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Los signos clínicos que con mayor frecuencia podemos encontrar en las patologías renales son la proteinuria, la hematuria, la azoemia y la oliguria. Según los últimos datos disponibles publicados por la SEN pertenecientes al año 2015, la tasa de incidentes en España de personas con ERCT fue de 134,3 personas por millón de poblaciones-pmp, existiendo en nuestro país una tendencia creciente de pacientes con ERCT que inician TRS en los últimos años.

En cuanto a las causas primarias de la ERCT, fueron la diabetes mellitus con un 23,1% y las causas vasculares (15,24%) las más numerosas. Le siguen la glomerulonefritis (12,75%), la pielonefritis crónica y nefropatía intersticial (7,68%), la poliquistosis renal (6,56%), otras causas (5,10%), causas sistémicas (1,79%). Un 22,78% de las causas no fueron filiadas.

Trastornos de la función urinaria

Proteinuria

En una persona sana, la excreción urinaria de albúmina es menor de 30 mg/ día, y el total de la excreción urinaria de proteínas es menor de 150 mg/día. Aunque los incrementos de la excreción urinaria de proteínas pueden proceder de la filtración de proteínas circulantes patológicas (p. ej., cadenas ligeras en el mieloma múltiple) o de la reabsorción tubular proximal deficiente de proteínas normales de bajo peso molecular filtradas (p. ej., β 2 -microglobulina), la causa más común de proteinuria y, en concreto, de albuminuria, es la lesión glomerular.

En algunas enfermedades, como el síndrome nefrótico por cambios mínimos, la albúmina es la proteína predominante en la orina. En otras, como la diabetes, la proteinuria, aunque está compuesta en gran parte de albúmina, es no selectiva y contiene muchas proteínas de peso molecular más alto.

Hematuria

La hematuria se caracteriza por la presencia de hematíes en la orina. Se considera normal hasta 3 hematíes por campo de aumento. Hematuria microscópica: más de 3 hematíes por campo Hematuria macroscópica: cuando la cantidad de sangre en orina es tal (>0.5 ml de sangre por 100 ml orina) que cambia la tonalidad de esta (color oscuro similar al brandy).

Azoemia

La concentración normal de nitrógeno ureico en sangre (BUN), que es un subproducto del catabolismo de las proteínas, es aproximadamente 10 veces mayor que la concentración de creatinina. Como el cociente BUN/creatinina suele aumentar cuando el llenado arterial es insuficiente, el BUN se utiliza como marcador del volumen circulante efectivo.

En la azoemia prerrenal el cociente BUN/creatinina puede llegar a 15 o 20, pero se reduce hasta aproximadamente 10 en la necrosis tubular aguda. No obstante, la concentración de BUN puede encontrarse elevada también en circunstancias, como dietas hiperproteicas, hemorragias intestinales o tratamientos con esteroides o tetraciclinas. La concentración de BUN y el cociente BUN/creatinina pueden ser bajos en pacientes con una baja ingesta de proteínas, desnutridos o con hepatopatías.

Oliguria

Es la disminución en la producción de orina por causas prerrenales (deshidratación), renales (medicamentos) o postrenales (obstrucción del flujo urinario). Se considera oliguria cuando la cantidad de orina es menor de 400-600 ml/día. Si la producción de orina es menor de 100 ml se considera anuria.

Tipos de insuficiencia renal y sus complicaciones

  • Insuficiencia renal aguda (IRA): deterioro brusco de la función renal que se caracteriza por el aumento de la concentración sérica de los productos nitrogenados y que, generalmente, va acompañada de oliguria (60% de los casos). La IRA se puede clasificar según su etiología:
    • IRA prerrenal o funcional: fallo funcional de un riñón previamente sano a consecuencia de la disminución de presión del filtrado glomerular. Causas principales: disminución del volumen eficaz del LEC (hemorragias, deshidratación, sd. Nefrótico…), disminución gasto cardíaco (infarto, IC congestiva…), vasodilatación periférica (hipotensores, sepsis…), vasoconstricción renal (inhibidoras síntesis prostaglandinas, hipercalcemia…) o vasodilatación de la arteriola eferente (IECA).
    • IRA parenquimatosa: la principal causa de IRA parenquimatosa es la necrosis tubular aguda como consecuencia de una isquemia prolongada o a productos nefrotóxicos.
    • IRA obstructiva: obstrucción bilateral de la vía urológica (anomalías congénitas, hipertrofia prostática, oclusión sonda vesical…).
  • Insuficiencia renal crónica (IRC): pérdida gradual y progresiva de la capacidad del riñón para depurar los desechos nitrogenados, concentrar la orina y mantener la homeostasis del medio interno. La ERC se define como una disminución de la función renal, expresada por un filtrado glomerular (FG) o por un aclaramiento de creatinina estimado < 60 ml/min/1,73 m², o como la presencia de daño renal de forma persistente durante al menos 3 meses . Las principales causas de IRC son la diabetes y la HTA, seguida por las glomerulonefritis y las enfermedades renales hereditarias.

Nefritis

Las nefritis intersticiales pueden ser primarias e iniciarse a nivel tubulointersticial o aparecer como un fenómeno secundario y extenderse desde los vasos sanguíneos, incluidos los capilares glomerulares. La lesión del compartimento tubulointersticial puede deberse a fenómenos de autoinmunidad, una agresión tóxica, una infección o la exposición a un fármaco.

En todos los casos, sin embargo, el proceso inflamatorio tiene un componente inmunológico que provoca la liberación de citocinas tisulares, lo que atrae linfocitos T y otros monocitos, que con el tiempo transforman el epitelio tubular en fibroblastos para producir fibrosis. La nefritis tubulointersticial se puede dividir arbitrariamente en los tipos agudo y crónico.

  • La forma aguda de nefritis intersticial suele tener un comienzo brusco. Cuando los fenómenos desencadenantes cesan, también lo hace la nefritis, y el filtrado glomerular tiende a normalizarse. Esto con escasa lesión residual excepto en pacientes con enfermedad preexistente. Las causas de nefritis intersticial aguda suelen ser el uso de fármacos nefrotóxicos e infecciones como la difteria, legionelosis, leptospirosis, histoplasmosis, tuberculosis y los virus, como el citomegalovirus y el Epstein-Barr.
  • La nefritis intersticial crónica es persistente y a lo largo del tiempo reduce el número de nefronas funcionantes al envolverlas y desestructurarlas, con fibrosis irreversible. La denominada nefropatía tóxica es similar a esta forma de nefritis. Los AINE causan tanto nefritis intersticial aguda como nefropatía crónica por analgésicos. Aunque la sarcoidosis o el síndrome de nefritis tubulointersticial y uveítis (NTIU) pueden manifestarse como una nefritis intersticial aguda en la biopsia, con frecuencia evolucionan rápidamente hacia enfermedad renal crónica.

Algunas veces, las lesiones aguda y crónica son difíciles de distinguir, ya que la destrucción tubulointersticial global puede suceder en cuestión de semanas.

Síndrome nefrótico

Situación clínica a causa de una enfermedad glomerular que provoca un aumento de la proteinuria (por encima de 3.5 gr/día/1.73 m2 en adultos y 40 mg/h/m2 en niños) y una albúmina sérica inferior a 3 gr/dl y edemas. Se suele acompañar de hiperlipemia y lipiduria. El síndrome nefrótico tiene un mal pronóstico en la mayoría de nefropatías glomerulares.

Infección urinaria


Las infecciones urinarias (IU) figuran entre las enfermedades infecciosas más prevalentes y la carga económica que suponen para la sociedad es considerable. Las IU justifican más de 100.000 ingresos hospitalarios al año, principalmente por pielonefritis. También explican al menos el 40 % de todas las infecciones nosocomiales y participan en la mayoría de los casos asociados a sondas y catéteres.

Los microorganismos pueden llegar a las vías urinarias por diseminación hematógena o linfática, aunque hay abundantes datos clínicos y experimentales que demuestran que el ascenso de microorganismos desde la uretra es la vía más frecuente que produce IU, especialmente por microorganismos de origen intestinal. Escherichia coli es el más frecuente de los microorganismos gramnegativos aislados en la mayoría de los pacientes con pielonefritis aguda.

Las IU agudas no complicadas en adultos comprenden episodios de cistitis aguda y pielonefritis aguda en personas por lo demás sanas. Estas IU se observan principalmente en mujeres. En la nefropatía crónica existen varios factores de posible importancia general que predisponen a la infección en caso de uremia, como la pérdida de varios mecanismos de defensa urinaria y un cierto grado de inmunodepresión.

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