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La definición de neurociencia nace de los pensamientos de grandes filósofos. Hipócrates (460-370 A.C.) afirmó que “los hombres deben saber que, del cerebro, vienen las alegrías, el placer, la risa. Pero también el sufrimiento y el dolor, y a través de él, adquirimos sabiduría y conocimiento”. En la actualidad, según Eric R. Kandel (premio Nobel del año 2000) afirma que la neurociencia, con su capacidad de enlazar la biología molecular y los estudios cognitivos, ha hecho posible explorar el potencial humano para que podamos entender qué nos hace lo que somos. Actualmente, los conocimientos acerca de la neurociencia adquiridos en la historia son aplicados por los pedagogos profesionales.
Es posible que el estudio de la memoria afecte a la pedagogía. Sugiriendo métodos de enseñanza basados en el modo en el que el cerebro almacena conocimientos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todo lo que aportan las neurociencias se ajusta al campo educativo. Para ello es fundamental mantener el criterio y un equilibrio. Así mismo, es importante diferenciar entre lo comprobado, lo probable, lo especulado y las generalizaciones erróneas. Así como, evitar o eliminar los neuromitos, diagnósticos o modismos.
Las exploraciones cerebrales realizadas a través de la resonancia magnética y la tomografía permitió, analizar el cerebro, mientras que el individuo estaba vivo y consciente. Todas las investigaciones y casos clínicos anteriores se habían realizado en sujetos post mortem.
A partir de este gran avance, se desarrolló esta nueva rama denominada Neurociencia. Como un modelo interdisciplinar que une a distintas disciplinas que estudian el sistema nervioso, y en especial, el cerebro.
Neurociencia como concepto
El término neurociencia es relativamente reciente. Su empleo corresponde a la necesidad de integrar las distintas contribuciones que se han realizado. Todas ellas a través de la investigación científica, para la comprensión del funcionamiento del sistema nervioso. Por lo tanto, las neurociencias reúnen todas las disciplinas que estudian el sistema nervioso, y en especial el cerebro, pero desde diferentes perspectivas.
La neurociencia ha sido tradicionalmente clasificada como una subdivisión de la biología. Aunque realmente se trata de una ciencia interdisciplinar, estrechamente relacionada con otras disciplinas. En este sentido, la neurociencia alberga un área de conocimiento que se encarga del estudio del Sistema Nervioso, desde su funcionamiento neuronal hasta el comportamiento.
De este modo, al hablar de neurociencias se hace referencia a todas las ciencias, cuyo objeto de estudio es el sistema nervioso humano. Lo anterior con un interés particular en cómo la actividad cerebral se relaciona con la conducta y el aprendizaje. Debido a ello, los avances que se han dad en el campo de la neurociencia han incrementado significativamente un aporte para el campo educativo.
Exploración del cerebro en neurociencia
Gracias a las exploraciones del cerebro realizadas mediante imagen por resonancia magnética (IRM) y la tomografía por emisión de positrones (PET), se ha podido analizar el cerebro mientras la persona está consciente. Ahí es cuando surgió la rama de la ciencia, que se conoce como neurociencia. Se podría definir Neurociencia en un sentido amplio, como el estudio de las bases biológicas de la conducta humana.
Nno se reduce a una sólo disciplina, por lo tanto, se podría establecer la definición de neurociencia, como el conjunto de disciplinas científicas que estudian el sistema nervioso. Lo anterior con la finalidad de comprender los mecanismos que regulan el control de las reacciones nerviosas y del comportamiento del cerebro.
El objetivo de la neurociencia
El propósito principal de las neurociencias es entender cómo el encéfalo produce una individualidad en el ser humano. Por tanto, este estudio del cerebro asegura una gran revolución en el cambio de paradigma de cómo entender al propio ser humano. La neurociencia se enfrenta a dos grandes retos: el primero sería el de encontrar buenas teorías e hipótesis que estructuren el conocimiento que se dispone sobre el sistema nervioso; y, por otro lado, encontrar los instrumentos necesarios para poder comprobar dichas hipótesis u objetivos, que previamente se han establecido.
Es por eso, que todo este conocimiento y aprendizaje es el punto de partida, aunque aún queda mucho camino por recorrer. Teniendo esto en cuenta, la capacitación en neurociencia es necesaria no solamente para incrementar el conocimiento en esta área, sino para poder aplicarlo en numerosos campos.
En general, el estudio sobre el cerebro es útil para conocer su funcionamiento patológico (enfermedades mentales), pero también abre un abanico en otras áreas de trabajo, como la selección de personal, el neuromarketing, la robótica, la educación, etc.
Neuromitos
Las investigaciones neurocientíficas han aportado gran información sobre cómo aprende el cerebro. Sin embargo, se producen errores en la transmisión de esos conocimientos, desde la neurociencia al ámbito de aplicación, y muchos ejemplos se pueden encontrar en el campo de la educación. Estos errores o falsas creencias resultan perjudiciales para la práctica educativa, por lo tanto, se deben conocer esos conceptos erróneos sobre la mente y el cerebro.
Además, la concepción errónea sobre la interpretación de datos científicos, en el uso de la investigación cerebral en educación y otros contextos, es lo que se conoce como neuromitos. A lo largo del tema, se abordarán algunos de los falsos mitos más extendidos; varios resultan más dañinos para una correcta aplicación en la práctica pedagógica. Ante esta proliferación de neuromitos, la única solución para desterrarlos es recurrir a la reflexión crítica y el rigor científico, por eso precisamente, es lo que pretende ofrecer el campo de la neurociencia.
Sólo se utiliza el 10% del cerebro
Ha sido común escuchar que “el ser humano utiliza tan solo el 10% del cerebro”. Las técnicas de visualización cerebral han demostrado que la actividad cerebral es del 100%, aunque las distintas regiones realizan una tarea de manera desigual y, por tanto, la energía invertida en procesos de aprendizaje es diferente.
Cerebro derecho vs. cerebro izquierdo
La creencia más extendida sobre la dicotomía entre hemisferios es que, si se usa el hemisferio derecho, se es más creativo y menos racional, mientras que si se usa solo el hemisferio izquierdo, la tendencia es a ser analítico. En primer lugar, se debe entender un poco de la especialización lateral del cerebro. Desde el punto de vista de la biología evolutiva, el objetivo principal es tomar decisiones que aseguren la continuidad de la especie.
Es un hecho irrefutable que ha permanecido en las especies a lo largo del tiempo. Pero a partir de ahí, no se puede obviar que ambos hemisferios necesitan interaccionar para lograr que una mente funcione correctamente. En definitiva, el cerebro es único y existe una transferencia de la información entre ambos hemisferios a través de fibras nerviosas, que constituyen el cuerpo calloso. Por lo que ambos hemisferios se usan de manera integrada.
Estilos de aprendizaje
El mito de la individualidad en las funciones de los hemisferios hace referencia a que existen niños que son más visuales, auditivos o cinestésicos, es decir, niños que tienen una predisposición a aprender, a través de percepciones visuales, auditivas o mediante el movimiento corporal o gestual.
Esta creencia condujo a crear programas específicos, basados en la necesidad de enseñar a los niños de manera selectiva, en función de su forma de aprender. Estos programas no disponían de base científica, sin embargo, proliferaron los programas dirigidos a esta forma de sesgo en el aprendizaje.
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