consultas, han sufrido trasformaciones y mutaciones.

Aunque se sigan llamando de la misma forma, tienen comportamientos distintos. Estas deben ser tratadas con nuevos procedimientos, ya que las personas que lo sufren tienen distinta información y también distinta disposición para el tratamiento.

“Psicoterapia es el arte con el que conseguimos darnos cuenta del permanente diálogo con nuestra biografía. Por lo tanto, la enfermedad hay que contemplarla en función de la trayectoria de una vida”.

Roberto Aguado

Psicopatología infantil y adolescente en la actualidad

Si hacemos un repaso en la psicopatología infantil y del adolescente se encauza dentro del marco familiar. Ello sucede, bien por la ausencia de familia, o por la dinámica de la familia, siendo muy importante la variable intrapersonal del individuo. Pero esto no es tanto más que la variable “contexto” en el que ha vivido y se ha forjado su personalidad. Es más, los cambios en el ámbito de la familia son fundamentales para comprender la nueva expresión de numerosos trastornos. Los mismos que se han visto modificados en elementos sustanciales.

La anorexia, que siempre ha existido, pero que había sido poco estudiada hasta finales del Siglo XX, se encontraba en adolescentes y era difícil encontrarla en personas mayores de 22 años. Hoy, sin embargo, ya hay anorexia con todos los epígrafes de diagnóstico, en niños de seis años y en mujeres que han formado una familia y han tenido hijos.

Afección según el estilo de vida

La educación y la socialización son los dos procedimientos naturales que previenen o provocan muchos de los trastornos que posteriormente vemos en consulta. Cualquier profesional que se dedique a la psicopatológica infantil y sobre todo adolescente, sabe que la genética, salvo trastornos como la esquizofrenia y algunas depresiones que han sido denominadas “endógenas”. Ya que esta es menos intrusiva en la psicopatológica humana que la herencia.

De nuestros padres heredamos sus genes y componemos con la combinación de ambas genéticas la nuestra. Sobre todo heredamos nuestro entramado de emociones, ideas, comportamientos, formas de ver el mundo y en ocasiones conflictos que surgieron incluso varias generaciones atrás, y que denominamos la herencia del conflicto.

Por lo tanto, es cierto que hay una carga hereditaria en muchos de nuestros trastornos mentales, pero no toda está determinada por el código genético; hay otros códigos y otras estructuras mucho más influyentes en nuestra forma de proceder en la salud y en la enfermedad. Con respecto a estas el psicoterapeuta las debe analizar y tener en cuenta.

Que esto sea así resulta gratificante como profesionales, ya que es más sencillo, aunque difícil, poder cambiar una idea o sentimiento que un gen. Por lo tanto, no desesperemos antes de tiempo.

Bettelheim presenta su libro con un título realmente amenazador: “No existen padres perfectos”, sobre todo para esa parte de la comunidad, donde incluimos a muchos teóricos, que suponen que la educación y la paternidad se resuelven simplemente con entregas de cariño o amor, Samalin lo indica bien al decirnos que “con el cariño no basta”, y no porque el cariño no sea importante.

Psicopatología infantil y adolescente según la crianza

Estoy seguro de que el cariño es pieza crucial en el equilibrio físico y psíquico del niño, ya que el cerebro necesita del cariño o amor para sentirse seguro. De tal forma, el cariño es el certificado que garantiza al bebé que va a ser alimentado y cuidado, situación que de no ocurrir llevaría al niño a la muerte, ya que él solo no podría sobrevivir en los primeros años de vida.

Cuando el cerebro de un bebé no percibe ese cariño o amor, su sistema emocional engatilla reacciones tanto químicas como emocionales propias de los ataques de pánico. Es como si al no sentir el cariño se encontrara sin base donde apoyarse o sin protección. Por lo tanto, no quitamos ni un solo elemento de importancia al cariño o al sentimiento positivo de los padres hacia los hijos, ya que este es crucial.

El error, al que se refiere tanto Bettelheim como Samalin es la creencia, bastante extendida, de que simplemente con dar cariño es suficiente para que el bebé lo sienta. En la comunicación no todo lo que emite el emisor es lo que recibe el receptor, de tal forma que una madre muy preocupada por su hijo, que vive solo para él, y que le entrega todo su cariño y tiempo, puede estar comunicando al bebe inseguridad, ambivalencia y desidia para consigo misma.

El cariño como necesidad

De igual forma el adolescente que es muy amado por unos padres que aprecian que su hijo se va alejando y va teniendo comportamientos bizarros e incluso peligrosos, puede interpretar la preocupación de sus padres como una falta de confianza y estima, de tal forma que cuanto más intentan los padres acercarse al hijo, más presionado y asfixiado se siente este por ellos, creándose la clásica espiral viciosa en la que las soluciones se convierten en un problema mayor.

Al cariño por lo tanto debe sumarse una serie de necesidades básicas que proporcionen un tejido psíquico adecuado para el equilibrio del sujeto. Esas necesidades básicas, de las que hablaremos extensamente en este artículo, no solo son biológicas o físicas (medicamentos, alimentos, ropa, vivienda, coger en brazos). Sino que también son emocionales, de tal forma que si al niño no se le permite expresar la emoción adecuada (cabreo, rabia, rencor, amor, felicidad etc.), o de forma obsesiva se potencia constantemente la expresión sin control de la emoción.

Aparecerá una comunicación entre padres e hijos (que seguro se generalizará a otras personas e instituciones) donde la apariencia en la comunicación sea aparentemente correcta, pero el fondo de esta estará lleno de carencias. Estas carencias serán el caldo de cultivo de la expresión patológica que vemos en nuestras consultas.Cuando los padres nos consultan sobre un hijo, hay dos elementos fundamentales en nuestro trabajo como terapeutas:

  1. Saber qué esperan realmente los padres del adolescente, es decir, cuáles son sus expectativas respecto a la mejoría de su hijo.
  2. Qué sentimientos y necesidades hay detrás de los comportamientos del chico. En definitiva, de dónde provienen esos sentimientos que dan soporte a los comportamientos, pensamientos y demás correlatos que los padres comunican en el motivo de consulta.

Conocimiento aplicado para el profesional moderno

El profesional en psicología debe estar preparado para cada situación que se le presente, y realmente son muchas y muy diversas. Es importante resaltar que los profesionales más íntegros y capacitados siempre están actualizándose, recibiendo información y ampliando su conocimiento con cada día nuevo.

El conocimiento en áreas como la psicología se ha convertido en una necesidad más allá de ser un complemento. Debido a esto, TECH Universidad Tecnológica ha diseñado cuidadosamente una serie de masters específicamente para su Facultad de Medicina. Entre los mismos podemos encontrar especializaciones tales como el Máster en Cardiología Oncológica y el Máster en Psicología de Urgencias y Emergencias

Por otro lado, el Máster en Terapia Familiar y Estrés para Médicos se encuentra dotado con las herramientas necesarias para afrontar casos relacionados con la información que se encuentra en el artículo presente.

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