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Es importante conocer el funcionamiento del entorno para poder desarrollar planes de gestión adecuados al mismo, de lo contrario, el esfuerzo realizado, tanto desde el punto de vista económico como humano, no tendrá los resultados esperados. Dicho conocimiento, hablando de reproducción lo obtienen los profesionales en veterinaria, enfocados en las estrategias en la ecología. La ecología aporta todos los engranajes y pautas para su colocación dentro del mecanismo, así como los movimientos necesarios para su correcto funcionamiento. En otras palabras, explica las relaciones que existen entre los individuos y el medio natural en el que se encuentran, desde su establecimiento hasta el final de su desarrollo y posterior muerte.
Pero no se puede pensar únicamente en las interacciones entre organismos, no se habla solo de seres vivos, sino de materia y también de energía. De esta manera, se puede conocer las respuestas a los fenómenos y variaciones que se producen en el entorno y, consecuentemente, actuar en consonancia.
Reproducción en ecología: entornos
Si se mira el entorno del ser humano, no es tan diferente de las demás especies. Al final, todos requieren fuentes de alimentación del medio, refugio y opciones de reproducción para perpetuar la especie. La diferencia radica en qué pide cada uno al medio para satisfacer esas necesidades, es decir, cuáles son los requerimientos vitales que condicionarán las posibilidades de adaptación a determinados medios.
El número de requerimientos es variable según la especie: aquellas que necesitan menos requerimientos, ponen menos condiciones a su existencia. Por lo tanto, tienen grandes áreas de distribución a diferencia de aquellas cuyas exigencias son mayores y deben reducirse a determinados entornos.
No solo depende del número de condiciones o parámetros que se exijan inicialmente, sino que cada uno de estos parámetros presentará unos valores admisibles dentro de un intervalo, entre los cuales habrá un óptimo. A esto se le denomina valencia ecológica. Al intervalo de tolerancia de una especie respecto a un determinado factor, a saber: la temperatura, la humedad, la concentración de cualquier elemento químico, etc. Cuanto más cercano se encuentre la valencia ecológica con la realidad, mayor será la adaptación, desarrollo y supervivencia y, por tanto, la densidad de la población.
Diferenciación de especies en reproducción ecológica
Según el número de condiciones o parámetros necesarios, se diferencian dos grupos de especies:
- Especies eurioicas: son poco exigentes respecto a los valores que deben tomar determinados factores, por lo que sus valencias ecológicas tienen grandes amplitudes. Esto les permite adaptarse a múltiples medios con facilidad y desarrollarse en los mismos.
- Especies estenoicas: son muy exigentes en alguno de estos factores, presentando unos márgenes de tolerancia muy pequeños. Su desarrollo se limita a aquellos medios en los que dicho factor tiene unos valores favorables para el desarrollo de la especie.
Basados en el estudio de los requerimientos vitales que presenta una determinada especie, se puede gestionar un territorio de cara a conseguir unos objetivos determinados. Esto, que parece sencillo a priori, se complica cuando se trabaja con especies amenazadas.
Por ejemplo, González (2004) explica que: el Pico del Fuego (Lotus pyranthus) es una leguminosa que habita en masas de pino canario en La Palma considerada en peligro crítico. Además, Bramwell (2001) por su parte comenta que: de la Lotus pyranthus únicamente se conocía una población.
Determinar a partir de esa población sus requerimientos ecológicos de cara a determinar su área de distribución potencial, es una labor complicada y, con mucha probabilidad, inexacta. No obstante, cada especie presenta una capacidad para dispersarse, es decir, una estrategia de reproducción.
Estrategias de reproducción ecológicas
Estrategia ecológica K
Las especies que siguen la estrategia K se asocian con largos ciclos vitales y una tasa de reproducción baja. Esto se traduce en que invierten muchos recursos en pocos descendientes. A estos les aportan grandes cuidados paternos, de modo que tienen altas probabilidades de sobrevivir.
Es una estrategia más propia de organismos de ambientes estables (de ahí que a estas especies se les conozca también como de equilibrio) y, normalmente, suelen estar relacionados con especies de grandes envergaduras con una reproducción tardía. Su perpetuidad como especie radica en que pocos ejemplares sean capaces de reproducirse.
Son fuertes competidores en nichos ocupados, cuyo tamaño poblacional está próximo a la capacidad de carga del medio, de ahí que concentren sus recursos en pocas crías. En condiciones naturales, el bajo número de crías y los lentos procesos reproductivos hacen que, rara vez, sean la fuente energética principal de otras especies.
Estrategia ecológica r
En el extremo contrario están las especies que siguen la estrategia r. Se trata de especies que tienen ciclos cortos, con una tasa de reproducción muy alta, pero cuyos individuos tienen menos posibilidades de sobrevivir, ya que no aportan esos cuidados paternales como los estrategas de la K.
Estas especies concentran todos sus recursos en producir gran número de descendientes en nichos menos ocupados (de ahí que también sean conocidas como oportunistas) y gran parte de los individuos no llegará a la edad adulta.
Son más típicas de hábitats inestables, ya que su ventaja competitiva radica en la velocidad de la reproducción, alta fecundidad y tiempo de gestación corto, lo que les permite dispersarse con facilidad. Cabe agregar que las especies r se relacionan generalmente con especies de tamaño más pequeño y que suelen servir como alimento de especies de la estrategia K.
La curva reproductiva
Ejemplo de este grupo son las gramíneas anuales con abundantes semillas. Otros representantes serían muchas especies de peces que producen grandes cantidades de propágulos o que sufren altas tasas de depredación, o algunos roedores. A continuación, se presentan las estrategias de reproducción anteriormente definidas. Como se puede ver, la curva de las especies de la estrategia K es convexa (tipo I), típica de poblaciones en las que la muerte se alcanza en la madurez adulta, siendo los individuos de mayor edad los más vulnerables.
Esto es conocido como pérdidas tardías. Sin embargo, las estrategas de la r responden a una curva de tipo cóncavo (tipo III) donde la mortalidad incide principalmente en las etapas jóvenes. Intermedia a las dos anteriores especies, están las del tipo II, donde la mortalidad es constante a lo largo de su ciclo, como podría ser el caso de muchas aves. Es importante comprender que ambos grupos juegan papeles específicos determinados y necesarios en la regeneración de los ecosistemas.
Ante una perturbación, los primeros colonizadores serán los «oportunistas» seguidos, progresivamente, de otras especies más competitivas. Se alcanzará un nuevo equilibrio en el que los estrategas de la r irán siendo remplazados por otros de la K.
El profesional como mediador en la reproducción
Comprender el funcionamiento y los parámetros de comportamiento de la vida salvaje y la fauna silvestre no es algo sencillo. Esto depende de muchos factores que pueden variar con las condiciones en las que el sujeto se encuentre habitando. Para ello, los profesionales en el ámbito veterinario se especializan en este tipo de temáticas.
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