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Es probable que al pensar en la palabra hospice o cuidados paliativos en enfermería nos remitamos a algo reciente, de este siglo o quizá del pasado, debido a que no fue sino hasta 1967 cuando Cicely Saunders inauguró el St. Christopher’s Hospice, el primero en su clase y tras el cual se dio inicio al Movimiento Hospice, responsable del concepto actual de la mayoría de los centros de cuidados paliativos en el mundo, atendidos por profesionales en enfermería.
La palabra “hospicio” proviene del latín hospitium y se refiere al sentimiento cálido que existe entre anfitrión e invitado y al lugar donde tal interacción tiene lugar. Se remonta a tiempos tan lejanos como el siglo IV, periodo de Constantino cuando, inspirados en la caridad cristiana, se fundaron diversos hospicios y hospitales.
Principios de los cuidados paliativos
Fabiola, discípula de San Jerónimo, creó en el año 400 el primer hospital destinado a proveer hospedaje y atención a los peregrinos que llegaban al puerto de Ostia desde África y Asia. A pesar de haberse llamado “hospitales”, el fin curativo de los mismos era casi nulo debido a lo limitada que se encontraba la medicina en esa época.
Poco podía hacerse por los enfermos, y la mayoría de ellos sucumbían a las enfermedades, pues el único recurso para mitigar el sufrimiento era la caridad y la compañía a los moribundos en sus últimos días de vida. Así prosperaron dichas instituciones durante la Edad Media, principalmente en las cercanías de los caminos más transitados.
Tal es el caso del Camino de Santiago, en España, con el monasterio-hospital de San Marcos en León; la Abadía de Samos en Orense; o el castillo de la Orden del Temple en Ponferrada, León. Otros personajes medievales que merecen mención son San Bernardo, quien en el siglo XII acuñó la palabra “hospicio” para definir los refugios para peregrinos; y San Vicente de Paul, quien entre 1581 y 1660 creó hospicios para personas con escasos recursos en Francia.
Hospice como termino base de cuidados paliativos
El término “hospicio” como lugar específico para enfermos terminales no se utilizó hasta 1842 en Lyon, Francia, con Madame Jeanne Garnier, fundadora de la Asociación de las Damas del Calvario, la cual inauguró en 1874 el primer Hospice Des Dames du Calvaire en París, seguido por la creación de más hospices o Calvaires en diversas ciudades francesas.
Anne Blunt Storrs siguió sus pasos con la fundación del Calvary Hospital en Nueva York en 1899. Por otro lado y sin conexión aparente, en 1879 la hermana Mary Aikenhead, fundadora de las Hermanas Irlandesas de la Caridad, creó El Dublin Our Lady’s Hospice y en 1905 fundó el St. Joseph Hospice, donde años después la doctora Saunders realizaría estudios observacionales sobre la utilización de opioides.
Como suele suceder en la historia, tras un movimiento pionero tienen lugar las réplicas y el Reino Unido no fue la excepción, pues en 1885 se creó el Hospicio St. Columba, el Hostal de Dios en 1892, y el St. Luke’s Home for the Dying Poor en 1893, fundado por el doctor Howard Barrett (1842-1921).
El doctor Barret fue el primero en dar individualidad a los pacientes, pues no se refería a ellos como el conjunto de “los moribundos” sino como personas únicas con necesidades diferentes entre sí. Cicely Saunders pudo beneficiarse de las enseñanzas de él y de este hospicio.
Cicely Saunders y el concepto de hospice actual
Como recintos para los enfermos terminales, tal y como conocemos a los hospicios en la actualidad, se lo debemos a la doctora Saunders. Cicely Mary Saunders, nació el 22 de junio de 1918 en Barnet, a unas pocas millas del norte de Londres. Tuvo dos hermanos más pequeños llamados John y Christopher. Su familia era acomodada y pudo tener una buena educación.
Estudió Filosofía y Sociología en Oxford; posteriormente, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, decidió estudiar enfermería, profesión que se vio obligada a abandonar por problemas de salud, y luego ingresó por tercera vez a estudiar Trabajo Social. Fue justo mientras ejercía esta labor que conoció a David Tasma, un judío refugiado con cáncer terminal que le hizo ver las condiciones de abandono a las cuales se enfrentaban muchos enfermos terminales.
Entre 1958 y 1965 trabaja e investiga sobre el cuidado de enfermos terminales. Durante sus horas de trabajo, escuchaba a los pacientes, tomaba notas y monitoreaba los distintos síntomas que presentaban los enfermos, así como los efectos de los distintos medicamentos que se les aplicaban.
El primer hospice
Ayudó a las religiosas a ser más eficaces en el cuidado de los pacientes. Con el paso del tiempo va aprendiendo y entusiasmándose cada vez más con este trabajo y empieza a soñar en construir un sitio para trabajar y cuidar a los enfermos incurables con la visión de hacer un lugar para investigar, enseñar y entusiasmar a otras personas en esta labor. Finalmente su sueño se vio realizado con la fundación del St. Christopher’s Hospice, el cual abrió sus puertas al público en julio de 1967 al sur de Londres, con 54 camas.
“La semilla a partir de la cual creció el Hospice fue una donación de 500 libras hecha por un hombre del ghetto de Varsovia que murió de cáncer en un Hospital de Londres en 1948. (…) 19 años más tarde fueron ingresados los primeros pacientes. La donación inicial había aumentado a 500,000 libras cuando se abrió el Hospice”.
Cicely Saunders
Hoy, el St. Christopher´s –siendo el prototipo de los hospitales para incurables- “tiene sus propias características peculiares, procedentes de la personalidad de su equipo y, sobre todo, de su fundamento cristiano”.
Evolución del hospice
Se quiso mantener el término Hospice para tener un vocablo intermedio entre Hospital y Hogar con la idea de dejar claro el objetivo: un lugar no solo para los enfermos sino también para sus familias en donde se podía contar con un ambiente cálido propio del hogar sin descuidar la capacidad científica del personal sanitario que los atendía. Dos años después se instauró el programa de visita domiciliaria.
Algunas de las personas que trabajaron directamente con la Dra. Saunders tienen hoy renombre internacional, tal es el caso de la Psiquiatra Collin Murray Parkers, cuyos trabajos sobre los aspectos psicológicos del enfermo terminal han ayudado de forma desiciva en la atención del paciente moribundo. Otra persona fundamental del equipo de Saunders fue el Dr. Robert Twycross, experto en el uso de narcóticos y tratamiento del dolor.
Más tarde en 1975, Balfour Mount acuñó el término Cuidados Paliativos en lugar de Hospice para ser utilizado en Canadá.
Una introducción a los cuidados paliativos
Es importante conocer las raíces de esta práctica que comenzó de manera filantrópica, ya que de aquí se deriva mucho de la medicina actual. El hecho de que aún existan en el mundo hospices hace que se mantenga el término a través del tiempo.
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